Un artículo de Romina Polo Nolla,
Dietista-nutricionista, miembro de la junta de gobierno del CoDiNuCat CAT001182

Nuestra población senior padece un gran número de enfermedades crónicas, que en muchos casos conlleva la necesidad de, tratamientos médicos, farmacológicos, así como la de una buena alimentación y nutrición.

Una buena alimentación, implica saber escoger los alimentos adecuados y una buena nutrición, la composición de estos alimentos. Esto es muy importante para la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas.

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Una buena alimentación es clave para la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento

Algunos de estos impactos en la prevención de las enfermedades crónicas son:

  • Enfermedades cardiovasculares
    Una dieta equilibrada con poca grasa saturada, baja en sal y rica en frutas, verduras y grasas saludables (como los omega-3) ayuda a reducir la hipertensión y el colesterol, disminuyendo el riesgo de infarto e ictus.
  • Diabetes tipo 2
    Consumir hidratos de carbono de bajo índice glucémico (cereales integrales, legumbres, verduras), como alimentos ricos en fibra, ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y a prevenir la resistencia a la insulina, lo que lleva a un mejor control de la diabetes y glucemia en sangre.
  • Obesidad
    Una alimentación saludable, con un buen equilibrio de nutrientes y control de calorías, ayuda a evitar el exceso de peso, un factor de riesgo para distintas enfermedades como el cáncer. El sobrepeso y/o la obesidad tienen una directa relación con la posibilidad de padecer cáncer sobre todo de mama, colon rectal y próstata.
  • Cáncer
    Dietas ricas en antioxidantes (frutas, sobre todo cítricas, verduras, frutos secos) y fibra pueden reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer.

Al mismo tiempo, la alimentación también puede ayudar a un control de las enfermedades crónicas ya existentes.

  • Diabetes
    Una alimentación adecuada con las cantidades recomendadas de hidratos de carbono, recomendados por un dietista-nutricionista puede ayudar a controlar la glucosa en sangre y evitar complicaciones como problemas renales o neuropatías. Enfermedades que, en caso de producirse, supondrán tener que hacer una reducción de proteínas, bajo el control de un especialista.
  • Hipertensión
    Dietas como la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), basadas en alimentos frescos y poco procesados, contribuyen a mantener la presión arterial baja.
  • Enfermedades autoinmunes
    Algunos patrones alimentarios pueden ayudar a reducir la inflamación y mejorar la calidad de vida en enfermedades como la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn.
  • Enfermedades hepáticas
    Una dieta baja en grasas no saludables y alta en nutrientes esenciales puede proteger el hígado y prevenir enfermedades como el hígado graso no alcohólico. Enfermedad cada vez más común en nuestra sociedad debido a los malos hábitos alimentarios y el grado de estrés.

Una buena nutrición proporciona vitaminas y minerales esenciales que refuerzan el sistema inmunitario, reducen el riesgo de padecer infecciones y la recuperación frente a enfermedades, contribuyendo a una mejoría del estado de ánimo y energía, ayudando a mantener un mejor estado de equilibrio mental y de salud.