Un artículo de Blanca de la Cruz Anglès,
“Lerin Cognitive Program” – Asociación de Alzheimer y otros trastornos neurocognitivos de Reus (Tarragona)
y Margarita Torrente Torné,
“Lerin Cognitive Program” – Asociación de Alzheimer y otros trastornos neurocognitivos de Reus
Centro de Evaluación y Medida de la Conducta (CRAMC), Departamento de Psicología, Universidad Rovira i Virgili
Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad Rovira i Virgili

Los síntomas de las diferentes enfermedades neurodegenerativas provocan cambios a nivel cognitivo, conductual, emocional y social que interfieren en la vida y actividades diarias de la persona afectada, provocando así un estado de dependencia cada vez mayor. La inexistencia de un tratamiento para la cura de dichas enfermedades hace fundamental el abordaje de los síntomas, tanto cognitivos, conductuales como emocionales.

En la actualidad no existen tratamientos curativos para estas enfermedades. Los tratamientos actualmente disponibles pueden dividirse en dos grandes grupos: por un lado, los tratamientos farmacológicos (TF) y, las intervenciones o también llamadas terapias no farmacológicas (TNF).

geriatricarea Terapias no farmacologicas demencias
Las Terapias no farmacológicas mejoran la calidad de vida, el bienestar y el estado integral de las personas que sufren Alzheimer u otras demencia

El tratamiento no farmacológico de la enfermedad de Alzheimer y, de las demencias en general, engloba una amplia variedad de técnicas. Para Peña-Casanova (1999), hace ya dos décadas, los objetivos específicos de estas terapias son:

  • estimular/mantener las capacidades mentales
  • evitar la desconexión con el entorno y fortalecer las relaciones sociales
  • dar seguridad e incrementar la autonomía personal del paciente
  • estimular la propia identidad y autoestima, dignificar
  • minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas
  • siendo el objetivo último el incrementar el sentido de autoestima y de control y la reducción de la sintomatología ansiosa-depresiva

En la actualidad, una de las definiciones más compartida con respecto a las TNF es la de Olazarán (2010), que delimita a estas terapias como “una intervención no química, teóricamente sustentada, focalizada y replicable, realizada sobre el paciente o el cuidador y potencialmente capaz de obtener un beneficio relevante”. En varias ocasiones, las TNF han sido igual o más beneficiosas que los fármacos por sí solos, mejorando así la calidad de vida, el bienestar y el estado integral de las personas afectadas y familias (CEAFA, 2016, Olazarán y cols, 2010).

De hecho, algunos autores las defienden como un excelente programa de prevención para los trastornos cognitivos y emocionales, tanto en ancianos cognitivamente sanos como en demencias (Carballo-García y cols, 2013), las TNF han demostrado su eficacia y efectividad en el retraso de la progresión de las disfunciones en pacientes con demencia, centrándose sus beneficios en las áreas funcionales cognitivas y emocionales (Matilla-Mora y cols, 2016) y es que al contrario de lo que sucede con los TF, las TNF suelen ser, en general, de bajo coste, centrándose el gasto en recursos humanos, y no en el empleo de costosas tecnologías o fármacos (Olazarán, 2010).

Entre las TNF podemos encontrar la estimulación cognitiva (EC), la terapia de orientación a la realidad (TOR), la reminiscencia, las actividades de la vida diaria (AVD), la psicomotricidad, la terapia de validación, la musicoterapia, la laborterapia, la arteterapia, la terapia asistida con animales, la estimulación sensorial y un largo etcétera.

Dentro del ámbito de las TNF, la estimulación cognitiva (EC) es hoy en día la más estudiada, representa la alternativa y/o complemento más robusto a las TF y con más evidencia científica (Zucchella y cols, 2018). Son numerosos los artículos que muestran sus beneficios cognitivos, físicos y conductuales en personas, no solo con enfermedad de Alzheimer, sino también con otros tipos de trastornos neurocognitivos. También, se han descrito ampliamente en la literatura científica mejoras en la calidad de vida y su efectividad en el mantenimiento o retraso de las funciones cognitivas (Wood y cols, 2012; Ramos y Yubero, 2016; Félix y cols, 2019).

