Una de las afecciones más comunes provocada por la pandemia entre las personas de edad avanzada es la caquexia, un estado que, entre otras causas, se produce por el aislamiento, la falta de movilidad y una disminución de la ingesta calórica diaria, motivada a menudo por la falta de apetito.

Tal y como comenta Neus Goyeneche, nutricionista del grupo residencial Fontsana Senior Living Group, «los síntomas más habituales de la caquexia son una importante pérdida de peso corporal, una reducción y un deterioro drástico de la masa muscular (sarcopenia), y una debilidad generalizada, lo que dificulta aún más la recuperación motora y cognitiva de las personas que lo sufren».

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Para combatir la caquexia es conveniente implantar una dieta hipercalórica e hiperproteica, rica en antioxidantes y vitamina D

Por eso, explica, «la actuación más urgente que debemos hacer para poder nutrir a los residentes, y mejorar su estado físico y cognitivo, es implantar una dieta hipercalórica e hiperproteica, rica en antioxidantes y vitamina D, siempre que la patología de base del residente lo permita». Gracias a ello, «al cabo de, como mínimo, 2 ó 3 meses es posible constatar un aumento del peso, una mejoría en el deterioro de la masa muscular, y en el sistema inmunológico, recuperando poco a poco el estado de salud que tenían antes de la aprobación del estado de alarma», señala la experta.

Como ejemplo, en el caso de las residencias de Fontsana Senior Living Group, explica, «hemos reforzado los menús tanto a nivel de cantidad, como de calidad, aportando un incremento de calorías y proteínas en los menús, a través de alimentos como carnes, pescados azules, legumbres, huevos y lácteos, que también aportan vitamina D. La dieta va acompañada, por supuesto, de frutas y verduras (antioxidantes), imprescindibles para la recuperación global de la persona, mejorando también su vitalidad».

Por último, concluye, «no hay que olvidar otro aspecto muy importante, que es mejorar la percepción organoléptica del plato, es decir, su sabor, su olor, su color y su presentación, ya que estos aspectos influyen mucho más de lo que pensamos en el aumento del apetito». A este respecto la nutricionista indica que «se ha intentado mantener el volumen habitual de los platos, pero aumentando su valor nutricional en cuanto, sobre todo, a calorías y proteínas, para que los residentes no tengan una percepción de abundancia y pesadez que les haga rechazarlos. Como última recomendación destacaría acompañar la dieta con paseos y algo de ejercicio físico, si es posible, para fortalecer la masa muscular, y con exposiciones al sol, que ayuden a sintetizar la vitamina D».