Un artículo de Dr. Carlos Martín Lorenzo,
geriatra y director médico de centros de Hermanas Hospitalarias en Palencia y Burgos

Las personas que padecen síndromes geriátricos, como una consecuencia de la presentación de enfermedades agudas o crónicas en los mayores, hacen que aumente su situación de fragilidad o dependencia previa.

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Las personas que padecen síndromes geriátricos tienen más posibilidades de que aumente su situación de fragilidad o dependencia previa

Por ello, está demostrado que recibir los apoyos necesarios en cada momento favorece la participación de las personas mayores dependientes en la vida social y comunitaria, facilitando el acceso a los servicios en el nivel asistencial adecuado y el mantenimiento del estilo de vida que cada persona ha decidido para sí misma.

Las metas que cada persona se propone, sus preferencias, gustos, intereses y sueños, en ocasiones necesitan de los recursos y apoyos para conseguir su logro o satisfacción. Éstos se hacen más necesarios cuanto mayor sea el nivel de dependencia.

La realidad es que a medida que aumenta nuestra edad la dependencia para las actividades de la vida diaria puede ir aumentando y esas limitaciones pasan a formar parte de la vida cotidiana.

Según diversos estudios, a partir de los 80 años, una gran parte de la población tiene limitaciones en una o más de las actividades cotidianas. Esto dificulta completar esta etapa de la vida en plenitud, por lo que se necesita acompañamiento y asesoramiento en la adquisición y adaptación de elementos de apoyo.

La innovación en productos utilizados por o para las personas mayores (dispositivos, equipos, instrumentos y software) está dirigida a proteger, apoyar, medir o sustituir funciones, estructuras corporales y actividades, o prevenir deficiencias y limitaciones en la actividad. En definitiva, facilita la participaciónde las personas mayores para que puedan seguir aportando su experiencia a la sociedad.

No todos los productos de apoyo permiten la realización de la tarea de forma autónoma, algunos de ellos precisan de la ayuda de una tercera persona que facilite que esa tarea sea realizada.

Las personas mayores que presenten algún grado de dependencia deben residir en entornos accesibles, seguros y adaptados a sus características, lo que les ayuda a disminuir las posibles limitaciones funcionales para realizar determinadas actividades básicas o instrumentadas de la vida diaria.

Los centros de día o residenciales deben contar con equipos de profesionales que trabajen orientados hacia las necesidades de apoyo de las personas mayores dependientes, que conozcan el uso y manejo de las ayudas técnicas y de los aparatos y sistemas orientados a la recuperación funcional, favoreciendo el aprendizaje y personalización de los mismos para una adaptación rápida y normalización de la vida de cada persona mayor que presente síndromes geriátricos.