La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha elaborado un documento en el que define las pautas para una coordinación de la Geriatría Hospitalaria con el medio residencial, una vez analizada la situación de los servicios de geriatría en la pandemia del COVID-19.

El Documento elaborado por la SEGG se ha remitido a las autoridades sanitarias de Madrid y define el papel de la Geriatría Hospitalaria en la coordinación con el medio residencial como fundamental porque aporta calidad a la asistencia mejorando la vida de las personas que viven en residencia y contribuye a mejorar la gestión de recursos. En el mismo se indica que dada la enorme heterogeneidad del mundo residencial y la gran variabilidad de la dotación de los servicios de Geriatría en los hospitales, para hacer un plan de coordinación con residencias se deben tener en cuenta, tanto las características de las residencias, como las de los servicios de Geriatría:

  • El número de residencias a coordinar existiendo una gran variabilidad entre áreas (entre 10 y 60).
  • El número de residentes en cada residencia (entre 30 y 400).
  • La dotación de personal asistencial al cargo de las residencias (Médico cualificado 24h x 7 días o unas pocas horas a la semana).
  • La dotación de personal de los Servicios de Geriatría del hospital (entre 2 y 12 Geriatras).
  • La dotación de recursos asistenciales del Servicio de Geriatría (presencia o no de camas de agudos, consulta externa, etc.).
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Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología se propone un modelo de coordinación de la geriatría hospitalaria y la residencial

Optimizar la atención sanitaria al anciano institucionalizado

El objetivo general de esta coordinación es optimizar la atención sanitaria al anciano institucionalizado mediante una adecuada utilización de los recursos disponibles en la residencia, atención primaria, especializada y hospitalaria, facilitando la comunicación de las residencias del área con el hospital, con el fin de obtener una mejor calidad de vida de los residentes.

La propuesta de la SEGG detalla los objetivos asistenciales, que son los siguientes:

  • Adecuar las derivaciones al servicio de urgencias desde la residencia
  • Optimizar el número de pacientes que regresan a la residencia desde el servicio de Urgencias en menos de 48 horas
  • Optimizar el porcentaje de ingresos hospitalarios de los pacientes remitidos a urgencias desde la residencia
  • Disminuir la estancia media hospitalaria de los pacientes ingresados, facilitando el regreso a su residencia lo antes posible
  • Racionalizar el número de derivaciones desde la residencia a CCEE/centros especialidades, evitando duplicidad de consultas
  • Ofrecer consultas unificadoras en Geriatría evitando que el paciente sea visto por múltiples especialistas,
  • Provisión de medicación de uso hospitalario, cuando proceda
  • Facilitación de trámites burocráticos: colocación de gastrostomía, gestión de consulta preferente con otros especialistas, gestión de pruebas diagnósticas, etc…

El documento plantea también objetivos docentes como facilitar la formación y actualización del personal de la residencia (Médicos, personal de Enfemería, etc) mediante programas docentes específicos dirigidos a grupos de residencias, en el propio hospital o en las residencias; facilitar estancias formativas y rotaciones del personal de la residencia en diferentes niveles asistenciales de los servicios de Geriatría; protocolizar el manejo de las patologías más prevalentes y síndromes geriátricos: ICC, EPOC, caídas, cuadro confusional agudo, desnutrición, etc. Entre los objetivos de investigación definidos se encuentra la posibilidad de incluir al medio residencial en programas específicos de investigación.

Los pacientes que pueden beneficiarse de esta coordinación serán identificados, tanto en el hospital, como en la propia residencia. Principalmente, el programa de coordinación se dirigirá a aquellos residentes cuyo manejo sea complejo y genere dudas al personal sanitario de la residencia por:

  • Altas hospitalarias recientes.
  • Frecuentadores del servicio de urgencias.
  • Reingresadores en el hospital.
  • Alta frecuentación de consultas a múltiples especialistas.
  • Deterioro funcional/cognitivo.
  • Susceptibles de tratamiento paliativo y mal control sintomático.

Teleconsulta, consulta programada preferente, Servicio de Urgencias y unidades de hospitalización

Esta coordinación puede desarrollarse mediante Teleconsulta, Consulta programada preferente para aquellos pacientes que tras el contacto con la residencia, se considera necesario realizar una valoración presencial en el hospital, y Servicio de Urgencias que hará una valoración de aquellos ancianos derivados desde las residencias con el objetivo de:

  • Disminuir la estancia en Urgencias haciéndola más eficiente.
  • Si el cuadro clínico lo permite, evitar el ingreso facilitando medicación que puede ser administrada en la residencia.
  • Si el paciente requiere ingreso hacerlo en las camas de agudos del servicio de Geriatría, si la patología así lo aconseja, para asegurar la continuidad de cuidados.

En cuarto lugar se encuentra las Unidades de hospitalización para facilitar la continuidad de cuidados de aquellos pacientes provenientes de residencias que están ingresados en los distintos Servicios del Hospital. La coordinación puede solicitarse desde los propios servicios o desde la residencia.

