La potencia muscular tiene mayor relevancia clínica que la sarcopenia y se asocia con una menor calidad de vida y velocidad de la marcha y con mayor fragilidad en personas mayores, tal y como revela un estudio llevado a cabo por investigadores del CIBERFES.
Esta investigación, publicada por Jose Losa-Reyna y coordinada por Francisco J. García-García, investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES) en el Hospital Virgen del Valle del Complejo Hospitalario de Toledo, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), evaluó a 1189 sujetos del Estudio de Toledo para el Envejecimiento Saludable mediante análisis de regresión logística.
Tal y como indica el primer autor, José Losa, “la evaluación y el tratamiento de una baja potencia muscular en las personas mayores ha recibido poca atención en el entorno clínico, en comparación con la sarcopenia”. A juicio de los investigadores, esto podría deberse a la dificultad para evaluar la potencia muscular ya que, hasta ahora, requería el uso de equipamiento complejo, caro y personal altamente formado, además de una falta de protocolos factibles y estandarizados.
Sin embargo, los resultados de este trabajo, publicado recientemente en Experimental Gerontology, releva evidencia que avala y propone nuevas alternativas de intervención en la práctica clínica ya que la potencia muscular fue evaluada mediante un sencillo test. “Éste consiste en levantarse y sentarse de una silla un número determinado de veces y cronometrar el tiempo empleado. Un test que se tarda menos de 1 minuto en realizar y que aporta información relevante e inmediatamente aplicable, sin necesidad de derivar inmediatamente al paciente a costosas pruebas como un DXA para medir la masa muscular”, señala Julián Alcázar, coautor del trabajo perteneciente a la UCLM.
Además de evaluar la asociación entre una baja potencia muscular con consecuencias negativas para la salud en las personas mayores, los resultados determinan las causas de una baja potencia muscular y ayudan a decidir sobre qué aspecto sería más adecuado intervenir para mejorar al paciente. En este sentido, los autores proponen un algoritmo de intervención para la práctica clínica diaria.
Como ejemplo, el primer paso sería evaluar la potencia muscular relativa mediante el test de la silla. Si se observa que el paciente está por debajo de los puntos de corte propuestos, el algoritmo ayuda a determinar si es debido a una baja potencia alométrica (en relación al tamaño corporal), un alto índice de masa corporal (IMC) o ambos. Con esta herramienta, el paciente puede ser derivado de forma apropiada a intervenciones específicas, y permite ahorrar tiempo y costes al sistema de salud.
Los autores esperan que los resultados sean pronto incorporados al servicio de Geriatría de su hospital para comprobar in situ la validez y relevancia de las conclusiones obtenidas mediante este estudio epidemiológico. Para facilitar el trabajo a los sanitarios “además, tenemos preparada una app que lanzaremos en breve, llamada PowerFrail. Ésta utiliza puntos de corte previamente publicados y ha sido desarrollada con varias cohortes europeas de personas mayores entre ellas, el ETES y EXERNET”, añade Ignacio Ara, investigador de la Grupo de Investigación GENUD Toledo y miembro del CIBERFES.
Artículo de referencia:
Jose Losa-Reyna, Julian Alcazar, Irene Rodríguez-Gómez, Ana Alfaro-Acha, Luis M. Alegre, Leocadio Rodríguez-Mañas, Ignacio Ara, Francisco J. García-García, Low relative mechanical power in older adults: An operational definition and algorithm for its application in the clinical setting. Experimental Gerontology, Volume 142, https://doi.org/10.1016/j.exger.2020.111141.
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