Un artículo de Activiza
Cuando acompañamos a una persona con demencia, no solo cuidamos su salud, también sostenemos su historia, sus emociones y su manera única de entender el mundo.
En un momento en que los centros de atención buscan modelos más humanos, centrados en la persona y donde la demanda de terapias no farmacológicas sigue creciendo, el método de validación, desarrollado por Naomi Feil, se ha consolidado como una herramienta profunda y eficaz para humanizar el cuidado.
Pero ¿qué es realmente la validación? ¿qué principios la sustentan? ¿y cómo pueden los centros aplicarla en el día a día de forma práctica y sostenible?

El método de validación
El método de validación es una terapia no farmacológica que busca comprender, aceptar y acompañar la realidad emocional de las personas mayores con deterioro cognitivo, especialmente en fases moderadas y avanzadas.
En lugar de corregir, confrontar o negar lo que la persona vive, la validación propone reconocer su experiencia subjetiva como válida, aunque no coincida con la realidad objetiva.
Por eso, la validación no se enfoca en la orientación o la recuperación cognitiva, sino en el alivio emocional, la comunicación profunda y el respeto a la identidad.
Por qué la validación encaja tan bien con la Atención Centrada en la Persona (ACP)
El método de validación es, en esencia, ACP aplicada al ámbito de la demencia. Sus pilares encajan de forma natural con los principios del buen cuidado y orientan tanto la mirada como la intervención.
- Todo comportamiento tiene un propósito: aunque no podamos comprenderlo, siempre se expresa una necesidad, una memoria o una emoción que busca salida.
- Aceptar la realidad subjetiva: si una residente busca a su madre fallecida, no está mintiendo: está reviviendo una emoción que en su mundo es absolutamente real. Acompañarla en ese mundo es más terapéutico que corregirla.
- La empatía como herramienta principal: el profesional no dirige: acompaña. No corrige: responde desde la comprensión. No impone: se sincroniza con la emoción de la persona.
- Respeto por la dignidad y la biografía: validar rescata fragmentos de vida, roles y emociones que sostienen la identidad personal.
Técnicas prácticas para aplicar la validación en el día a día
La teoría es necesaria, pero lo que realmente cambia la cultura del cuidado es lo que profesionales y auxiliares pueden hacer hoy, mañana y cada día. Estas son técnicas concretas que pueden incorporarse fácilmente:
- Escucha empática: mantén una atención plena, no interrumpas y repite o parafrasea para mostrar comprensión: “Veo que estás preocupada porque no encuentras a tu madre.”
- Ajusta el lenguaje: tono cálido, frases cortas, velocidad lenta, palabras familiares, preguntas abiertas y cuidar la comunicación no verbal es clave.
- Nombra la emoción: ayudar a la persona a reconocer lo que siente reduce la ansiedad y genera conexión. “Parece que te sientes sola”, “Debe ser difícil para ti no encontrarla”.
- Acepta la realidad de la persona: en lugar de “Tu madre murió hace muchos años”, prueba con “La estás echando mucho de menos. Cuéntame cómo era ella”.
- Reminiscencia: la memoria emocional suele permanecer más tiempo que la memoria factual. Preguntar por vivencias pasadas puede aliviar tensiones y facilitar la expresión.
Beneficios de la validación
Diversas organizaciones y estudios, como los publicados por el Validation Training Institute, han demostrado beneficios como:
- Reducción de ansiedad, agitación y estrés en personas con demencia
- Disminución del uso de sujeciones y de intervenciones farmacológicas
- Mejora del clima emocional en los equipos
- Relaciones más significativas entre residentes y profesionales
- Mayor satisfacción laboral y menor desgaste
- Entornos más amables y centrados en la persona
Implementar la validación no solo es una práctica terapéutica: es una estrategia de calidad asistencial.
Cómo empezar a integrar la validación en tu centro
Desde Activiza acompañamos a centros y servicios en procesos de cambio cultural donde la validación encaja de forma natural. Algunas claves para comenzar son:
- Formar a los equipos: crear espacios de práctica supervisada donde el equipo aplica las técnicas de validación y comparte dudas es fundamental.
- Incluirla en protocolos de intervención: no como “actividad”, sino como filosofía relacional transversal.
- Implicar a los mandos intermedios: son clave para que la validación pase de la teoría a la práctica del día a día.
- Medir el impacto: registrar incidencias, evaluar el bienestar emocional y clima laboral ayuda a demostrar su eficacia.
Recuerda que validar es reconocer la emoción y devolver identidad, dignidad y seguridad a quienes más la necesitan. En última instancia, la validación es una forma de decir: “Tu mundo importa. Tu emoción importa. Tú importas.”