No obstante, la estimulación cognitiva solo es una de las muchas TNF, ya que cada vez surgen más tipos de terapias, que poco a poco se están implantando y que parecen demostrar efectos positivos en personas con demencia. Entre estás TNF más recientes podríamos destacar la Doll Therapy (DT) es una nueva y emergente terapia que ha evidenciado beneficios para las personas con demencia como, reducción de la agitación, las conductas agresivas y el vagabundeo; reducción de los tratamientos farmacológicos con antipsicóticos; mejora del humor positivo y conductas de felicidad; aumento de la activación y mayor participación en la actividad; incremento del apetito y mejora en el descanso; e incremento de la interacción social con el entorno, entre otros (Braden y Gaspar, 2015;  Shin, 2015; Ng y cols, 2017).

También vale la pena subrayar el papel de la terapia multisensorial o Snoezelen que se desarrolló a partir de la idea de que los ambientes pobres en estímulos contribuían a la aparición de los trastornos de conducta, hasta el momento es una terapia que se utiliza en diferentes trastornos que cursan con sintomatología conductual (autismo, déficit intelectual, demencias, etc.), hasta el momento los estudios sobre su efectividad no son concluyentes lo que hace necesario que se necesitan más estudios, como en la mayoría de las TFN, para probar su efectividad (Berkheimer y cols, 2017).

Una reciente y elaborada revisión de estudios sobre los efectos de las TNF en las demencias, dónde se llevó a cabo una estadística más elaborada, un meta-análisis de red Bayesiana, concluye que todas las TNF mostrarían una mejora estadísticamente significativa, siendo la llamada Terapia Comprensiva (TC), la que obtuvo mejores resultados. La TC o Intervención multicomponente, suma o integra las intervenciones dirigidas a la persona que da los cuidados con las intervenciones clásicas dirigidas a la persona que sufre la enfermedad en primera persona (Liang y cols, 2019).

Las terapias no farmacológicas ofrecen un amplio abanico de posibilidades, con novedosas y creativas maneras de atender la sintomatología de las personas que sufren de una demencia. Es necesario seguir trabajando en esta dirección diseñando protocolos pormenorizados que permitan implementar las TNF y realizar posteriormente la evaluación de su efectividad de manera precisa, controlada y fiable.

Referencias bibliográficas:
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Braden A B, Gaspar, M P (2015). Implementation of a baby doll therapy protocol for people with dementia: Innovative practice. Dementia, 14: 696-706.
CEAFA, Confederación Española de Asociaciones de Familiares de personas con Alzheimer y otras demencias (2016). Terapias no farmacológicas en las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer. Guías metodológicas de implantación. Recuperado 29/11/19: https://www.ceafa.es/files/2017/08/ManualTNF-2.pdf

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Olazarán J, Reisberg B, Clare L, Cruz I, Peña-Casanova J, del Ser T, Woods B, Beck C, Auer S, Lai C, Spector A, Fazio S, Bond J, Kivipelto M, Brodaty H, Rojo JM, Collins H, Teri L, Mittelman M, Orrell M, Feldman HH, Muñiz R (2010). Eficacia de las terapias no farmacológicas en la enfermedad de Alzheimer: una revisión sistemática. Dementia and Geriatric Cognitive Disorders, 30, 161-178.
Peña-Casanova J (1999). Enfermedad de Alzheimer. Del diagnóstico a la terapia. Conceptos y hechos. Fundació “laCaixa”. B-1584-99
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Shin, J. H. (2015). Doll Therapy: An Intervention for Nursing Home Residents With Dementia. Journal of Psychosocial Nursing and Mental Health Services,
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