La cronicidad, la pluripatología y la edad avanzada constituyen un problema sanitario global que afecta especialmente a nuestro país dado su progesivo proceso de envjecimiento, tal y como quedó patente en la XI Reunión del Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) que se celebra en Zaragoza.
Y es que los pacientes pluripatológicos son, en la mayoría de los casos, personas de edad avanzada con necesidades complejas de salud, vulnerables y con funcionalidad limitada. Por ello, la atención de estos pacientes precisa de una coordinación entre diferentes profesionales y niveles asistenciales.
Tal y como apunta, el doctor Nacho Vallejo, coordinador del Grupo del Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), “el internista, gracias a su visión generalista e integral de los pacientes, atiende a la persona con pluripatología durante el ingreso con el apoyo del equipo hospitalario. Colabora junto a los profesionales de Atención Primaria (médicos, enfermeras, trabajadores sociales, etc.), en particular en las reagudizaciones que precisan de cuidados hospitalarios, prestando soporte cuando es necesario”.
Durante la XI Reunión del Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la SEMI se insistió en la necesidad de incorporar estrategias preventivas para este perfil de pacientes y de aportar resultados en salud, manteniendo un enfoque bio-psico-social que tenga en cuenta las necesidades de las personas.
“Es necesaria la transformación de nuestros modelos organizativos con la incorporación de indicadores que faciliten ese valor en salud, y que cuenten con las expectativas de las personas, como puede ser el modelo del International Consortium for Health Outcomes Measurement (ICHOM), lo cual supone un reto importante a incorporar en nuestras instituciones”, comenta el doctor Vallejo.
“La identificación de la persona frágil y la mejora del entorno y del cuidado durante el ingreso, teniendo presente no solo el motivo por el que el paciente lo hace, sino también sus vulnerabilidades, es un elemento para incorporar en nuestra práctica asistencial. Es más, la atención a la fragilidad en los hospitales es un elemento que se está incorporando de forma progresiva en nuestros centros”, indica este especialista, destacando que el objetivo es preservar la funcionalidad y la situación cognitiva y evitar complicaciones.
Y es que, por ejemplo, la hospitalización de las personas con pluripatología o edad avanzada es un desencadenante reconocido en la aparición o progresión del deterioro funcional del paciente. De hecho, un 50% de los pacientes mayores de 70% años que presentan discapacidad, tenían antecedentes de haber estado hospitalizados en el año anterior.
La desnutrición incrementa los problemas durante el ingreso hospitalario
La desnutrición también tuvo un especial protagonismo en este encuentro, ya que se trata de uno de los principales problemas a los que se enfrentan las personas con pluripatología o edad avanzada. De hecho, la desnutrición relacionada con la enfermedad supone un incremento de problemas durante el ingreso hospitalario tanto en personas con problemas médicos como quirúrgicos, implicando también un coste económico relevante para las organizaciones sanitarias.
Por ello, identificar precozmente a personas desnutridas o en riesgo de desnutrición y aportar un correcto soporte nutricional son tareas primordiales de los profesionales sanitarios. “Nuestro grupo es particularmente sensible a este ámbito, por lo que intentamos da en este el encuentro unas sencillas pautas para que los profesionales puedan incorporarlas en sus estrategias de atención a nuestros pacientes», asevera el doctor.
Diabetes en pacientes pluripatológicos y de edad avanzada
En España, más de un tercio de la población mayor de 75 años tiene diabetes. Y, además, también es una de las enfermedades más habituales de las personas con pluripatología. De hecho, según el estudio Profund, realizado por el Grupo del Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la SEMI, afecta a casi un 30% de estos pacientes.
“La diabetes es un proceso sistémico que tiene sus particularidades en la persona anciana, lo que hace que su manejo sea diferente según la situación de fragilidad y el estado de dependencia de la persona. En estos casos, el objetivo terapéutico suele ser más conservador, primando la seguridad del paciente en la elección de los fármacos”, explica el coordinador del Grupo del Paciente Pluripatológico y Edad Avanzada de la SEMI.
Así, en estas situaciones, se debe identificar si el paciente presenta otras patologías o comorbilidades, como la insuficiencia renal avanzada o la enfermedad cardiovascular establecida, ya que en ambos casos puede determinar la utilización de unos fármacos sobre otros.
Tal y como asegura el doctor Nacho Vallejo “uno de los desafíos más relevantes en el manejo de la diabetes en los ancianos es la individualización terapéutica, sobre todo en aquellos con pluripatología o diferentes comorbilidades. Además, los llamados síndromes geriátricos son factores que también influyen en cómo debemos prestar la asistencia sanitaria en esta población, ya que el deterioro cognitivo es particularmente importante porque empeora la calidad de vida de la persona y dificulta el autocuidado”.
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