Con el objetivo de mejorar el abordaje del cuidado de las heridas crónicas y quirúrgicas, una de las principales problemáticas a las que se enfrentan los sistemas sanitarios en todo el mundo, el IDIVAL financia en el marco del programa de apoyo al desarrollo tecnológico DTEC-VAL, un proyecto liderado por el doctor Federico Castillo Suescun, especialista en cirugía, que trabaja en el diseño de un apósito de nueva generación con gran potencial clínico y económico.

Las heridas crónicas, como las úlceras por presión o las asociadas a enfermedades como la diabetes, afectan a millones de pacientes en todo el mundo. Su tratamiento no solo implica un elevado coste económico, sino también un enorme esfuerzo asistencial. Se calcula que ocupan gran parte del tiempo de los profesionales de enfermería en la atención primaria y condicionan de manera significativa la calidad de vida de quienes las padecen, señalan desde el Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (IDIVAL).

Ante esta realidad, la innovación tecnológica se presenta como una herramienta clave. «Las nuevas soluciones en el cuidado de heridas no solo permiten acelerar la cicatrización y reducir complicaciones, sino también mejorar la eficiencia del sistema sanitario y liberar recursos que pueden destinarse a otras necesidades asistenciales», apuntan desde IDIVAL.

En concreto, el proyecto impulsado por el doctor Castillo propone un apósito con un diseño innovador que busca superar las limitaciones de los productos actuales. Con él se pretende favorecer una cicatrización más rápida y eficaz, disminuir el riesgo de infecciones y optimizar la carga de trabajo de los profesionales.

Además de su potencial sanitario, la iniciativa cuenta con protección de patentes y ha despertado el interés de empresas líderes del sector, lo que refuerza sus opciones de llegar al mercado en un futuro próximo. Su desarrollo está acompañado de la creación de una spin-off que facilitará la transferencia de esta tecnología a la práctica clínica.