Las personas con Alzheimer y otras demencias se ven especialmente afectadas por la situación de excepcionalidad provocada por la pandemia del COVID-19 y las medidas drásticas para contener su propagación y evitar el colapso del sistema sanitario.

Y que, además de ser más vulnerables al virus por su avanzada edad en muchos casos, el confinamiento provoca un cambio en las rutinas que les ofrecen estabilidad. Así, actividades como salir a pasear, acudir a los centros para mayores o de día, y las restricción de las visitas de familiares, algo particularmente drástico en el caso de quienes están internos en residencias, geriátricos o centros sanitarios, puede generar un aumento de la desorientación e incluso alteraciones conductuales, lo que agudiza el declive cognitivo y el empeoramiento general de la enfermedad.

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La situación de excepcionalidad generada por la pandemia del COVID-19 provoca cambios en las rutinas de las personas afectadas por Alzhemier

En un escenario de excepcionalidad como este, del que no existen precedentes similares, genera un gran desconcierto entre familiares y cuidadores de personas con Alzheimer, que se enfrentan a situaciones nuevas y complejas. Por ello, desde la Fundación Pasqual Maragall se destaca que es fundamental aceptar la situación con serenidad y poner en marcha una serie de estrategias que la hagan más llevadera.

Se deben establecer nuevas rutinas en casa

Tal y como apunta la Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga y directora técnica del Área Social y Divulgación de la Fundación Pasqual Maragall, “ante esta nueva situación debemos generar rutinas nuevas, porque el orden del día a día y un cierto mantenimiento de horarios proveerá a la persona enferma de un marco de referencia estructurado y positivo. Y para los cuidadores, de una guía para reducir el riesgo de verse desbordados”.

Además de intensificar la higiene diaria para minimizar el riesgo de contagio y propagación del coronavirus, como lavarse las manos tras un periodo de actividad y siempre tras ir al baño, y antes y después de las comidas, deben establecerse unos horarios regulares cada día. Es altamente recomendable que tanto la hora de levantarse como de acostarse, así como los horarios del desayuno, comida y cena, sean siempre aproximadamente los mismos.

Las nuevas rutinas deben incluir actividades que favorezcan la estimulación cognitiva y el entretenimiento, como juegos de mesa, manualidades, cantar, escuchar música, mirar fotos, cuidar las plantas o de mascotas, etc. Desde la Fundación Pasqual Maragall también se recomienda fomentar mantener la actividad física diaria, con opciones como caminar por el pasillo, hacer estiramientos, subir y bajar escaleras, o pasarse una pelota blanda o un globo. Y, en la medida de lo posible, es importante mantener el contacto social con familiares y conocidos a través de la tecnología, con llamadas telefónicas, chats o videollamadas.

Es también importante explicar a la persona con Alzheimer la nueva situación para tratar de disminuir su confusión y que pueda comprender y habituarse al cambio en las rutinas. Para ello, se deberá adaptar la explicación a la capacidad cognitiva según la fase de la enfermedad y el grado de afectación del lenguaje. En el blog “Hablemos del Alzheimer”, la Fundación Pasqual Maragall ofrece todos estos consejos junto con una propuesta de planificación del día para personas con Alzheimer. 

Desde esta Fundación se recuerda que una de las excepciones de las limitaciones impuestas por las medidas contra el coronavirus es la necesaria atención a personas en situación de dependencia y, por tanto, los familiares y cuidadores pueden prestar cuidados, siempre y cuando tomen las precauciones necesarias para minimizar el riesgo de contagio. Entre ellas destacan no presentar síntomas de haber contraído el virus, evitar la interacción entre niños y personas mayores o vulnerables cuando no convivan en el mismo domicilio, y seguir escrupulosamente todas las medidas de protección anunciadas por la OMS y las autoridades competentes.

Por otro lado, en el caso de tener a un ser querido ingresado en una residencia, geriátrico o centro sociosanitario, la Dra. Gramunt afirma que “es fundamental seguir las indicaciones de restricción de visitas, contactar con la institución para acordar cómo mantener un contacto regular con la persona ingresada y confiar en la profesionalidad del personal del centro”.

También se advierte que es fundamental recurrir solo a fuentes de información fiable de medios de comunicación de reconocida solvencia y desconfiar de falsos rumores que pueden circular por redes sociales y de informaciones alarmistas o recomendaciones que no estén avaladas por profesionales o instituciones.