La escasez de datos y de tratamientos específicos, unido al estigma asociado a la vejez, están agravando la crisis sanitaria que supone la salud mental en personas mayores. Ante este panorama, la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) reclama más inversión y programas de prevención para garantizar una atención adecuada y digna a este colectivo.

En este sentido, desde la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) se solicita al conjunto de instituciones públicas que tomen de manera urgente iniciativas específicas para la protección y atención a la salud mental de las personas mayores y con discapacidad mayores.

Además, también alerta sobre la escasez en España de estudios y datos de prevalencia de problemas de salud mental en personas mayores, en comparación con los realizados en otros grupos de edad. Y eso pese a que, según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente el 14% de los adultos de 60 años o más viven con un trastorno mental.

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La Plataforma de Mayores denuncia la escasez de datos y tratamientos específicos para la salud mental de las personas mayores en España

De acuerdo con las estimaciones mundiales de salud (GHE) 2019, las afecciones más frecuentes son la depresión y la ansiedad; además, cerca de una cuarta parte de las muertes por suicidio (27,2%) se producen en personas de 60 años o más. En España, los datos oficiales apuntan a una mayor tasa de suicidios entre las personas mayores de 80 años.

Ante este panorama, la PMP hace hincapié en que la falta de información dificulta la identificación y el abordaje de estos problemas y, por este motivo, insta a cerrar esta brecha de conocimiento, y alerta que las categorías diagnósticas y los instrumentos de evaluación no estén adaptados a las personas mayores.

Esta Plataforma también recuerdar que la discriminación por edad tiene efectos nocivos directos en la salud y en la discapacidad a largo plazo, por lo que es “esencial comprender que el envejecimiento no es una enfermedad, sino un proceso natural que forma parte del ciclo vital de las personas; sin embargo, persisten estigmas y prejuicios asociados a la vejez que pueden influir en la percepción y el tratamiento de las afecciones de la salud mental en las personas mayores”.

Sobre este punto, la PMP denuncia que “se suele entender erróneamente, de un modo edadista, que muchos de los problemas de salud mental son ‘normales de la edad avanzada’ y, por tanto, no precisan de tratamiento”. Por ello, este trato edadista excluye e infravalora a las personas mayores, que muchas veces acaban recibiendo un infradiagnóstico o un trato inadecuado, que suele derivar también en la sobremedicación.

Además de estas consecuencias del edadismo y la gerontofobia, la PMP también apunta que “el deterioro de la salud mental, sobre todo en edades avanzadas, con frecuencia va unido a la soledad no deseada o al aislamiento social, por lo que urgimos a que las administraciones públicas pongan en marcha programas adecuados para la identificación de los casos y el acompañamiento de estas personas, que permita integrarlas en la vida social”.

Como consecuencia de la falta de acceso a un tratamiento adecuado en salud mental se produce, entre otros perjuicios, una cronificación del problema; el aumento de días de hospitalización; o la hiperfrecuentación de servicios médicos y de urgencias. t Todo ello redunda en elevados costes asociados a la atención sanitaria.

Por todo ello, la Plataforma exige que se materialicen más programas de promoción, prevención y tratamiento en salud mental que incluyan específicamente a las personas mayores e, igualmente, urge a implantar un modelo de atención interdisciplinar, comunitario y con enfoque de derechos y de género.

Para alcanzar estos objetivos es imprescindible emprender un esfuerzo conjunto, por parte de las instituciones, las personas profesionales de la salud y la sociedad en general, de manera que este grupo de población vea plenamente protegido su derecho a la salud, sin discriminación y respetando su autonomía.

Por último, la PMP recuerda que el Sistema Nacional de Salud continúa infradotado en recursos para la salud mental en casi todas las Comunidades Autónomas, por lo que sigue siendo muy necesario incrementarlos dando prioridad principalmente a la prevención durante la infancia y adolescencia. Igualmente, llama a normalizar socialmente los problemas de salud mental evitando cualquier discriminación o estigma de las personas de todas las edades que los sufren.