La Fisioterapia es clave para el abordaje del Parkinson, ya que ofrece a los paciente múltiples beneficios. Por ello desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) se reclama un mayor respaldo desde el sistema público de salud español, ya que en la actualidad no cubre el tratamiento no farmacológico de estas personas, como es la neurorrehabilitación.
Al aumentar la prevalencia del Parkinson con la edad, y con el incremento de la esperanza de vida, se prevé que crezca de forma considerable el número de personas afectadas en los próximos años. Un reciente estudio señala que se producirá un aumento de casos del 112% entre 2021 y 2050.
En este contexto, el tratamiento de fisioterapia es fundamental en la rehabilitación de un paciente con Parkinson al ofrecer beneficios como:
- Mejora de la capacidad física general (fuerza, muscular, resistencia cardiorrespiratoria, equilibrio, coordinación y flexibilidad)
- Fortalecimiento específico de piernas y mejora del equilibrio
- Mejora de la marcha

«Los objetivos de fisioterapia siempre deben ser realistas, cuantificables, ajustados a las necesidades y metas del paciente, y orientados a la ganancia de funcionalidad y prevención de la discapacidad«, explica Yeray González, fisioterapeuta del CPFCM.
La principal herramienta de la Fisioterapia es el ejercicio terapéutico individualizado y la actividad física. «Al igual que los pacientes cuentan con una prescripción médica y tienen que tomarse una serie de pastillas de dopamina cada día y la siguen a rajatabla, desde la Fisioterapia hay que educar al paciente y concienciarlo de que debe hacer a diario el ejercicio pautado para producir dopamina de forma natural y así frenar el deterioro de la enfermedad», señala este experto,
«Con esta premisa, la Fisioterapia actuará en la conservación de la funcionalidad, actuando en el déficit individual de cada paciente para prevenir la discapacidad y, en última instancia, mejorar su calidad de vida«, continúa Yeray González.
Como indican desde el CPFCM, la fisioterapia ayuda a cada paciente en las siguientes áreas:
- Coordinación y marcha
La alteración en la coordinación de brazos y piernas ocasiona una marcha con pasos cortos y rápidos (conocida como marcha festinante) que aumenta el riesgo de caídas. El fisioterapeuta trabaja la marcha mediante guías auditivas (metrónomo) y visuales (marcas en el suelo), para que actúen otras zonas del sistema nervioso que no están afectadas y el paciente camine de manera más funcional.
- Capacidad física general
Hay que actuar en el déficit físico de cada paciente y trabajar especialmente la fuerza muscular, resistencia cardiorrespiratoria, equilibrio, coordinación y flexibilidad.
- Postura
Es común que aparezcan alteraciones posturales de la columna vertebral, especialmente una flexión excesiva de la columna torácica (captocormia) con adelantamiento de la cabeza y también una inclinación lateral de la columna (síndrome de Pisa). Se realizan ejercicios activos de enderezamiento/estiramiento de la musculatura de la espalda.
- Alcances y agarres
La puesta en práctica de alcances y agarres orientados a la vida diaria del paciente también van a favorecer ese enderezamiento activo de la columna.
- Transferencias
Las transferencias son importantes especialmente en pacientes con estadios avanzados de la enfermedad. Se trabaja mediante la educación en estrategias de cómo realizar estas transferencias (cama, silla, cuarto de baño) de manera eficiente y mediante el fortalecimiento muscular de brazos y piernas.
- Equilibrio y prevención del riesgo de caídas
- Las caídas son comunes también en fases más avanzadas de la enfermedad, la pérdida del equilibrio y las caídas son comunes, generando gran discapacidad al paciente. La Fisioterapia interviene mediante dos pilares fundamentales: ejercicios orientados específicamente a la mejora del equilibrio y fortalecimiento muscular de piernas.
- Prevenir la inactividad
Además del ejercicio terapéutico prescrito por el fisioterapeuta, es imprescindible concienciar sobre la prevención de la inactividad, animando a los pacientes a participar en actividades físicas con impacto social, como programas de ejercicio en grupo o deportes que favorezcan la mejora de la velocidad y la coordinación, como pueden ser el boxeo o el pin pon. El fisioterapeuta deberá adaptarse en esta área a los gustos del paciente para generar adherencia a la actividad y asegurarse de que la va a realizar.
- Síntomas no motores
Aparte de los síntomas relacionados con el movimiento, el Parkinson va a tener otros, como pérdidas de memoria, depresión, ansiedad, afecciones gastrointestinales, alteraciones del sueño, fatiga o dolor. La Fisioterapia, mediante el ejercicio terapéutico principalmente, va a tener un papel clave.
La Fisioterapia actúa también a nivel cognitivo, emocional y social
La Fisioterapia actúa de forma multimodal, no solo en la esfera física del paciente sino también en la psicológica y social, indican desde el CPFCM. «A veces se orienta el proceso solo a la mejora física, pero hay que conocer las barreras psicológicas y sociales que pueden interferir en el éxito del tratamiento, como depresión, estrés, pérdida de la motivación, aislamiento social y otros factores contextuales del entorno de la persona«, señala Yeray González.
«Desde la Fisioterapia podemos actuar con una valoración exhaustiva e individualizada del paciente, educación sobre la condición y aumento de su autoeficacia a través de herramientas que pueda implementar en su día a día para mejorar su condición y su salud, y el ejercicio terapéutico y promoción de la actividad física, que no solo actuarán en el aspecto físico sino también en el cognitivo, emocional y social«, añade el fisioterapeuta madrileño, experto en neurorrehabilitación en daño cerebral y dolor asociado a la enfermedad de Parkinson.