Un artículo de Pablo Pérez Aragundi,
Presidente de la Federación Española de Ortesistas y Protesistas (FEDOP)
Actualmente, España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de personas mayores en cifras absolutas, 9,5 millones en total, y las proyecciones del INE para 2040 indican que podría haber más de 14,2 millones de personas mayores en nuestro país, representando algo más del 27% de la población.
Este escenario de envejecimiento demográfico, constante y acelerado, plantea un desafío importante para el sistema público de salud, que debe ofrecer una gestión eficiente y eficaz de las prestaciones ortoprotésicas, de manera que se no ocasionen nuevas patologías al cada vez mayor número de pacientes que las necesitan, la mayoría con discapacidades severas, permitiéndoles obtener el producto que realmente necesitan para conseguir una mejora tanto en su salud como en su calidad de vida y favorecer, al mismo tiempo, su inclusión social.
Movilidad, autonomía y salud
La ortopedia juega un papel decisivo para las personas mayores a la hora proporcionarles un envejecimiento activo tanto a nivel físico como mental. Es evidente que los dispositivos ortoprotésicos mejoran su movilidad al proporcionarles apoyo y estabilidad. Esto les permite, no solo reducir el riesgo de caídas y lesiones, sino además mantenerse activos en su día a día desarrollando tareas cotidianas y participando en actividades sociales.
Los dispositivos ortopédicos personalizados ayudan además a aliviar el dolor y proporcionar el soporte adecuado a las personas mayores que experimentan dolor crónico debido a enfermedades como pueden ser la artrosis o la osteoartritis.
Todos estos beneficios redundan en un tercero que tiene que ver con su autoestima, al sentirse capaces de mantener su independencia funcional participando en la vida cotidiana con confianza y dignidad, la cual normalmente se ve afectada por el avance de la edad.
Positivo impacto social y económico de la Ortopedia
Las conclusiones del informe elaborado por la consultora EY sobre el sector ortoprotésico en España confirman que, a los indudables beneficios que la prestación ortoprotésica aporta en el ámbito asistencial, se añade un beneficio económico, al contribuir a la eficiencia del sistema sanitario debido a los buenos resultados en pacientes y al coste reducido para el SNS, con el consecuente mejor uso de los recursos sanitarios.
A través de las evaluaciones económicas de diferentes productos ortoprotésicos, tanto aquellos que en estos momentos no están incluidos en el catálogo de prestaciones como otros que sí lo están, se ha comprobado el gran impacto de ahorro económico que la Ortopedia pueden generar.
Así, por ejemplo, si se suministraran ortesis plantares al 60% de los pacientes que sufren pie diabético, su uso podría suponer un ahorro de 414,8 millones de euros al año. Igualmente, si la prescripción de las sillas bipedestadoras eléctricas fuese el tratamiento estándar, al aumentar la adherencia al tratamiento se reduce significativamente el coste de las comorbilidades asociadas, lo que resulta en un ahorro de 22,71 millones de euros al año para el sistema sanitario.
Cuando se trata de productos financiados, los ahorros generados también son considerables. Por ejemplo, los asientos posturales pueden suponer un ahorro de 1,55 millones de euros al año para el sistema sanitario. Por tanto, se demuestra el impacto positivo en la rentabilidad del sistema sanitario, ya que tanto operaciones como hospitalizaciones se pueden evitar con una correcta prescripción, fabricación y adaptación y uso del material ortoprotésico.
Los resultados obtenidos subrayan así la relevancia estratégica de la Ortopedia para el Sistema Nacional de Salud en el contexto de las inversiones públicas sanitarias, siempre limitadas, y la necesidad de fortalecer el sistema de prestaciones ortoprotésicas, especialmente en el caso de la cada vez más numerosa población de edad avanzada.
Desde el sector de la ortopedia compartimos las recomendaciones que EY platea en su estudio, instando a los responsables de las prestaciones a revisar de manera periódica y continuada la cartera de productos financiados considerando el coste-efectividad de la práctica ortoprotésica, a equiparar las coberturas a los países de nuestro entorno y a favorecer el acceso de los pacientes a la innovación, de forma que todos aquellos que lo precisen, como son las personas mayores, puedan optar a productos ortoprotésicos modernos y adecuados, que no comprometan su salud ni sus necesidades vitales.