Un artículo de Rossana Chiesa,
médico rehabilitadora del hospital Fundación Instituto San José,
y Ana Navarro,
coordinadora de Terapias en Sala del hospital Fundación Instituto San José

Introducción

A finales de 2019 se diagnóstica el primer caso de un nuevo tipo de neumonía por SARS-CoV-2 en Wuhan, China. Aparece la nueva enfermedad causada por este virus, llamada Covid-19. Posteriormente se ha propagado por el resto del continente asiático, europeo, americano, africano y es declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pandemia.

Durante la progresión en los contagios y dispersión global, se observa cómo ciertos grupos de edad presentan mayor riesgo, es decir, a mayor edad mayor porcentaje de mortalidad, especialmente a partir de los 40 años.

Inicialmente se habló de trasmisión por gotas. En publicaciones más recientes se ha visto que es aérea y que la probabilidad de contagio aumenta en  ambientes poco ventilados, ya que los aerosoles son la principal vía de trasmisión. Las superficies han pasado a tener una representación menor en cuanto a vía de contagio.

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Los equipos de rehabilitación han sabido reinventarse y adaptar el trabajo a la situación actual de pandemia

A medida que ha progresado la investigación del virus SARS-CoV-2 se ha visto que cursa de forma asintomática, o que presenta síntomas como: fiebre, tos, mialgias, artralgias (dolor muscular y articular), odinofagia, anosmia, ageusia, lesiones cutáneas, cefalea, aumento del estado protrombótico con infartos en distintas localizaciones, entre otros.

Algunos de los principales factores de riesgo para presentar complicaciones son: edad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, enfermedad cardíaca, inmunosupresión…  Se debe vigilar la posibilidad de empeoramiento clínico pasados 7 a 12 días del contacto estrecho con un sujeto positivo.

Un porcentaje de los pacientes que presentan inestabilidad clínica con indicación de ingreso hospitalario y precisan vigilancia estrecha de su función respiratoria presentarán secuelas derivadas de la afectación pulmonar, vascular y neurológica causada por la infección. También a consecuencia de la ventilación asistida, del encamamiento prolongado y del aislamiento social que conlleva a trastornos del estado de ánimo y adaptativos.

Rehabilitación y media estancia

El sistema sanitario distribuye sus recursos para atender al enfermo en distintas etapas. En la fase inicial de su patología acudirá a urgencias y será ingresado en el Hospital de Agudos. Una vez esté estabilizada la patología y los síntomas que han motivado el ingreso, se planifica el siguiente paso, que será el traslado al hospital de media estancia como es la Fundación Instituto San José en Madrid, donde el paciente podrá continuar su recuperación, alcanzando la mayor funcionalidad y autonomía posible, así como realizar adaptaciones que precise según las secuelas que pueda tener.

En un hospital de media estancia un porcentaje importante de pacientes esta representado por mayores de 65 años (esto se explica por la mayor prevalencia de patologías crónicas en este grupo de edad). Durante la pandemia esta tipología de centros también ha visto afectado su funcionamiento y organización. No obstante, los equipos de rehabilitación han sabido reinventarse y adaptar el trabajo a la situación actual de pandemia en la búsqueda constante de mantener un servicio óptimo de atención y tratamiento global del paciente. 

Equipo multidisciplinar durante la recuperación

Algunas de las secuelas observadas en pacientes de edad avanzada que han permanecido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con ventilación mecánica asistida son: la importante limitación respiratoria y de la capacidad funcional por fibrosis pulmonar, la pérdida de fuerza en musculatura respiratoria global, la alteración del patrón fonorespiratorio afectando la emisión de lenguaje en algunos casos y el desarrollo de actividades básicas (como por ejemplo: caminar, subir y bajar escaleras, etc). Por todo esto, es fundamental el inicio precoz de la fisioterapia dirigida, progresiva y de la mano de un profesional especializado en Fisioterapia Respiratoria.

A consecuencia de procedimientos como la traqueostomía o la intubación orotraqueal, según el caso, presentan alteración en los mecanismos de deglución o disfagia, precisando terapias de logopedia para su recuperación. 

Otra complicación es la polineuropatía del enfermo crítico, en la cual se presenta afectación sensitivo-motora  de miembros superiores e inferiores. En la recuperación de estos pacientes es fundamental el inicio temprano de fisioterapia motora con el objetivo de mantener rangos articulares y restablecer progresivamente la actividad muscular. Con respecto a los síntomas sensitivos, como pérdida de sensaciones táctiles, sensación de acorchamiento, entre otros, el trabajo del terapeuta ocupacional cobra protagonismo al realizar tratamiento de estimulación con distintas texturas y temperaturas que favorece la recuperación progresiva de la sensibilidad.

En casos concretos aparecen síntomas de bradipsiquia o enlentecimiento para procesar la información, así como también agravamiento del deterioro cognitivo previamente diagnosticado. Estos pacientes se beneficiarán de terapias cognitivas dirigidas por neuropsicología y por terapeutas ocupacionales.  

Es importante el inicio de la rehabilitación una vez conseguida la estabilidad clínica del paciente, con una visión global y multidisciplinar. Siempre teniendo en cuenta la patología previa, comorbilidades que pueden presentar, complicaciones y secuelas tras enfermedad Covid-19.

Los tiempos estimados de recuperación deberán ser individualizados y ajustados mediante valoración periódica del médico rehabilitador. De la misma forma, informará a la familia de posibles adaptaciones que precise en el hogar o el seguimiento de terapias ambulatorias que necesite a largo plazo, una vez finalizada su estancia en el hospital.

Por todo lo antes comentado, es importante la valoración multidisciplinar (médico internista, neumólogo, neurólogo, geriatra, médico rehabilitador, etc.) en pacientes que han padecido la Covid-19 para determinar la situación clínica, seguimiento de secuelas e inicio de terapias con el objetivo de alcanzar la recuperación funcional lo más cercana posible a su situación anterior al contagio. En aquellos pacientes que presenten secuelas de mayor gravedad, y que el margen de recuperación esté más limitado, el tratamiento de rehabilitación estará orientado a la adaptación funcional minimizando el impacto de las secuelas en su vida diaria.

Por último, cabe destacar el papel fundamental de familiares y cuidadores en la  atención de estos pacientes tras el alta hospitalaria. Desde el equipo de rehabilitación se proporcionarán las estrategias e información necesaria para el manejo del paciente en domicilio. Por ejemplo, el uso adecuado de ayudas técnicas como bastones, andador o silla de ruedas, entre otros.