Un artículo de Pallapupas

Envejecer no significa perder la capacidad de sentir. Aunque el deterioro cognitivo y la demencia alteran la memoria y la orientación, las emociones siguen vivas. En ese territorio donde las palabras se desvanecen, el humor puede convertirse en una forma profunda de comunicación, un puente invisible entre la persona y su entorno.

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El humor crea espacios donde la persona con deterioro cognitivo vuelve a sentirse vista, presente y valiosa

En Pallapupas llevamos más de dos décadas explorando el poder transformador de la risa. Acompañamos a personas mayores con demencia a través de intervenciones artísticas en residencias y centros sociosanitarios, con un objetivo claro: reconectar con la parte más humana de cada persona, más allá del diagnóstico.

Un estudio internacional publicado en Qualitative Health Research en 2025 ha confirmado lo que la experiencia nos enseña desde hace años: las intervenciones artísticas en residencias pueden mejorar la calidad de vida de las personas con demencia. Pero la investigación también revela un matiz esencial: el impacto real no depende solo de la intervención, sino del contexto que la rodea. Es decir, el humor funciona de verdad cuando hay colaboración entre artistas, profesionales y familias, y cuando el entorno está preparado para recibirlo con sensibilidad.

Cuando todos reman en la misma dirección, el personal sanitario, las familias y nuestras artistas, se generan espacios relacionales donde el humor se convierte en un lenguaje de conexión. En las fases avanzadas del deterioro cognitivo, la comunicación verbal se va perdiendo, pero la emocional sigue intacta. 

Por eso, nuestras intervenciones se basan en la Atención Centrada en la Persona y en técnicas de comunicación no verbal: el juego, la música, el movimiento, la improvisación y el clown se ponen al servicio de la conexión. Cada visita se adapta al estado, la historia de vida y las capacidades de la persona.

No se trata de provocar una carcajada, sino de abrir una puerta emocional. En muchas ocasiones, el humor despierta algo que parecía dormido: un brillo en la mirada, un gesto espontáneo, una palabra suelta después de semanas de silencio. Pequeños momentos que, para quienes los presencian, son verdaderos regalos.

El humor crea espacios donde la persona con deterioro cognitivo vuelve a sentirse vista, presente y valiosa. Desde Pallapupas, creemos que el humor es una forma de cuidado profundamente seria, porque devuelve humanidad, genera vínculo y recuerda que, incluso en medio de la pérdida, todavía hay vida.

Nuestro compromiso es seguir impulsando proyectos que unan arte y salud. Queremos que cada vez más centros incorporen el humor como parte de la atención integral. Porque cuando entra en una residencia, no solo mejora el estado de ánimo de las personas con demencia: también transforma la mirada de quienes las cuidan.

  1. de Kock L, Groot B, Lindenberg J, et al. Improving Collaboration Between Staff, Family Members, and Artists in Long-Term Dementia Care: A Participatory Action Research Project Into Health Care Clowning. Qualitative Health Research. 2025;0(0). doi:10.1177/10497323251316426