La Fundación Músicos por la Salud utiliza la música para humanizar las estancias hospitalarias en España y en centros sociosanitarios a través de una metodología propia y diferencial, basada en la evidencia científica de los beneficios de la música para reducir los niveles de estrés y de ansiedad en momentos complicados.

En sus 8 años de andadura esta entidad ha realizado 24.741 conciertos en vivo en hospitales de toda España, cuenta con 2.726 músicos voluntarios, ha ayudado a la recuperación de 468.461 pacientes. Además, la Fundación Músicos ha logrado el hito histórico de instar a que el Congreso de los Diputados se comprometa a impulsar el desarrollo de políticas para aunar música y salud.

Durante los microconciertos, que tienen una duración entre los 30 minutos y una hora, la música es capaz de activar todo el sistema auditivo, el cual comprende y comunica el mensaje a las diferentes áreas del cerebro. A continuación, al trabajar la letra, la melodía y el ritmo de las canciones, se incide en las partes del área cognitiva relacionadas con el lenguaje y el sistema motor.

Además, el hecho de que las canciones sean emocionalmente significativas hace que los pacientes puedan conectar con emociones y recuerdos del pasado, activando todo el sistema límbico (encargado de las emociones) y áreas relacionadas con la memoria como es el hipocampo.

«Ayudamos a las personas a crear recuerdos bonitos en momentos complicados». Con esta frase Guillermo Giner, impulsor y presidente de Músicos por la Salud resume la labor de la fundación, resaltando que «los propios sanitarios, al comprobar los efectos de la música en los pacientes, nos piden que volvamos con regularidad».

La metodología aplicada por Músicos por la Salud forma al artista desde la perspectiva de la humanización ante la necesidad de hacer una intervención distinta en cada uno de los servicios y unidades hospitalarias (UCI, Oncología, Hemodiálisis, área materno-infantil…), y con cada paciente con el que interactúan.

En los microconciertos el músico se auto acompaña con un instrumento musical, pero antes de comenzar con la actuación debe conocer las distintas situaciones especiales entre los pacientes con los que deberá interactuar individualmente, así selecciona las canciones en función de las necesidades de los pacientes (un ritmo sutil pode generar calma y relajación, y un ritmo vivo y marcado puede romper tensiones y motivar el movimiento de los oyentes). Lo más importante, el consentimiento de que desean escucharle.

La música a la carta también es otro de los aspectos diferenciales, ya que los pacientes o sus familiares pueden encargar sus canciones favoritas, que intentan llevar en las siguientes visitas. «El repertorio del microconcierto está basado en las elecciones de las personas beneficiarias, por eso tienen un significado y una vinculación emocional con sus emociones, recuerdos y vivencias. Además, se les proporciona a todos la letra para que puedan acompañar el canto», comenta Katya, música voluntaria.