En 2040 unas 111,8 millones de personas sufrirán glaucoma en todo el mundo de acuerdo con los datos aportado por la Asociación Mundial de Glaucoma. En este contexto, el diagnóstico precoz es el mejor método para detectar y poner freno al avance del glaucoma, la primera causa de ceguera irreversible en el mundo.

Y es que el principal peligro de esta enfermedad se debe al hecho de que pasa inadvertida hasta que la persona empieza a perder visión y en ese momento ya no se puede recuperar visión. De ahí que se recomiende que las personas a partir de 40 años, incluso antes si se tienen factores de riesgo, se sometan a una revisión anual para buscar una diagnóstico temprano, tal y como advierten los profesionales del Hospital Sanitas CIMA.

Según los datos de la Asociación Mundial de Glaucoma, que agrupa a sociedades científicas de todo el mundo, los datos son, cuando menos, inquietantes:

  • El glaucoma es la segunda causa más común de ceguera en todo el mundo
  • Se estima que 78 millones de personas viven actualmente con glaucoma en todo el mundo
  • Se estima que 11 millones de personas serán bilateralmente ciegas debido al glaucoma para 2020 (el 13% de los casos de glaucoma)
  • La prevalencia global de glaucoma en personas de 40 a 80 años es de 3,54%
  • Los familiares de las personas con glaucoma tienen diez veces más riesgo de contraer glaucoma
  • Una de cada 200 personas de 40 años tiene glaucoma, porcentaje que se elava a 1 de cada 8 en el caso de personas de 80 años
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El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible y al ser asintomática, no se revela hasta que es demasiado tarde, cuando ya no se puede recuperar visión

La escasa conciencia pública, el conocimiento y los conceptos erróneos asociados con el glaucoma son un desafío para los profesionales de la salud pública. En este sentido, la Dra. Catalina Navarro, del Servicio de Oftalmología del Hospital Sanitas CIMA, señala que “el glaucoma es una enfermedad ocular que va dañando lentamente el nervio óptico, de forma que la zona periférica del ojo va dejando de transmitir las imágenes al cerebro y el paciente acaba teniendo visión de tubo”.

“Inicialmente la enfermedad cursa sin síntomas aparentes, pasando inadvertida hasta que aparece la lesión del nervio óptico y la consiguiente pérdida de campo visual. En ese momento ya no podemos recuperar la visión perdida, pero sí podemos detener el proceso de degeneración visual. Esto hace que el diagnóstico precoz sea el factor clave”, indica esta experta.

La Dra. Navarro señala que “para conseguir detener o ralentizar el avance del glaucoma es preciso establecer un valor para la presión intraocular de cada paciente. Este valor individual es el que debemos tratar de conseguir para detener la progresión de la enfermedad. Hay distintas opciones, como el empleo de colirios, la colocación de válvulas especiales, el tratamiento con láser Argón y otros abordajes para casos más complejos, como la cirugía, que será más o menos invasiva en función de la situación del paciente y el grado de avance de la enfermedad”.

Esta experta del Servicio de Oftalmología del Hospital Sanitas CIMA subraya que “en muchas de las variantes del glaucoma, la persona no nota ninguna pérdida visual, de modo que cuando acude al especialista se ha perdido un tiempo muy valioso y un alto porcentaje de las fibras nerviosas de la retina han perdido su funcionalidad: el daño en el campo visual periférico es ya irreversible.

Otras variantes sí pueden generar visión borrosa o dolor, pero lo más habitual es que curse sin síntomas. De ahí la importancia de una vigilancia periódica y el diagnóstico preventivo, que permite activar de modo precoz el tratamiento específico para cada persona. Para realizar un correcto diagnóstico del glaucoma es necesario estudiar la forma y color del nervio óptico, el campo visual completo, el espesor corneal y, sobre todo, medir la presión intraocular. Para ello se utilizan distintos equipos tecnológicos como tonómetros, oftalmoscopios, perímetros, retinoscopios, gonioscopios y paquímetros.

¡Ojo a los factores de riesgo asociados al glaucoma!

Los factores de riesgo para desarrollar glaucoma apuntan a la edad, la raza, el grosor de la córnea, los antecedentes familiares y la existencia de miopía. Tal y como indica la Dra. Navarro, el único factor sobre el que se puede actuar –y obtener resultados positivos– es la presión intraocular. La recomendación generalizada es realizar una revisión oftalmológica anual, especialmente si existen riesgos asociados, como hipertensión ocular o glaucoma familiar.

Pese a que es complicado establecer un estereotipo del paciente con glaucoma, ya que puede aparecer a cualquier edad, lo cierto es que el riesgo aumenta a partir de los 60 años, con una incidencia del 2,1%, cifra que asciende al 2,3% en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 3,5%. Además de la edad, el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) recuerda que los antecedentes familiares de esta enfermedad, tener alta miopía (mayor de 5 dioptrías), diabetes o presión sanguíen a elevada son otros factores de riesgo que debemos tener en cuenta.

Esta patología ocular afecta a más de un millón de españoles (el 2,13% de la población), y debido al incremento en la esperanza de vida de la sociedad actual se estima que esta cifra irá en aumento, apuntan los expertos del CGCOO. El el 95% de los casos de ceguera por glaucoma se puede evitar mediante la detección precoz. Por este motivo, se reitera la importancia de tomar conciencia de que la detección temprana y el tratamiento adecuado pueden prevenir la pérdida de visión y reducir el impacto de esta patología.

Las buenas noticias es que se trata de una de las patologías de la visión más estudiadas actualmente y en la que más avances se producen, lo que mejora considerablemente la calidad de vida de los afectados. De hecho, España está a la vanguardia de las principales novedades terapéuticas y diagnósticas en el contexto del glaucoma, señala el CGCOO.