Pese a que la osteoporosis es una de las diez enfermedades crónicas más frecuentes en todo el mundo, solo el 26% de los españoles y el 22% de los europeos sabe que la osteoporosis puede deberse a una predisposición genética. Con un 27%, los italianos son los que están mejor informados, mientras que en Rusia solo el 10 % sabe acerca de esta predisposición, tal y como revela el informe STADA Health Report 2020.

Conscientes de que un diagnóstico precoz puede ayudar a prevenir el daño óseo, no es de extrañar que las mujeres europeas (26%) estén mejor informadas sobre su predisposición genética que los hombres (19%), puesto que el 80% de las personas que sufren osteoporosis son mujeres.

Estos datos forman parte de la segunda edición del STADA Health Report, un estudio internacional representativo con más de 24.000 encuestados de doce países. El estudio ha sido realizado por la empresa especializada en investigación de mercados Kantar y ha entrevistado a unas 2.000 personas con edades comprendidas entre 18 y 99 años, de Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Rusia, Serbia, España, Suiza y el Reino Unido, acerca del tema de «El camino hacia el futuro de la salud».

En todo el mundo, una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de cincuenta años padecen una fractura como consecuencia de la osteoporosis. Existen varias opciones de tratamiento disponibles, que incluyen los medicamentos biológicos, dentro de los cuales están los medicamentos biosimilares, que como biológicos de menor coste que su medicamento de referencia, contribuyen a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.

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El 80% de las personas que sufren osteoporosis son mujeres

Quienes conocen la predisposición a padecer la enfermedad pueden adoptar medidas preventivas de forma temprana, las cuales incluyen un aporte suficiente de calcio y vitamina D al organismo, y hacer ejercicio con regularidad para fortalecer los músculos. Esto es importante teniendo en cuenta que la osteoporosis es una afectación ósea generalizada caracterizada por una disminución de la masa y un deterioro de la microarquitectura ósea, producida por una menor cantidad de sus componentes minerales que conducen a un mayor riesgo de sufrir fracturas.

Se trata de una afectación silenciosa y asintomática que inicialmente no afecta a la calidad de vida, sin embargo las complicaciones clínicas asociadas a la fractura por fragilidad incluyen el incremento de morbilidad (dolor, discapacidad física, peor calidad de vida relacionada con la salud, etcétera), en el riesgo de padecer nuevas fracturas y en la mortalidad.

Las fracturas son la complicación clínica más importante de la osteoporosis y dentro de ellas, la fractura de cadera es la fractura potencialmente más grave por su elevada mortalidad, morbilidad e impacto sociosanitario. Solo en personas mayores de 70 años se contabilizan entre 63.000 y 65.000 fracturas de cadera al año en nuestro país. A ellas hay que añadir las fracturas vertebrales, cuya incidencia es tres veces superior a las fracturas de cadera, así como las 275 fracturas humerales y las 250 fracturas de radio que se producen al año por cada 1.000 habitantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la osteoporosis afecta en España a más de 3,5 millones de personas.