Las secuelas que está dejando la Covid-19 son similares a las de un ictus: desorientación, anosmia, cefaleas, problemas en el habla, en la deambulación… Pero, de hecho, una de las secuelas más graves que está dejando el coronavirus es el desarrollo de ictus, hemorragia intracraneal o encefalopatías, tal y como advierten los expertos de Grupo 5 CIAN, que quieren sensibilizar a la sociedad en general sobre esta enfermedad en el momento actual de pandemia.

Paola García, coordinadora técnica de Grupo 5 CIAN, señala que «hay un número de casos que estamos observando en nuestros centros que sufrieron en el período de febrero a abril un ictus, y además pasaron la Covid-19. Estos pacientes no sabemos exactamente si el ictus fue provocado por la Covid o fue previo al contagio. En cualquier caso, la atención y rehabilitación tras un ictus no es negociable ni en tiempos de pandemia y el abordaje de sus secuelas es urgente».

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Los pacientes infectados por COVID 19 tienen mayor riesgo de sufrir un ictus, especialmente en los más graves o con importante afectación sistémica

Y es que durante el primer periodo de confinamiento derivado de la crisis sanitaria se registró un descenso de entorno al 40% en casos de ictus que, en opinión de los expertos, se justificaría por el miedo a acudir a un hospital durante este periodo para evitar un posible contagio de Covid-19. Un descenso irreal que ahora requiere un abordaje adecuado para frenar posibles dependencias añadidas a las secuelas del daño cerebral adquirido y fomentar la autonomía de la persona afectada.

En espera de nuevos y más extensos estudios prospectivos o de registros hospitalarios, se admite que alrededor del 2%-5% de infectados por COVID 19 van a presentar un ictus. Se produce por el virus en el 21-31% de los infectados. El riesgo de ictus se sitúa en torno a 3,2 a 7.8 veces más que la población general.

En palabras de Jaime Gállego, neurólogo de Grupo 5 CIAN Navarra, «no se sabe por cuánto tiempo ha llegado esta pandemia, pero la anticipación a posibles rebrotes o epidemias similares de la enfermedad justifica de pleno la implementación temprana de medidas de protección para garantizar la seguridad de los pacientes. Además de los planes de contingencia hospitalarios, los sistemas detección y de transporte de pacientes y la concienciación de la población deben estar perfectamente establecidos y coordinados para dar la mejor atención a los pacientes con ictus agudo en estos momentos inciertos. La Covid-19 no nos puede parar».

Los profesionales advierten, además, de un previsible aumento de nuevos casos, que se achacaría al estilo de vida adoptado durante el confinamiento, al sedentarismo, al menor autocuidado y la pérdida de hábitos de vida saludable. De hecho, durante la pandemia Covid-19 la morbimortalidad por ictus de causa frecuente podría estar aumentando inadvertidamente por mecanismos indirectos como son el miedo de los pacientes a acudir al hospital y estar ocupados casi todos los recursos sanitarios en la atención de enfermos de la pandemia.

Cabe recordar que Grupo 5 CIAN ha puesto en marcha un programa de tratamiento integral post Covid-19 en sus centros de Madrid y Navarra, localidades con un alto número de pacientes con secuelas por la pandemia. Y es que la enfermedad causada por coronavirus conlleva en muchos casos diferentes tipos de secuelas, algunas visibles y otras totalmente invisibles, tanto para las personas que han pasado un periodo prolongado en cuidados intensivos, como para las que no han sido ingresadas.