Médico Geriatra y Enfermera con formación en Geriatría, el equipo básico

La propuesta define, en cuanto a recursos, que el equipo básico debe estar compuesto por un Médico Geriatra y una Enfermera consultora con formación en Geriatría. Además, puede contemplarse la colaboración de otros profesionales (Trabajo Social, Medicina Física, etc).

Por otra parte, las SEGG estima que las necesidades que se han puesto de manifiesto durante la pandemia no son un buen punto de partida para dimensionar las necesidades reales fuera de la crisis puesto que algunas de ellas deben ser corregidas.

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha considerado oportuno elaborar esta propuesta tras escuchar a los geriatras, ya que la pandemia por COVID-19 ha sido especialmente agresiva con la población mayor y está teniendo unos efectos devastadores en las personas mayores más vulnerables, aquellas que viven en residencias. La necesidad de actuar de forma urgente para intentar controlar la pandemia y dar asistencia a las personas mayores que viven en residencia, ha puesto de manifiesto, de forma evidente, las múltiples y serias carencias de las que adolece el sistema. «Estas carencias eran conocidas desde hace años, pero su abordaje era un tema eternamente pospuesto. Ahora, en situación de crisis y emergencia, se han hecho más patentes y hacen inaplazable la búsqueda de soluciones reales e inmediatas», advierte la SEGG.

En este sentido, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología se plantea cuál es el papel de la Geriatría en la mejora de la asistencia sanitaria de las personas mayores que viven en el medio residencial. Y en este sentido, antes de pasar a concretar el papel de la Geriatría en la coordinación con residencias, estima necesarias unas reflexiones sobre el planteamiento de fondo:

  • El lugar que le corresponde a la Geriatría es prioritariamente el hospital y ese es el lugar en el que hay que reforzar la atención geriátrica. Es en la actividad asistencial en el hospital (Unidad de Agudos, Unidad de Ortogeriatría y Unidades de Recuperación Funcional) donde la Geriatría ha demostrado mayor beneficio clínico y en términos de gestión. Sin duda los Geriatras tenemos un papel relevante en la coordinación asistencial con Atención Primaria y con las residencias de personas mayores, pero es importante subrayar que el papel es de coordinación, no de sustitución.
  • Cada residente, como el resto de los ciudadanos, tiene asignado un Médico de Familia que es el responsable de su atención sanitaria comunitaria. Hay que dotar a la Atención Primaria de recursos y planificación necesaria.
  • Los Geriatras no son ni den ser tutores ni supervisores de los Médicos de Familia ni de los Médicos de las residencias. Nuestro papel es de consultores y/o coordinadores.
  • Las residencias no son entidades homogéneas: ni en el número de residentes, ni en su titularidad (públicas, privadas, públicas de gestión privada), ni en sus recursos materiales y humanos ni en la atención sanitaria que pueden dispensar. Por tanto, el primer requisito para plantear un modelo de coordinación con Residencias solvente, como ya se planteó en el Plan Estratégico de Geriatría 2011-2015 y ha quedado especialmente patente en esta pandemia COVID- 19, es la realización de una categorización o clasificación de las residencias.

Ante los déficits puestos de manifiesto del actual modelo residencial, la SEGG considera imprescindible:

  • Conocer y mejorar la dotación de personal sanitario en residencias de acuerdo al porcentaje de residentes con discapacidad y/o demencia.
  • Mejorar la formación del personal sanitario de residencias.
  • Evaluar los criterios para dar licencia de apertura a residencias.
  •  Evaluar el funcionamiento de las inspecciones, los criterios utilizados y su frecuencia.
  • Definir competencias especialmente en las residencias de titularidad privada y públicas de gestión privada para que un trabajo de coordinación y colaboración con Geriatría hospitalaria no se acompañe de una reducción del personal sanitario contratado por la residencia (concretamente Médicos).

Reflexión sobre los mecanismos que han fallado ante el COVID-19

Este documento surge en el contexto de la experiencia vivida durante la pandemia COVID-19; específicamente en la Comunidad de Madrid por ser una de las Comunidades Autónomas más castigadas y se ha remitido a al consejero, viceconsejero y DG de coordinación sociosanitaria. También porque es importante hacer un análisis exhaustivo sobre “el modelo” de coordinación con el que hemos trabajado en la pandemia COVID-19. En este modelo se ha creado la figura del Geriatra de enlace que, como su propio nombre indica, era una figura de conexión entre las residencias y el hospital.

«Es necesario hacer una reflexión serena sobre aquellos mecanismos que han fallado. Si bien esta reflexión debería ser una práctica habitual de todos los sistemas de gestión, el documento se centra en aquellas áreas que han afectado a la atención del paciente institucionalizado de las que hemos tenido conocimiento los Geriatras», concluye la SEGG.