Un artículo de Claudia Liñán y Míriam Sorribas;
Residència i Centre de Dia Sant Martí, Fundació Vella Terra

A edades más avanzadas, la salud mental viene determinada no solo por el entorno físico y social, sino también por las experiencias acumuladas y los factores específicos relacionados con el envejecimiento.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Salud Mental como un estado de bienestar en el cual el individuo tiene conciencia de su propias aptitudes, es capaz de enfrentarse a las presiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera, y está capacitado para realizar una contribución positiva a la comunidad.

Geriatricarea salud mental en personas mayores

Si tenemos en consideración esta definición, podemos deducir que el adulto mayor, adultos de 60 años o más, tienen mayor probabilidad de sufrir más afecciones de salud mental en comparación con otras edades.

Por tanto será importante reconocer y tratar los trastornos mentales en esta población, puesto que afecta no solamente a situaciones vitales que causan sufrimiento mental, sino que también pueden provocar dificultades en el manejo de otros problemas de salud, como, por ejemplo, el hecho de presentar molestias físicas frecuentes (dolores de cabeza, problemas estomacales, tensión muscular o fatiga persistente sin una causa médica clara) que podrían ser una manifestación del malestar emocional o del estrés acumulado.

Todos estos signos no deberían ser ignorados, ya que la salud mental también afecta directamente al bienestar físico, agudizándose si se trata de problemas crónicos de salud, sobre todo en enfermedades neurodegenerativas que estarían relacionados con el hecho de convivir o padecer una demencia.

La exposición a la adversidad, la pérdida significativa de la capacidad, la disminución de la funcionalidad, y los factores estresantes específicos relacionados con el envejecimiento (life events) o acontecimientos vitales estresantes, exponen a la persona a desarrollar, justo en la etapa posterior de la vida, algunas de las afecciones más difíciles de resolver, como son la depresión y la ansiedad.

Muchas personas mayores, eventualmente, se adaptan a los cambios, pero algunas pueden tener más problemas para hacerlo. Algunas de las señales de advertencia de trastornos mentales pueden incluir cambios en el estado de ánimo, en los hábitos, aislamiento, confusión, aumento de somatizaciones, mayor labilidad emocional, mayor rigidez de pensamiento e incluso, escuchar voces o creer cosas que no son ciertas.

En general, a veces, algunas de estas señales se pueden normalizar, complicando entonces el tratamiento. Ya que en ocasiones empiezan a debutar otras condiciones neurológicas que tampoco ayudan.

Las terapias no farmacológicas y algunas otras actividades recogidas en documentos de intervención, como la elaboración de intervenciones psicológicas, son encaminadas a reducir el aislamiento social, el duelo psicopatológico, y los trastornos afectivos derivados de situaciones de estrés. Y lo más importante, el tener en cuenta la figura del profesional de la salud, como contacto referente cuando uno no sabe por dónde empezar.