La práctica totalidad de las personas con discapacidad, el 97,4%, que vivieron en residencias durante la pandemia de la Covid-19 asegura haber experimentado un empeoramiento de su salud física y sentido angustia o ansiedad por esta enfermedad, según refleja el estudio ‘Impactos de la COVID-19 en centros residenciales de COCEMFE’.

Elaborado por la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) este estudio se basa en entrevistas, grupos de discusión y cuestionarios que conformaron una muestra de cinco centros residenciales ubicados en diferentes comunidades autónomas.

Según los datos aportados por las personas que proporcionan atención directa, y corroborados por las entrevistas y testimonios a personas usuarias, el 97,4% de las personas que viven en estos centros han experimentado un empeoramiento de su salud física, un 89,7% tuvieron que hacer frente a restricciones en el acceso a los servicios sanitarios y ese mismo porcentaje declaró haber sufrido discriminación y ver sus derechos vulnerados.

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El 97,4% de las de personas con discapacidad que viven en residencias han experimentado un empeoramiento de su salud física

Además, la totalidad de las personas con discapacidad de los centros declaró que le ha afectado en alguna medida los cambios en la normativa y las medidas, y el 92,1% vio afectada su capacidad de autodeterminación

En relación al personal de los centros residenciales, el sentimiento mayoritario durante la primera ola fue de miedo y preocupación, mientras que en la segunda mitad de 2020 destacaron el agotamiento y el cansancio y en 2021 alivio y tranquilidad. En concreto:

  • el 64,10% de las personas trabajadoras vivió miedo, estrés y ansiedad durante el primer momento de la pandemia
  • el 59% se enfrentó a escasez de material de protección (EPIs) y de pruebas diagnósticas
  • el 43,6% tuvo sobrecarga laboral

Por otra parte, el 92,9% de las personas que trabajaban en centros residenciales declaró haberse esforzado para que no se notará su preocupación y en poner buena cara al entrar al centro, y el 97,6% sintió que su trabajo fue esencial para ‘salir adelante’.  Además, el 100% de los y las profesionales consideran que el equipo de trabajo ha salido fortalecido de esta experiencia y el 90,2% asegura que les resultó difícil mantener el ritmo y la cobertura de los servicios. 

Tal y como apuntó la directora de COCEMFE, Elena Antelo, durante la presentación de este estudio «con estas iniciativas de formación, de estudios, de investigación y de gestión del conocimiento sobre situaciones que hemos vivido estamos contribuyendo a que se mejoren los servicios dirigidos a las personas con discapacidad», resaltando que «con la generación de conocimiento lo que hacemos es mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas con discapacidad»

Asimismo, la directora de COCEMFE recordó que «después de la pandemia y los impactos que ha tenido la Covid-19, estamos ahora teniendo un debate social muy importante sobre los modelos de atención en centros residenciales» y en este sentido espera que nuestro país «sea capaz de construir un modelo de atención a las personas que sea respetuoso con la dignidad de las personas que atienda a las personas de forma individualizada y con recursos económicos suficientes para respetar los derechos y a la autodeterminación de las personas y que puedan decidir libremente el sitio en el que vivir y en qué manera»

Por su parte, la investigadora del Área de Cohesión Social y Coordinación Sociosanitaria de COCEMFE, María Georgina Granero, incidió en que «si la pandemia desnudó y profundizó las carencias y los retos estructurales del modelo residencial en España en general, también evidenció la necesidad de fortalecer los resortes fundamentales y elementos facilitadores del modelo centrado en la persona y abierto a la comunidad por el que apuesta COCEMFE»

En este sentido, señaló que los centros participantes en este estudio tuvieron «una situación diferente respecto del panorama más crudo de cifras y realidades que hemos conocido en los ‘grandes centros’ de más de 100 plazas, que muy probablemente estuvo asociada a dos elementos centrales: el tamaño mucho menor de estos centros, con una media de 30 a 40 plazas y algunos de hasta 15 plazas, y el enfoque orientado a la autonomía y a la persona que facilitó la generación de estrategias y prácticas efectivas para la contención del virus». 

En este complicado contexto, la supervisora de la residencia de FAAM (Federación Almeriense de Asociaciones de Personas con Discapacidad) en Almería, Bárbara Trujillo, puso en valor «el papel fundamental realizado a nivel directivo, por mis compañeros y sobre todo las personas usuarias, que lo han hecho tan bien». Sobre la experiencia de confinamiento durante 45 días afirma que «fue una experiencia intensa, porque dejábamos nuestras vidas, nuestras familias, pero lo hicimos con muchas ganas y compromiso, queríamos estar allí».

El siguiente vídeo recoge la presentación online del estudio ‘Impactos de la COVID-19 en centros residenciales de COCEMFE’: