Un artículo de Sheila Cano Parralejo, Musicoterapeuta y Psicóloga

La música es un lenguaje universal, presente en todas las culturas de la historia de la humanidad. Para Platón, “la música era para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”. En este sentido, la música nos mueve, nos emociona, nos evoca recuerdos, generando emociones muy diversas. Dichas emociones modifican nuestra fisiología, nuestras hormonas, nuestro ritmo cardíaco y pulsaciones.

La Musicoterapia es la utilización sistematizada de la música y sus elementos por un/a musicoterapeuta cualificado para mejorar la salud y bienestar de las personas. El éxito terapéutico de esta música, que normalmente se realiza en directo, radica en las adaptaciones que este/a profesional realiza de la música para conseguir los objetivos terapéuticos planteados. La Musicoterapia puede incidir en diversas esferas de la salud de una persona. Puede incidir a nivel físico-motriz, cognitivo, social, emocional, psicológico, conductual o incluso espiritual.

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La Musicoterapia es la utilización sistematizada de la música y sus elementos por un/a musicoterapeuta cualificado para mejorar la salud y bienestar de las personas

El musicoterapeuta sigue un protocolo de intervención desde el inicio. Según la American Music Therapy Association (AMTA), el proceso general de intervención sigue los siguientes pasos:

  1. Derivación y aceptación, por parte del equipo interdisciplinar u otro profesional
  2. Evaluación inicial, que incluye funcionamiento a nivel psicológico, conductual, cognitivo, comunicativo, social y fisiológico, así como las respuestas de la persona a la música, sus habilidades musicales y sus preferencias musicales
  3. Planificación del tratamiento individualizado, en función de las diferentes valoraciones, y puesta en común de los objetivos;
  4. Implementación del plan de tratamiento, aplicando las técnicas adecuadas para la consecución de los objetivos planteados
  5. Documentación a través de registros periódicos que faciliten el seguimiento
  6. Finalización del tratamiento

Las terapias no farmacológicas (TNF) en el envejecimiento representan un conjunto de intervenciones orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas. La definición comúnmente aceptada de terapias no farmacológicas la recoge Javier Olazarán (Olazarán et al., 2010), y se definen como “cualquier intervención no química, teóricamente sustentada, focalizada y replicable, realizada sobre el paciente o el cuidador y potencialmente capaz de obtener un beneficio relevante”.

En concreto, la Musicoterapia basada en la evidencia científica, constituye una TNF eficaz en el campo de las personas mayores. Se aplica tanto en personas sin deterioro cognitivo, en programas de envejecimiento activo, como en deterioro cognitivo, incluso en estadio 6-7 de deterioro según la Escala de Deterioro Global (GDS).

Existe una vasta evidencia científica de las mejoras en la calidad de vida y bienestar de las personas mayores, desde revisiones sistemáticas, ensayos clínicos, metaanálisis, sobre la eficacia de la aplicación de la Musicoterapia como tratamiento de elección en este colectivo.

Así, en sociedades científicas como en la SEGG (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología), el pasado año se creó un grupo de trabajo de Musicoterapia formado por nueve musicoterapeutas de todo el territorio nacional, con la intención de cohesionar musicoterapeutas profesionales del sector de las personas mayores, realizar investigaciones al respecto y fomentar la Musicoterapia basada en la evidencia científica, como disciplina terapéutica no farmacológica.

En la misma línea de trabajo, se ha creado recientemente la Sociedad Científica Española de Musicoterapia (SOCIEMT), ante la necesidad de fomentar e impulsar la investigación y la divulgación en Musicoterapia en nuestro país.

La Musicoterapia es una disciplina terapéutica basada en la evidencia científica y la buena praxis, con la capacidad de optimizar los recursos humanos y materiales de nuestros sistemas sociosanitarios y de atención integral de las personas mayores.

Es una TNF que tiene en cuenta las características de la persona a la que se dirige, sus necesidades y capacidades, cuyos efectos pueden medirse a través de diferentes aspectos relevantes: la calidad de vida, la cognición, las actividades de la vida diaria (AVD), la conducta, la afectividad, el dominio psico-motor, el bienestar y calidad de vida de la persona cuidadora, la institucionalización y los costes.

Sobre la autora

Musicoterapeuta y Licenciada en Psicología, Máster de Psicogerontología por la Universidad de Salamanca y de Musicoterapia por la Universidad de Extremadura. Amplia experiencia docente, clínica e investigadora en el campo del envejecimiento, en especial, en el ámbito de los trastornos neurocognitivos y los síntomas psicológicos y conductuales que pueden ir asociados. Integrante del grupo de trabajo de Musicoterapia de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y miembro de la Sociedad Científica Española de Musicoterapia (SOCIEMT).