Un artículo de Pedro Soriano (@Enfermero_enred)
Enfermero y Director de Comunicación del Colegio de Enfermería de Madrid

¿Qué es la soledad no deseada?

Hablar de soledad no deseada, es hablar de ese sentimiento que aparece cuando existe un desequilibrio entre las relaciones sociales que tenemos y las que desearíamos tener. No se trata solo de estar solo físicamente, sino de sentirse solo, aunque haya gente alrededor. Es la ausencia de conexión significativa, de apoyo, de pertenencia. A nivel internacional, ya se considera un problema importante de salud pública.

¿A quién afecta y dónde lo estamos viendo?

Cuando pensamos en soledad, solemos imaginar a personas mayores. Y sí, es muy prevalente a partir de los 80 años. De hecho, las mujeres mayores de 85 años forman el grupo con mayor incidencia, alcanzando el 42,5%. Pero cuidado, no es un fenómeno exclusivo de la vejez. Estudios como el realizado en el País Vasco muestran que también afecta de forma intensa a personas adultas jóvenes y de mediana edad, especialmente entre los 25 y 44 años. En este grupo, la prevalencia se acerca peligrosamente a la de los mayores. Esto rompe el mito de que la soledad solo golpea en los extremos de la vida.

Además, no afecta a todos por igual. La soledad tiene un marcado componente social: es más frecuente en las clases sociales más desfavorecidas. En adultos jóvenes, esta desigualdad impacta aún más en la salud. En el País Vasco, por ejemplo, la soledad no deseada afecta al 23,3% de los hombres y al 29,7% de las mujeres, siendo más elevada entre los 65 y 79 años. Una tendencia que también se mantiene en otras regiones.

Además, determinantes sociales como el nivel socioeconómico o la autopercepción del envejecimiento influyen decisivamente en esta relación. No basta con analizar los datos por edad o género: es imprescindible considerar cómo las personas entienden su propio proceso de envejecimiento y qué recursos tienen para afrontarlo. Estos factores modulan tanto la aparición como el impacto de la soledad no deseada.

Soledad y salud: una relación preocupante

Como enfermeros, este es el punto clave. La soledad no deseada se asocia directamente a una peor salud, tanto física como mental.

  • Las personas que se sienten solas perciben su salud general como mala el doble de veces que quienes no se sienten solas.
  • La salud mental es aún más vulnerable: la prevalencia de malestar mental es casi cuatro veces mayor en hombres y 3,5 veces en mujeres que refieren sentirse solas.
  • Esta relación es especialmente intensa en los adultos jóvenes.
  • A nivel internacional, la soledad se ha vinculado con mayor mortalidad, hipertensión, enfermedades coronarias, depresión, suicidio y hábitos perjudiciales como fumar, sedentarismo u obesidad.

Los estudios de investigación lo avalan. La soledad no deseada actúa como un potente factor de estrés psicosocial, capaz de precipitar o agravar trastornos de salud mental en distintas etapas de la vida. Este impacto es especialmente severo en los grupos más vulnerables como personas mayores, adolescentes y poblaciones con menor nivel socioeconómico, donde las consecuencias emocionales son más graves y persistentes. Las tasas elevadas de mala salud mental en personas solitarias, como muestran estudios recientes, subrayan la magnitud de esta asociación.

Una conexión especialmente relevante para quienes trabajan con personas mayores es la relación entre soledad y síntomas subjetivos de pérdida de memoria. Un estudio en Madrid ha evidenciado que sentirse solo se relaciona con mayor frecuencia de fallos de memoria autopercibidos, incluso más allá del estado de ánimo o el hecho de vivir solo. Las personas que se sienten solas y además están deprimidas muestran aún más quejas. En este caso, la soledad es un predictor por sí misma.

Geriatricarea soledad no deseada

¿Qué podemos hacer como profesionales?

La buena noticia es que podemos actuar. Las investigaciones coinciden en la importancia de intervenir, y en este sentido, la enfermería tiene un papel protagonista. Aquí algunas claves:

  1. Ampliar el foco
    No podemos centrar todas las acciones en las personas mayores. La soledad no deseada aparece en distintas edades y contextos. Nuestra mirada debe cubrir todo el ciclo vital, con especial atención a los jóvenes adultos.
  2. Intervenciones adaptadas
    No es lo mismo la soledad de una persona mayor viuda que la de un joven en situación precaria. Las estrategias deben ser contextualizadas, realistas y sensibles a cada grupo.
  3. Incorporar la perspectiva social
    La desigualdad social agrava la soledad. Si no integramos esta perspectiva en las intervenciones, corremos el riesgo de ensanchar aún más las brechas de salud.
  4. Abordar comorbilidades asociadas
    Dolor crónico, depresión o ansiedad son problemas que a menudo caminan junto a la soledad. Tratar estos aspectos puede aliviar el malestar y romper círculos negativos.
  5. Detectar, preguntar, escuchar
    A veces, una sola pregunta abre una puerta: «¿Te sientes solo/a?». La escucha activa, sin juicios, puede ser el primer paso terapéutico. Como enfermeros, tenemos esa capacidad en cada encuentro clínico.
  6. Conectar con recursos comunitarios
    Aunque a menudo nos faltan herramientas específicas, conocer y derivar a programas sociales, servicios comunitarios, redes de apoyo o recursos de salud mental es clave. La Atención Primaria es un lugar privilegiado para ello.

La soledad no deseada es un fenómeno común, desigual y con serias consecuencias para la salud. Nos interpela como profesionales, como sociedad… y también como personas. Los estudios disponibles apuntan a que los programas sociales pueden mitigar la soledad y mejorar la salud mental, lo que refuerza la necesidad de ensayos clínicos rigurosos que evalúen su efectividad. Abordar la integración social, combatir estereotipos sobre la edad y facilitar el acceso a recursos debe formar parte de una estrategia global y sostenida de salud pública.

Bibliografía:

Gasull-Molinera V, Khan KS, Núñez Núñez M, Kouiti M, 2024, El impacto de la soledad en los
resultados de salud mental y física: una revisión general, Semergen, DOI:
10.1016/j.semerg.2024.102261, PMID: 38824784

Martín Roncero U, González-Rábago Y, 2021, Soledad no deseada, salud y desigualdades
sociales a lo largo del ciclo vital, Gac Sanit, DOI: 10.1016/j.gaceta.2020.07.010, PMID:
32948332

EJ, 2019, Quejas de memoria: salud mental, enfermedades, dolor y soledad. Estudio
poblacional en la ciudad de Madrid, Rev Neurol, DOI: 10.33588/rn.6912.2019252, PMID:
31820817