El ictus afecta a 120.000 españoles cada año, siendo ya la segunda causa de mortalidad en nuestro país, la primera en el caso de las mujeres. En aquellos pacientes que sobreviven al ictus, la disfagia orofaríngea (DO) es un síntoma común, presente en hasta el 64% de los casos, y se caracteriza por provocar dificultades para trasladar de manera segura el bolo alimenticio desde la boca hasta el esófago. Se trata de un síntoma que dificulta en gran medida la recuperación de estos pacientes y que potencia la desnutrición.

Para las personas que padecen disfagia el proceso de beber e ingerir alimentos puede resultar estresante y complicado, sintiendo que la comida se queda atascada en la garganta o el pecho, hecho que incrementa el riesgo de que puedan regurgitar el alimento. Estas dificultades al tragar hacen que el momento de comer pueda resultar estresante y complicado para los pacientes, y puede ser problemático para ingerir la cantidad suficiente de comida y bebida.

Como resultado, la disfagia se asocia con un mayor riesgo de deshidratación y un estado nutricional pobre. Y la presencia de esta desnutrición empeora el pronóstico vital, aumenta las complicaciones y disminuye la recuperación funcional. Además, los datos demuestran que un diagnóstico precoz de la disfagia puede suponer resultados de mejora para los pacientes y un importante ahorro de costes (cercanos al 50%).

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Un diagnóstico precoz de la disfagia puede suponer resultados de mejora para los pacientes y un importante ahorro de costes

Tal y como advierte el Dr. Alejandro Lendínez, vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (SEDENE), “la mitad de los pacientes con disfagia están desnutridos y tienen un mayor riesgo de complicaciones respiratorias, como neumonía por aspiración; de ingresos hospitalarios de repetición y de morbimortalidad». En aquellos pacientes que sobreviven al ictus, la disfagia orofaríngea (DO) es un síntoma común que está presente en hasta el 64% de los casos. En este sentido, este especialista señala que para los pacientes que han sufrido un ictus, resulta crítica una detección precoz de la disfagia, así evitaremos reingresos, propiciaremos una mejor rehabilitación tanto funcional como deglutoria, y un aumento de la calidad de vida. Igual de importante es una adecuada intervención nutricional para adaptar la dieta a los requerimientos nutricionales del paciente, de manera que se minimicen los riesgos de desnutrición, deshidratación e infección respiratoria”.

Durante un ictus, el tiempo es una de las herramientas más preciadas, ya que va a determinar el grado de evolución y la gravedad de las secuelas. A nivel global, 15 millones de personas en todo el mundo sufren un ictus cada año; un tercio fallece como consecuencia y otro tercio queda incapacitado de manera permanente. Las guías clínicas recomiendan que los pacientes que han sufrido un ictus sean tratados en una unidad exclusiva de ictus con un equipo especializado. A su vez, el tratamiento se debería iniciar tan rápido como sea posible después del desarrollo de los síntomas, hecho que no siempre ocurre.

Asegurar que todos los pacientes de ictus tengan acceso al mismo nivel de cuidado

Con el objetivo de optimizar la calidad del cuidado en todos los centros de ictus existentes, la farmacéutica Boehringer Ingelheim, con el aval de la Organización Europea de Ictus, (ESO, por sus siglas en inglés), de la Organización Mundial de Ictus y de más de 50 sociedades nacionales de ictus (entre las que se encuentra la Sociedad Española de Enfermería Neurológica), trabaja en la iniciativa Angels, que pretende asegurar que todos los pacientes de ictus tengan acceso al mismo nivel de cuidado, independientemente del lugar en el que estén.

En este sentido, se está trabajando ya con cerca de 4.000 hospitales de todo el mundo y con casi 50.000 especialistas, enfermeras y miembros de servicios de urgencias, siendo la comunidad de ictus más grande del mundo. Un grupo de consultores de la iniciativa les proporcionan a los especialistas, enfermeras y equipos sanitarios de ambulancias la formación y el soporte que necesitan para crear y mejorar las vías y procesos que giran en torno al cuidado en ictus.

Estos consultores ejecutan la evaluación junto con los hospitales; comparan los procesos existentes con las guías clínicas y realizan un seguimiento de los procesos cualitativos; proporcionan entrenamiento y apoyo constante para la plantilla hospitalaria. Además, ofrece programas y herramientas educativas como apoyo para el proceso de optimización pre-hospitalario y durante la hospitalización, al igual que una plataforma comunitaria para intercambio entre profesionales sanitarios y acceso al expertise de los especialistas más relevantes a nivel mundial.

Detección precoz de la disfagia y el manejo nutricional

En este contexto, Nutricia, división de nutrición especializada de Danone Specialized Nutrition, se ha sumado a la iniciativa Angels, para contribuir a un mejor cuidado para los pacientes que tienen problemas de deglución con comida y líquidos (disfagia) tras sufrir un ictus. Con el apoyo de Nutricia, esta iniciativa incorporará módulos educativos, guías y metodologías para la detección precoz de la disfagia y el manejo nutricional, en colaboración con neurólogos, endocrinos, enfermeras, logopedas, chefs y cuidadores.

En concreto, la colaboración de los especialistas en ictus (neurólogos o enfermeras de neurología) con los endocrinos es fundamental para la creación conjunta de protocolos de actuación que sirvan para detectar la desnutrición en pacientes que han sufrido un ictus. A este respecto,  el Dr. Lendínez explica que “el desarrollo de la iniciativa Angels ayuda a protocolizar una actuación consensuada a nivel nacional e internacional, poniendo en auge la importancia del trabajo en equipo interdisciplinar y dando valor al rol de la enfermería neurológica. Es primordial integrar las unidades de disfagia dentro del circuito de atención al ictus»,

«Nos queda por cubrir muchos retos entre niveles asistenciales, igual que Angels está evolucionando y mejorando la asistencia aguda o hiperaguda es preciso que entremos en la atención organizada y protocolizada en fases subagudas (servicios de neurorrehabilitación) y crónicas (atención primaria y centros sociosanitarios) con el fin de asegurar una cadena asistencial para el paciente y su familia. También nos queda una carrera de fondo en el reconocimiento de la enfermera especialista en cuidados neurológicos que desde SEDENE estamos promoviendo y gracias a iniciativas como Angels nos ayuda en esta larga tarea”, añade el Dr. Lendínez.

En línea con su compromiso con estos pacientes, Nutricia y la iniciativa Angels organizan webinars formativos para enfermería neurológica en nuestro país con alrededor de 200 participantes. Además, Nutricia colaborará con la SEDENE en su XXVII congreso anual que tendrá lugar del 16 al 20 de noviembre de 2020, donde se abordará la importancia de la nutrición en pacientes neurológicos con disfagia, evaluando las distintas perspectivas en el abordaje de estos pacientes.