Las caídas personas mayores de 65 años se producen mayoritariamente en mujeres (70%), durante el día (78%), en el hogar (6 de cada 10, un 65%), sobre todo, en el dormitorio (36%), baño (12%) y la cocina (11,6%), y se originan en mayor medida (58%) debido a causas extrínsecas, es decir, suceden durante la actividad diaria de los mayores y su interacción con el entorno. Tropezones, resbalones, distracciones y mareos son las principales causas de las caídas.

Estos son algunos de los datos que se desprenden del informe ‘Caídas en personas mayores. Estudio FALL-ER: registro multicéntrico de personas mayores de 65 años atendidas por una caída en servicios de urgencias españoles’, elaborado por Fundación MAPFRE con el objetivo de estudiar sus características, circunstancias, causas y consecuencias inmediatas.

Se han estudiado de las caídas que sufrieron 1.610 personas y los resultados adversos en 1.388 de ellas durante los seis primeros meses después de producirse. Han participado en el informe los Servicios de Urgencias Hospitalarias de cinco hospitales:

  • Clínico San Carlos de Madrid
  • Hospital General de Alicante
  • Clínic de Barcelona
  • Bellvitge de Barcelona
  • Hospital Central de Asturias

El 15,4% de las caídas se debe a factores intrínsecos, entre otros, a un síncope, pérdida brusca y temporal de la conciencia y tono postural (26,5%), trastorno de la marcha (25,5%), déficit visual (12,6%) y medicación (7%). En un 10% intervienen factores tanto intrínsecos como extrínsecos y en un 14% de los casos se desconoce el motivo.

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Este estudio de Fundación MAPFRE analiza las características, circunstancias, causas y consecuencias inmediatas de las caídas en personas mayores

Entre las características más frecuentes de estas personas que entran por la puerta de urgencias por este motivo destaca el hecho de que viven solas (20%), no están acompañadas en el momento de la caída (75%), no pueden levantarse por sí mismas cuando sufren esta situación (66%); y han sufrido un percance similar en los 12 meses anteriores (25%).

Este estudio de la Fundación MAPFRE también destaca que sufren enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión (70%); enfermedades de tipo osteoarticular, como la artrosis (47%); y presentan síndromes geriátricos, como la baja agudeza visual (61%) y la depresión (31%), entre otros.

Las caídas incrementan la mortalidad y el deterioro funcional

Un factor importante es que las caídas incrementan la mortalidad. En concreto, el 1,6% mayores que ha sufrido un percance de este tipo fallece como consecuencia directa de la caída y 1 de cada 10 mayores lo hace a los 6 meses del alta (11%), lo que pone de manifiesto que la probabilidad de fallecer que tiene un mayor de 80 años se incrementa hasta siete veces cuando ha sufrido una caída.

Además, las caídas no solo incrementan la mortalidad sino también provocan un importante deterioro funcional en la vida diaria. En este sentido, el informe destaca que, como consecuencia directa de la caída, el 91% sufre una lesión, principalmente heridas (52%), fracturas (38%) y traumas craneoencefálicos (16%); el 47% tiene miedo a volver a caerse; y el 20% necesita ayuda para caminar.

De hecho, tras el seguimiento y valoración realizado a los seis meses de la caída el 27% era parcial o totalmente dependiente; que el 11% había sufrido una nueva caída; y que el 4,5%, tuvo una fractura. Mientras que antes de la caída, el 60,3% de los mayores son independientes, tras esta situación, dicho porcentaje baja al 50,3%, es decir, un 10% se hace dependiente.

Por otra parte, Fundación MAPFRE resalta que este tipo de accidentes conlleva un elevado consumo de recursos sanitarios e intrahospitalarios. Según el estudio, el 45,5% de los pacientes analizados llegaron al hospital en ambulancia, un 85% necesitó una radiografía; un 43%, una analítica de sangre y orina; un 37,3% requirió una férula; un 23,5% de los pacientes fueron ingresados; y un 11,6% fue intervenido quirúrgicamente.

Por todo ello, es clave sensibilizar a los mayores y a sus familias del alto riesgo que tiene una caída a la hora de deteriorar la salud física y emocional y que deben ser conscientes de la importancia que tiene adaptar adecuadamente sus viviendas a medida que van cumpliendo años, ya que las necesidades no son las mismas en cada momento de la vida.

En este sentido, es recomendable sustituir la bañera por el plato de ducha y elevar el WC en el baño; retirar o sujetar bien las alfombras, realizar un buen mantenimiento de los suelos para que no sean resbaladizos y para evitar que existan baldosas sueltas, así como eliminar cables en las zonas de paso, que puedan convertirse en “trampas”, colocar el menaje de la cocina en armarios que resulten accesibles, y despejar la vivienda para que la movilidad sea lo más segura posible.

Además, los mayores deben utilizar calzado cómodo para caminar por las calles y aceras, donde pueden encontrarse con el pavimento en mal estado; y realicen ejercicio físico de forma regular.

En 2020, último año con datos oficiales, un total de 3.066 mayores de 65 años perdieron la vida por una caída, lo que representa un incremento del 83% más que hace una década (2011). De todas las víctimas en 2020, 8 de cada 10 eran mayores de 70 años.

Los expertos advierten que es un error “naturalizar” como “inevitables” las caídas que sufren las personas mayores, ya que, tal y como se indica en este informe, el 58% de las caídas en dicho grupo de edad se debe a factores extrícsecos y que por lo tanto se pueden prevenir.

Las personas interesadas pueden descargarse aquí el informe completo ‘Caídas en personas mayores. Estudio FALL-ER: registro multicéntrico de personas mayores de 65 años atendidas por una caída en servicios de urgencias españoles’ elaborado por Fundación MAPFRE.