Un artículo de Grupo de Trabajo Social de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG)

Uno de los grandes retos de la atención domiciliaria es proporcionar una atención integral para que las personas mayores permanezcan en sus domicilios el mayor tiempo posible con calidad de vida.

La casa o domicilio de la persona mayor es el lugar al que siente que pertenece, y en el que le gustaría permanecer hasta el final de su vida, sin olvidar la importancia del papel que juega en este reto, la familia, el entorno comunitario y los servicios de apoyo domiciliarios, para lograr permanecer en él el mayor tiempo posible.

Ante esta aspiración de vivir esta etapa de la vida, es imprescindible fortalecer un modelo de servicios domiciliarios donde la persona mayor, su entorno y sus deseos, constituyan el eje central de la intervención en el ámbito domiciliario.

Geriatricarea- La intervención domiciliaria clave para la calidad de vida de las personas mayores
La intervención domiciliaria de la mano de un equipo multidisciplinar es clave para ofrecer una atención integral a las personas mayores

Desear  permanecer en casa hasta el final, coloca a los profesionales en la necesidad de abordar la actuación domiciliaria de forma conjunta, con una coordinación real entre lo sanitario y lo social, donde la Valoración Geriátrica Integral, sea la herramienta que  ayude a descubrir no solo  situaciones de salud , sino también aquellas necesidades no percibidas por la persona mayor o por la familia y que puedan  reforzar un plan de intervención domiciliaria adaptada a las necesidades de cada persona mayor, donde  la actuación de un equipo  multidisciplinar pueda garantizar, con su actuación profesional, la continuidad y calidad de los cuidados.

Una buena planificación de servicios domiciliarios, es sin duda  aquella  que favorece  el apoyo personalizado y vela por los cuidados de la persona en el día a día, generando vínculos de confianza, necesarios para el plan de cuidados y la coordinación con el resto de profesionales, a la vez que fomenta el derecho a decidir cómo y de qué manera se quiere vivir.

La provisión de cuidados y apoyos domiciliarios debe ser la que permita una mayor autonomía funcional de la persona, durante el mayor tiempo posible, y que vele no sólo por prestar el servicio que cada uno necesita (apoyo en tareas domésticas, atención higiénico sanitaria o acompañamiento en actividades cotidianas), sino que trabaje por evitar situaciones de soledad no deseada, que respete la intimidad de la persona y la dignifique y qu contribuya, en la medida de lo posible, al desarrollo de su proyecto vital.

Hablar de servicios domiciliarios, debería ser hablar de proporcionar respuestas integrales y eficaces para la vida real de las personas mayores, en todos los ámbitos: preventivo o de promoción de la autonomía, de apoyo o supervisión en la vida diaria, rehabilitador para períodos de convalecencia,  y de cuidado continuado en situaciones de mayor dependencia y/o situaciones especiales al final de la vida.

Para poder lograr el reto de vivir en casa, es necesario que  las personas mayores sepan aceptar la responsabilidad del propio cuidado aprendiendo a solicitar y beneficiarse de los recursos de salud y de los recursos y apoyos sociales de forma adecuada, antes que la situación pueda ser irreversible.

Los  profesionales implicados, tienen otro reto: conseguir dotar a  esos años de calidad de vida. Es momento que en los servicios domiciliarios pueda haber una gestión efectiva y compartida, entre lo sanitario y lo social, en el que ambos espacios emprendan un camino común y compartido, para una mayor eficiencia y mayor garantía de sus actuaciones, un trabajo conjunto, sin que  implique pérdida de identidad de ninguno de los dos sistemas, y con un objetivo único: Facilitar la permanencia de las personas mayores en sus domicilios y entornos.