Un artículo de David Roa Arbeteta,
Experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales

El COVID-19 está dejando, en todas las sociedades en las que hace acto de presencia, una huella terrible de enfermedad, muerte y desolación sanitaria, social y económica. Este poderoso virus ha puesto en jaque nuestro estado de bienestar, nuestras relaciones sociales y hasta los valores y principios más propios de las sociedades más desarrolladas.

Estamos viviendo una pesadilla que nadie fue capaz de predecir, una situación insólita a la que nos enfrentamos de manera desigual en el mundo y con las herramientas que tenemos más a mano, en ocasiones insuficientes para parar a un virus tan contagioso. El Covid-19 ha traspasado fronteras con una facilidad tremenda y cada día avanza más, llegando a pueblos y lugares recónditos.

geriatricarea coronavirus Gerd Altmann Pixabay
Del coronavirus debemos aprender a reforzar el sistema sanitario y valorar su encomiable labor liderando una crisis

Pocas son las certezas que tenemos sobre el coronavirus, solo una destaca por encima del resto, seremos capaces de derrotarlo, de vencerlo y de conseguir que todo vuelva a la normalidad. Este estado, casi bélico, que sufrimos acabará, pero con él tendremos que obtener unos aprendizajes que seguramente cambien para siempre nuestra sociedad y nuestra manera de seguir avanzando y desarrollándonos.

Una vez todo pase, y curemos las graves heridas que dejará este virus, seremos capaces de obtener también conclusiones positivas:

  1. Sanidad e innovación: son dos áreas que resultan claves en estos trágicos momentos para nuestra sociedad y nuestro bienestar. Tras esta grave crisis deberemos reforzar los sistemas sanitarios públicos y privados, ser capaces de valorar el desempeño tan heroico que está realizando el personal sanitario estas semanas y fortalecer e invertir en todos los medios y materiales necesarios para prevenir otras situaciones límites y cuidar a los sanitarios que nos protegen. La sanidad debe ser, sin duda alguna, un pilar básico sobre el que seguir construyendo las sociedades más modernas y avanzadas.
  • Telemedicina: nunca antes ninguna situación fue capaz de poner tan en valor la tecnología e innovación sanitaria. La telemedicina, basada en la posibilidad de prevenir enfermedades y abordarlas de forma eficaz desde casa y mediante el uso de la tecnología, es clave para el futuro y un pilar sobre el que sostener el bienestar sanitario del futuro. La telemedicina puede llegar a cualquier lugar del mundo y hacerlo de manera eficaz y satisfactoria. Debemos seguir apostando por la innovación en medicina y avanzar sin miedo hacía la era de la digitalización sanitaria.
  • Medio Ambiente: el coronavirus ha sido capaz, en solo unas semanas, de reducir de manera drástica los niveles de contaminación en áreas como el norte de Italia, China o Madrid. Solo en la capital española se calcula que hay un 35% menos de contaminación atmosférica que en días anteriores. Tras esta crisis debemos concluir en que está en nuestra mano salvar el planeta y que de nuestras acciones se deriva de forma directa el maltrato continuo al que le sometemos. Ya no hay excusas que valgan, la acción del hombre está claramente detrás de la mayor amenaza que tenemos: un planeta contaminado, deforestado y en el que no seamos capaces de vivir.
  • Teletrabajo: la crisis provocada por el COVID-19 ha hecho que millones de personas en el mundo puedan teletrabajar desde sus casas y responder de manera adecuada a las necesidades de las empresas para las que trabajan. El teletrabajo ayuda a reducir la contaminación y permite seguramente una mayor y mejor conciliación laboral y personal, flexibilizando los tiempos dedicados al área laboral y reforzando las relaciones humanas con el entorno familiar o personal más cercano.
  • Solidaridad y humanidad: ante los datos cada día más terribles de muertos y enfermos por el coronavirus se ha desatado en todo el mundo una ola imparable de solidaridad, agradecimiento y apoyo entre sociedades. El dinero no nos salva de este virus ni nos protege de él, al igual que tampoco la zona o país dónde vivamos. El COVID-19 ha conseguido que empaticemos con todos los seres que nos rodean, indistintamente de su clase social o su situación socioeconómica. Si podemos hacer una lectura positiva de esta crisis es sin duda que la solidaridad será la base sobre la que reconstruir las sociedades tras el paso de este virus.

Podemos afirmar que nada volverá a ser como antes, que todos deberemos adaptarnos al nuevo mundo que quedará tras el paso de este terrible virus pero, debemos intentar hacer de esta nueva oportunidad que tenemos por delante un mundo más justo, más fuerte, más solidario, más creativo, más innovador y más humano.

Hagamos de esta crisis un reto, una oportunidad para construir un mundo mejor, más digital y equilibrado. Todo cambiará, y en estos cambios debemos reforzar lo más necesario: nuestra sanidad y su encomiable labor liderando una crisis que ha puesto en riesgo todo lo que somos y tenemos.