Geriatricarea-monografico envejecimiento activo, Osvaldo J. Hernández Soto

Un artículo de Osvaldo J. Hernández,
Catedrático del Departamento de Ciencias Sociales, Educación y Humanidades, Recinto de San Germán – Universidad Interamericana de Puerto Rico

El envejecimiento saludable, activo o exitoso está asociado con una mejor salud física, mental y una menor prevalencia de enfermedades. Bajo esta concepción, se aspira a que los adultos mayores logren una mejor calidad de vida, vivan más tiempo, se mantengan productivos y presenten una menor prevalencia de enfermedades. Para alcanzar esta meta, es necesario que las personas mayores mantengan hábitos adecuados para la salud.

Este tema requiere responsabilidad individual, educación (capacitación) y autocuidado. Se sabe que cuidarse permite mantener la independencia funcional y es una medida efectiva para prevenir enfermedades. El autocuidado es una conducta, una responsabilidad personal orientada a fomentar y conservar la salud. El estado de salud de una persona está estrechamente relacionado con sus hábitos de autocuidado1, lo que favorece la prevención de enfermedades.

Algunas de las medidas de autocuidado incluyen la actividad física, una nutrición adecuada y el sueño2, entre otras. Además, el modelo de los 8 pasos para la salud (de la Asociación Americana del Corazón3) recomienda prestar atención al azúcar, la presión arterial, el peso, el colesterol, la nicotina, la dieta, el sueño y la actividad física.

El autocuidado no solo es esencial para la salud física, sino también para el bienestar emocional y social de los adultos mayores

En una encuesta reciente realizada en el Centro de Servicios para Adultos Mayores Esperanza para la Vejez en Puerto Rico, se consultó a los voluntarios sobre sus hábitos saludables. Los resultados mostraron que los encuestados identificaron los siguientes hábitos: chequeos médicos (85%), alimentación (77%), sueño (77%), ejercicio (62%), hidratación (54%), consumo de alcohol y tabaco (54%) y manejo del estrés (46%).

Entre estos, la alimentación y el ejercicio fueron considerados los más importantes por el 62% de los participantes. Además, señalaron que la edad influye en la adopción de estos hábitos y mencionaron que los principales desafíos para mantenerlos son los problemas de salud, la falta de tiempo y el apoyo social.

La figura 1 muestra un modelo de autocuidado centrado en el adulto mayor. En este modelo, se propone que la base para promover la salud es la educación. El conocimiento empodera a las personas al proporcionar recursos para tomar decisiones favorables para la salud. Se entiende que, si se conocen los hábitos adecuados para la salud y los riesgos de no adoptarlos, se pueden tomar medidas más efectivas para el bienestar.

El autocuidado es un tema clave cuando se habla del bienestar de los adultos mayores. Hábitos saludables como la alimentación, el ejercicio, el manejo del estrés y la hidratación son fundamentales para mantener una buena salud. Implica que los adultos mayores tomen decisiones conscientes y responsables sobre su salud y bienestar. Esto incluye prácticas como la gestión de la salud física y emocional, la adherencia a tratamientos médicos, una alimentación saludable, actividad física y manejo del estrés.

A medida que las personas envejecen, su capacidad para mantener ciertos hábitos saludables puede verse afectada por condiciones físicas, cambios en el metabolismo o incluso limitaciones cognitivas. Es fundamental considerar cómo el autocuidado se adapta a las distintas etapas del envejecimiento, como modificar la dieta para satisfacer necesidades nutricionales cambiantes o ajustar el ejercicio a las capacidades físicas del individuo.

El autocuidado desempeña un papel preventivo crucial en la reducción del riesgo de enfermedades crónicas y la mejora de la calidad de vida. En la encuesta, se mencionaron prácticas como chequeos médicos regulares y alimentación saludable, que son fundamentales para la detección temprana de problemas de salud y para evitar complicaciones a largo plazo.

Sin embargo, a pesar de su importancia, el autocuidado puede verse obstaculizado por diversos factores. En la encuesta, los adultos mayores identificaron problemas de salud, la falta de tiempo y el apoyo social como barreras para mantener hábitos saludables. Estas barreras pueden dificultar que los adultos mayores tomen decisiones activas sobre su salud, lo que subraya la necesidad de programas de apoyo que fomenten el autocuidado, como servicios comunitarios, redes de apoyo social y educación sobre salud.

Además de los aspectos físicos, el autocuidado también abarca el bienestar emocional. El manejo del estrés, la búsqueda de apoyo social y la importancia de tener una rutina diaria que favorezca el bienestar psicológico son aspectos esenciales del autocuidado en la vejez. La encuesta resalta que muchos adultos mayores enfrentan desafíos relacionados con el estrés y la salud mental, lo que implica que el autocuidado emocional es tan vital como el físico.

La educación sobre autocuidado es esencial para empoderar a los adultos mayores a tomar decisiones informadas sobre su salud. Esto puede incluir talleres, programas comunitarios o recursos en línea que ofrezcan información sobre cómo llevar un estilo de vida saludable, reconocer señales de alerta de enfermedades y mejorar la calidad de vida en general.

El apoyo social juega un papel crucial en el autocuidado. La familia y los amigos constituyen una red fundamental que puede ayudar a los adultos mayores a adherirse a hábitos saludables y a superar los desafíos de salud. Los programas que fomenten la participación activa de la familia y la comunidad en la promoción del autocuidado pueden ser efectivos para mejorar el bienestar general de los adultos mayores.

Finalmente, el autocuidado está estrechamente vinculado con la capacidad de los adultos mayores para mantener su independencia. Practicar hábitos saludables como el ejercicio, la hidratación adecuada y una alimentación balanceada contribuye a mejorar la movilidad, la energía y la autonomía de los adultos mayores, lo que les permite seguir siendo activos y funcionales durante más tiempo.

En conclusión, el autocuidado no solo es esencial para la salud física, sino también para el bienestar emocional y social de los adultos mayores. Fomentar hábitos de autocuidado a través de educación, apoyo social y recursos adecuados puede mejorar significativamente la calidad de vida de esta población. Los resultados de la encuesta sugieren que, aunque los adultos mayores reconocen la importancia de ciertos hábitos saludables, también enfrentan desafíos que deben ser abordados para asegurar que puedan cuidar de sí mismos de manera efectiva.