Un artículo de Teresa Escalonilla Díaz, Psicóloga
Hace meses comencé a vivir mi experiencia como psicóloga con mi apoyo en talleres de estimulación cognitiva. Como psicóloga era mi primer contacto con personas mayores, momento que me asustaba a la vez que me motivaba.
Demasiadas preguntas: ¿qué es el envejecimiento?, ¿cómo saber cuándo una persona mayor es activa en todos los aspectos de su vida?, ¿tendrán ganas de aprender?, ¿querrán realizar ejercicios que les suponga un esfuerzo en cuanto a la hora de concentrarse y mantener la atención?, ¿cómo trasmitirles que acudir a este tipo de talleres merece la pena? Pero cuando empecé con los talleres, todas mis dudas se disiparon.
Día a día voy descubriendo las respuestas a las preguntas gracias a su colaboración, esfuerzo y ayuda. Me enseñan que el envejecimiento es vivir agradecido a la vida por todas las experiencias que te ha dado, es sabiduría, es serenidad, es amor. Y yo, al principio, preocupándome sobre cómo reconocería su grado de actividad en todas las esferas de su vida…
Fácil, muy fácil, te lo demuestran con la gran actividad que tiene su corazón (disfrutando cada segundo de su familia y amigos), su mente (organizando el hogar, demostrando las ganas de querer seguir aprendiendo, acudiendo a los talleres a pesar del trabajo que ello conlleva), su cuerpo (realizando ejercicio físico, yendo a actividades programadas ya sean clases de baile o excursiones) y sobre todo su sonrisa, esa que está perenne en sus rostros pase lo que pase. Tras contestar a estas preguntas el resto se responden solas.
Es lo mismo que ir al gimnasio. Pongamos como ejemplo el Pilates, en algunas clases se trabajarán músculos que simplemente necesiten ese ejercicio para mantenerse en la misma condición física; en cambio, en otras clases se entrenarán grupos de músculos que hacía tiempo no trabajaban y que se deberán poner en forma para no perder su funcionalidad.
Pero no nos olvidemos de un apunte muy importante: el ser humano es un animal social y necesita de dicho apoyo para su supervivencia. Por lo que los talleres de estimulación cognitiva, además del entrenamiento de las funciones cognitivas mencionadas, favorece el contacto social, se trabajan las habilidades de comunicación, el reconocimiento de las emociones, la conexión con el entorno, el aumento de la autoestima y la mejora del estado de ánimo, previniendo así las alteraciones del estado de ánimo y potenciando la mejora de la salud en general.
Por todo ello, la estimulación cognitiva es muy beneficiosa para todas las esferas del bienestar de la persona, tanto jóvenes como mayores ¡porque todos necesitamos estar mentalmente en forma!