Este nuevo proyecto nace con el objetivo principal de combatir una de las pandemias más preocupante del siglo XXI: La soledad no deseada en las personas mayores. Y es que en Andalucía el 47% de las personas mayores de 55 años se encuentra en una situación de soledad y asilamiento no deseado, con los consiguientes problemas físicos y mentales que genera esta condición en la salud de estas personas.

Este protocolo para detectar, tratar y paliar la soledad no deseada en las personas mayores es un documento pionero en la comunidad autónoma que hasta el momento no contaba con ninguna herramienta unificada para combatir este problema, que se está convirtiendo en una de las nuevas epidemias del primer mundo.

Geriatricarea, nuevo protocolo contra la soledad no deseada
La consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, durante la presentación de este protocolo para combatir la soledad no deseada

Durante la presentación del mismo, la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, de Andalucía, Rocío Ruiz, explicó que «el principal objetivo de este protocolo es romper el aislamiento y la situación de soledad no deseada que viven muchas personas mayores andaluzas, favoreciendo la promoción del envejecimiento activo y mejora de la calidad de vida y bienestar mental», añadiendo que es uno los ejes incluidos en el Plan Estratégico de Personas Mayores de Andalucía 2020-2023.

El protocolo busca implicar tanto a las administraciones públicas como a los agentes sociales desde un enfoque local, en cada municipio, barrio, zona o distrito. En ese sentido, se consideran «claves» para la detección de la soledad no deseada los agentes del ámbito familiar, vecinal, de proximidad (como comercios, gimnasios, transporte público…), sociocomunitario, sanitario, farmacéutico, asociativo, de ocio, laboral o de seguridad (donde se encuentran las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, Protección Civil…).

Detección rápida y actuación sostenible

El proyecto se compone de tres fases, además de otras medidas de carácter transversal que se irán desarrollando de manera paralela a la implementación del protocolo, por lo que la intervención será continua y sostenible en el tiempo. En la fase inicial, que está prevista que arranque en enero, se crearán y constituirán dos estructuras:

  1. La Comisión Técnica de Soledad No Deseada, que estará compuesta por personal de la Dirección General de Mayores de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, deberá diseñar e impulsar un plan de implantación territorial del protocolo de detección de soledad no deseada, así como evaluar y elaborar informes sobre la aplicación del mismo y sobre el trabajo de las mesas radar. Se reunirá, como mínimo, quincenalmente y tendrá un papel de coordinación en este proceso.

  2. Las mesas radar, que estarán integradas por representantes de los servicios sociales comunitarios, centros de salud de la zona, centros de participación activa, ayuntamiento (a través del área con competencias en personas mayores) y organizaciones del tercer sector. Una vez que las mesas detecten algún posible caso de soledad se activa la fase de implementación del protocolo, que conlleva su activación.

    En este sentido, puede ser la propia persona mayor, algún familiar o amigo, los agentes claves de las zonas de trabajo o algún profesional de la mesa de radar quien lo active, trasladando la situación a las entidades que componen la mesa ya sea verbalmente, por escrito o por teléfono. En el momento de la «denuncia» se realizará una valoración recabando información a través de una visita al domicilio o residencia de la persona. Recabada esa información se elabora un informe que debe estar en el plazo máximo de un mes desde que se detecta la situación.

  3. Si el informe confirma que la persona se encuentra en situación de soledad no deseada se activará las siguiente fases del protocolo: la intervención, por medio de la cual se ofrecerán recursos para paliar la situación de soledad no deseada que incluirán:
  • Acompañamiento presencial o telefónico.
  • Programas de voluntariado.
  • Centros de participación activa.
  • Programas de envejecimiento activo.
  •  Servicio de ayuda a domicilio o teleasistencia.
  • Distintos programas de vivienda compartida.
  • Programas de ocio y turismo.

Este plan tendrá un seguimiento y control durante un periodo inicial de un año, tras el cual se evaluará si la situación persiste o se ha conseguido mitigar. Como medida transversal también se plantea la captación de «agentes comunitarios» para crear una red que pueda contribuir a facilitar información para detectar y notificar posibles casos de soledad no deseada entre las personas mayores de la zona. Igualmente, se realizarán acciones de comunicación y sensibilización para difundir este proyecto.