La llegada del frío trae peligros de patologías vinculadas a las bajas temperaturas, que convierten en más vulnerables a las personas mayores. El Método Hoffmann, creado por Catalina Hoffmann, aporta un decálogo para proteger a los mayores ante las bajas temperaturas.

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Las personas mayores suelen encontrarse fisiológicamente menos preparados para afrontar caídas en temperaturas

Para cualquier persona, las bajas temperaturas del invierno suponen un importante riesgo para la salud con la aparición de catarros y gripes. Esta problemática se torna especialmente problemática en el caso de nuestros mayores, para los cuales el riesgo de exposición al frío y de sufrimiento de hipotermia es particularmente alto, incluso cuando la temperatura ambiental ha disminuido sólo en pequeña medida.
Las personas mayores suelen encontrarse fisiológicamente menos preparados para afrontar caídas en temperaturas. Su cuerpo, envejecido y menos efectivo en cuestiones de regulación térmica, es especialmente sensible a la disminución de temperatura ambiental. Las múltiples patologías que nuestros mayores tienden a sufrir colaboran también en esta susceptibilidad a la hipotermia.
Aquellas personas mayores que no disponen de una red de apoyo cercana, y que no reciben atención con la suficiente frecuencia y se encuentran más aislados, representan el grupo con mayor riesgo de sufrimiento por descenso de las temperaturas.

¿Por qué los mayores son más vulnerables al frío?

Más concretamente, los riesgos del frío se hacen más patentes en nuestros mayores debido a una combinación de factores tanto conductuales como fisiológicos. A veces se observa la tendencia a que nuestros mayores, con fines de ahorro, caldeen su hogar a una menor intensidad de lo adecuado.
Si la persona mayor no toma la nutrición adecuada se incrementa el riesgo de vulnerabilidad al frío. Igualmente, nuestros mayores tienden a beber menos de lo indicado y corren el riesgo de deshidratarse, incluso en invierno. Esta vulnerabilidad se incrementa también en el caso de patologías crónicas y de polimedicación.
Los mayores presentan mejor sensibilidad en la percepción del frío, lo que puede llevarles a no abrigarse de acuerdo al frío del momento, que junto con su peor capacidad de regulación y control de la temperatura corporal y su tendencia a permanecer inactivos, les hacen más proclives a estos problemas.
No todas las personas mayores presentan los mismos factores de riesgo personales y ambientales, pero para todos ellos es de enorme importancia seguir una serie de recomendaciones y precauciones, a las que nosotros como familiares y cuidadores debemos prestar especial atención.

Decálogo del Método Hoffmann para proteger del frío a los mayores

1.- Adecuar la calefacción del hogar, sellar aperturas al exterior y mantener un aire ni seco ni húmedo.

2.- Abrigar lo suficiente pero con ropa de abrigo cómoda, sobre todo al despertar y al acostarse.

3.- Evitar salidas al exterior ante temperaturas muy bajas y emplear, si se realiza la salida, la adecuada ropa de abrigo (guantes, bufanda, etc.).

4.- Seguimientos de hábitos saludables en cuanto a correcta hidratación, nutrición y grado de actividad física.

5.- Seguir pautas médicas en caso de patologías crónicas y ciertas medicaciones.

6.- Llamar de manera inmediata y urgente a los Servicios de Emergencias Médicas en caso de sospecha de hipotermia.

7.- Ser capaz de detectar una posible hipotermia conociendo sus manifestaciones

8.- Evitar a toda costa confiar en el termómetro como herramienta de detección de la hipotermia.

9.- Saber cómo actuar en caso de hipotermia hasta la llegada de los Servicios Médicos.

10.- Agudizar estas pautas cuando se trate de una persona mayor que vive sola.

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