Existe una relación entre los niveles bajos de histidina en sangre y la enfermedad del hígado graso, tal y como revela un estudio realizado por el Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI) y el Centro Tecnológico de Catalunya (Eurecat).

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es la enfermedad hepática más frecuente en todo el mundo y se estima que afecta a una de cada cuatro personas. Se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en las células hepáticas por causas metabólicas, sin relación con el consumo de alcohol, y se vincula a la obesidad y la diabetes.

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En la imagen, los investigadores Jordi Mayneris-Perxachs, Anna Castells-Nobau y José y Manuel Fernández-Real

Publicado en la revista científica Cell Reports Medicine, la investigación sugiere nuevas oportunidades terapéuticas para mejorar la salud hepática en pacientes con obesidad. Este estudio, llevado a cabo por IDIBGI y Eurecat, se centró en la exploración de la relación entre la enfermedad del hígado graso y la histidina, un aminoácido esencial con funciones importantes en el organismo. Los resultados muestran que la histidina tiene una relación inversa significativa con la acumulación de grasa en el hígado.

El equipo investigador del grupo de Nutrición, Eumetabolismo y Salud del IDIBGI y el CIBEROBN llegó a esta conclusión examinando a tres grupos de personas diferentes, sumando un total de 651 individuos sanos con varios grados de hígado graso.

Además, en el análisis de la microbiota intestinal, los investigadores identificaron a un grupo de bacterias específicas claramente asociadas a los niveles de histidina: cuantas más proteobacterias en la microbiota intestinal, menos histidina en sangre.

En este sentido, el Dr. Jordi Mayneris-Perxachs, investigador consolidado del IDIBGI que ha liderado esta publicación, señala que «las proteobacterias tienen unos genes involucrados en la degradación de histidina y están aumentadas en pacientes con hígado graso». «Esto podría explicar por qué los niveles de histidina son más bajos en estos pacientes, y podría causar la acumulación de grasa en el hígado«, añade el experto.

La validación de los resultados se llevó a cabo con la colaboración de Eurecat en ensayos en cuatro modelos preclínicos diferentes, incluyendo roedores y la «mosca de la fruta» (Drosophila Melanogaster). En todos los modelos, la suplementación de la dieta con histidina mejoró la condición del hígado graso, disminuyendo la expresión de genes implicados en la síntesis de grasas y los niveles de triglicéridos en el hígado.

El investigador de la Unidad de Nutrición y Salud de Eurecat, el Dr. Xavier Escoté. indica que «la suplementación alimentaria con aminoácidos es conocida y segura, y el hecho de que nuestro tratamiento haya funcionado en diferentes modelos preclínicos, nos hace pensar que se pueda trasladar con éxito a personas afectadas de hígado graso».

«Actualmente la enfermedad del hígado graso se trata con recomendaciones sobre el estilo de vida y alguna medicación, pero sin un tratamiento específico plenamente efectivo. Por eso, estos hallazgos sugieren una diana terapéutica sólida», afirma el jefe del grupo de investigación en Nutrición, Eumetabolismo y Salud del IDIBGI y del CIBEROBN, el Dr. José Manuel Fernández-Real, que es también jefe de la sección de Endocrinología del Hospital Josep Trueta de Girona.

Los resultados de esta investigación del IDIBGI Eurecat pueden conducir a explorar posibles tratamientos futuros, como la suplementación de la dieta con histidina o la modificación de la microbiota, para mejorar la salud hepática en pacientes con obesidad. El estudio tiene como primeros autores a la Dra. Anna Castells-Nobau, investigadora del IDIBGI, y Sergio Quesada-Vázquez, investigador de Eurecat.