A pesar de ser clave para el correcto control y manejo de la enfermedad, la adherencia a los tratamientos, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario”, sigue siendo un gran problema de salud pública incluso en este contexto de coronavirus.

Y es que, pese a que la llegada del coronavirus ha centrado la atención sanitaria durante los últimos meses, el resto de ‘pacientes no Covid-19’ tienen que seguir lidiando con sus patologías crónicas, que no descansan aún en tiempos de pandemia. En este sentido,  José Luis Casteig, presidente del Grupo OAT, advierte que la falta de adherencia es un problema “reconocido y muy importante”.

Este experto destaca que, con la crisis de la Covid-19, muchos pacientes no están asistiendo a sus consultas de control/seguimiento, a la administración de sus tratamientos o a la adquisición de los mismos; pero también se ha reducido el cumplimiento en los adecuados hábitos saludables en alimentación o ejercicio. Por estos motivos, ahora más que nunca hay que seguir concienciando, formando, informando y colaborando con las distintas entidades sanitarias y con los pacientes para así conseguir mejorar la adherencia”.

La pandemia agrava la falta de adherencia al tratamiento médico de los pacientes crónicos, que supone un grave problema de salud pública

Por su parte, el profesor José Manuel Ribera, presidente del Comité Científico del Grupo OAT, señala que “la adherencia terapéutica expresa un fenómeno global que es positivo en cualquier situación que se plantee, también cuando se producen situaciones nuevas, no previsibles, como ha ocurrido ahora con el Covid-19. Representa un proyecto conjunto de salud –o de recuperación de la salud asumido por todas las partes: paciente, médico y otros colectivos sanitarios o partes implicadas”.

En este sentido, Carmen Valdés, vocal del Comité Científico del Grupo OAT y médico de familia en el CS Fuencarral (Madrid), hace hincapié en que “ahora más que nunca” la adherencia es clave si se tiene en cuenta que los pacientes se encuentran limitados en su acceso al centro de salud y la asistencia telefónica a veces puede no ser la más adecuada posible. “Las consultas telefónicas están, en muchos casos, carentes de empatía, siendo este elemento muy importante, ya que genera confianza en el médico y permite al paciente valorar muy positivamente las recomendaciones dadas. Esto, a su vez, es importante pues es más sencillo cumplir con las recomendaciones y los tratamientos cuando los pacientes pueden plantear dudas directamente en las consultas”.

Previsible aumento de tasa de mortalidad de las enfermedades crónicas

Cabe destacar que las enfermedades crónicas (enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades neurológicas, la diabetes y la EPOC) son la primera causa de muerte en todo el mundo, tal y como recuerda el doctor José María Castellano, vocal del Comité Científico del Grupo OAT y director científico de la Fundación de Investigación HM Hospitales. “Antes de la aparición del Covid-19, la adherencia a tratamientos crónicos era alarmantemente baja, en torno a un 50 por ciento. El momento actual que estamos viviendo me temo que va a dar lugar a cifras todavía más bajas, lo cual va a tener un impacto muy negativo en la tasa de mortalidad de estas enfermedades”, subraya el doctor.

Para el presidente del Comité Científico del Grupo OAT, seguir las medidas de prevención frente al contagio es un “primer paso inexcusable”, además de no interrumpir en ningún momento la relación del paciente con su entorno sanitario responsable. “Otro aspecto importante es el de no descuidar la adherencia en lo que respecta a la comorbilidad de la que suele ser víctima el paciente, sobre todo en aquella población de más edad”, añade este experto.

Por su parte, eldoctor Castellano hace hincapié en que, si se habla de una buena adherencia en este contexto, se debe hablar de la adherencia y cumplimiento de las medidas de distanciamiento social y la higiene, “más que de la adherencia terapéutica”. No obstante, a pesar de que diariamente se mencionan las consecuencias que puede tener no seguir estas medidas, este especialista lamenta que los estudios que se han publicado, incluso en países donde el cumplimiento normativo “tiende a ser alto”, como los países nórdicos, han arrojado datos “preocupantes” de bajo cumplimento de las medidas encaminadas a evitar los contagios“El concepto de vulnerabilidad individual probablemente tenga mucho que ver con la falta de cumplimiento de las normas”, recalca.

En este línea, la doctora Valdés afirma que la buena adherencia se basa en cumplir con las recomendaciones dadas desde las instituciones, y añade que, en especial, “en las medidas más próximas y asumibles realizadas por los médicos de familia respecto al aislamiento y a la movilidad innecesaria”. “Pero no debemos olvidar que no todo es Covid-19. Las patologías crónicas siguen y la población necesita ser atendida de sus otras enfermedades y el papel de la concienciación en adherencia es un reto todavía por superar”, señala Valdés.

Adherencia al tratamiento, un grave problema de salud pública

La adherencia al tratamiento continúa siendo un grave problema de salud pública, tanto que solo el 51,56% de los pacientes crónicos son adherentes, según el Estudio Nacional de Adherencia en Patologías Crónicas del Grupo OAT. Esto supone un coste en España de 11.250 millones de euros en costes directos e indirectos.

Se trata de un aspecto de la asistencia que requiere de un trabajo multidisciplinar en el que se incluyan a todos los profesionales sanitarios de Medicina, Enfermería y Farmacia. En este sentido, alrededor del 87% de estos considera que tiene claro el concepto de adherencia; no obstante, solo el 60% realiza seguimiento de la misma con los pacientes.

Hay que tener en cuenta que la adherencia no supone únicamente que el paciente tome su medicación, sino que, además, lo haga de forma correcta (como en los casos que es necesario utilizar un dispositivo inhalador), persista a largo plazo, siga hábitos de vida saludable, cuide su estado emocional y psicológico o esté formado y concienciado sobre su patología, entre otros.