Un artículo de Francisco Olavarría,
Responsable Comercial y Atención a las Personas de NeurOn

Las nuevas tecnologías como la domótica asistencial pueden ayudar a demorar la temida institucionalización y mejor aún, a complacer lo que con mayor deseo manifiestan las personas mayores, permanecer en el entorno conocido, en casa.

El confinamiento de los últimos años ha servido para acelerar asuntos pendientes como la legislación del teletrabajo, la implementación de la educación en remoto y las tecnologías que hacen viables las consultas médicas en formato telemático. Incluso, para que los abuelos hayan vencido los miedos al teléfono inteligente y así continuar manteniendo esas relaciones significativas con la familia, los amigos y la vecindad, previniendo esa temida soledad, de la que ahora tanto se habla en los medios de comunicación y tanto preocupa a las autoridades, políticos y personal técnico de las instituciones públicas.

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Las tecnologías ayudan a estar conectados, comprometidos y siempre aprendiendo con estímulos y retos nuevos que activan al cerebro

Las nuevas tecnologías y la robótica son grandes aliados para la salud, y así lo hemos implementado y comprobado en nuestros centros de neurorrehabilitación. Ahora es el momento de que la domótica en el hogar sea asequible y conocida a la mayoría de la población, pues ésta nos ofrecen cuidados cuando no tenemos otros recursos. Mientras tanto, la rehabilitación en toda su dimensión podrá ser realizada en clínicas y el hogar.

Los Supersónicos, la mítica serie animada de Hanna Barbera, predijeron muchos de estas costumbres que antes comentábamos y con las que hoy convivimos, haciendo verdad que el futuro no era una caricatura. Hoy, aquellos niños de la década de los 60 son adultos mayores, los que ahora piden ayuda a la teleasistencia, disponen de cámaras de videovigilancia, se toman la tensión o se miden la glucosa con nuevos aparatos, cocinan con robots, le preguntan a Alexa por los hechos históricos o les piden una frase o canción motivacional con la que iniciar el día.

Seguridad, autonomía y compañía son los puntos positivos de toda esta revolución, mientras que miedo, pereza o ignorancia son las trabas que deben superarse, sobre todo entre aquellos que no han sido nativos digitales y que actualmente conviven con una situación de discapacidad y/o dependencia.

Tal y como hace la neurorrehabilitación, la tecnología previene la gran dependencia, y por ello, las familias deben apostar por estas soluciones para contemplar una salud integral de sus mayores.

El regalo estrella de las pasadas navidades fueron los altavoces inteligentes. Quizá sea el momento de deshacernos de los prejuicios y dejarnos seducir por la tecnología de los cuidados, para cualquier edad, pero especialmente para aquellos que cuya condición de discapacidad o dependencia, se encuentran con mayores dificultades y quieren seguir en su dulce, y ahora sí, tecnológico hogar.

El objetivo es sencillo, las tecnologías ayudan a estar conectados, comprometidos y siempre aprendiendo con estímulos y retos nuevos que activen al cerebro.