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Un artículo de Natàlia Tantinyà,
Diplomada en Enfermería y posgraduada en Geriatría y Gerontología,
responsable higiénico sanitaria Unidad de Atención Diurna de Fundación ACE


A lo largo de los años, la profesión de enfermería ha ido adquiriendo diferentes regulaciones jurídicas. Desde la antigua ATS (ayudante técnico-sanitaria), pasando por la diplomatura en enfermería y, actualmente, con el Grado en enfermería. Con el Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de enfermería y el RD 183/2008 de 8 de febrero donde se clasifican y se definen las especialidades en Ciencias de la Salud se ha conseguido dar un paso más. Por primera vez, ambos decretos han permitido que existan profesionales de enfermería especializados en distintos ámbitos y, entre estos, la especialidad en Enfermería Geriátrica.

El envejecimiento de la población en nuestro país y la complejidad de los cuidados a las personas mayores, tanto a lo que se refiere a su salud, entorno y a la presencia de enfermedades de larga duración, ha hecho que se requiera de un nivel de competencia profesional adecuada. En la Orden SAS/3225/2009, de 13 de noviembre, se desarrolló el programa formativo para la obtención de la especialidad en enfermería geriátrica con el objetivo de dotar a todos los profesionales con los conocimientos, actitudes y habilidades necesarias para el cuidado de las personas mayores.

La especialidad al servicio de la gente mayor

Según el Colegio de Enfermería de Barcelona, una enfermera especialista en enfermería geriátrica está capacitada para poder desarrollar su función docente, así como supervisar, investigar, gestionar y liderar las curas destinadas a las personas mayores con el objetivo principal de permitir un envejecimiento adecuado, intentando conseguir mantener la máxima funcionalidad de la persona y con la máxima calidad de vida a corto, medio y a largo plazo.

En el desarrollo de la actividad asistencial, junto con todo el equipo interdisciplinar y dispensando una atención individualizada, el profesional de enfermería utiliza instrumentos validados y estandarizados con la finalidad de poder detectar riesgos, como por ejemplo la presencia de úlceras por presión, riesgo de caídas o desnutrición con el objetivo de prevenir o tratar la dolencia para mejorar el bienestar de la persona.

En este mismo sentido, la enfermera especialista detecta precozmente la aparición de los síndromes geriátricos que han sido definidos como el conjunto de cuadros originados por la conjunción de una serie de enfermedades muy prevalentes en el anciano y que son frecuente origen de incapacidad funcional o social. Los principales son la incontinencia, la inmovilidad, las caídas y el deterioro cognitivo.

Dentro de esta misma función se fomenta el autocuidado, sobre todo cuando existe una enfermedad crónica, con la finalidad de retrasar la dependencia de otra persona para las curas y, por lo tanto, mantener el máximo tiempo posible la autonomía y potenciar todas sus capacidades residuales.

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La enfermera especialista en enfermería geriátrica está capacitada para poder desarrollar su función docente, así como supervisar, investigar, gestionar y liderar las curas

La valoración de enfermería que se establece junto con la persona mayor y su familia permite elaborar unos objetivos conjuntos, unas prioridades según las necesidades detectadas y unas estrategias o actividades a desarrollar que van a formar parte del plan terapéutico. Dicho plan debe revisar periódicamente, adaptando o modificando la terapia según los cambios y/o necesidades que se produzcan en la persona mayor.

En el ámbito de la función gestora, el profesional está capacitado para coordinar el equipo de enfermería, como auxiliares de clínica o gerocultores, y también para planificar los cuidados que se dispensan, así como la gestión y control del material fungible, informes y tramitación de documentos.

Desde la perspectiva docente, el especialista en enfermería geriátrica puede y debe participar en la formación continuada del equipo asistencial, así como ofrecer asesoramiento y educación sanitaria a la persona mayor y a su familia para mantener un estilo de vida saludable, prevenir enfermedades y empoderarles en su propia cura.

La participación en proyectos de investigación propios de la disciplina enfermera, o bien en colaboración con los distintos miembros del equipo asistencial, hará que los resultados que se obtengan puedan mejorar los cuidados que se ofrecen.

Las enfermeras geriátricas pueden desarrollar sus funciones en distintos ámbitos laborales, equipos multidisciplinares o niveles asistenciales como hospitales de agudos, centros de atención primaria sociosanitarios, centros de rehabilitación, residencias o centros de atención diurna.

Sobre la autora: Natàlia Tantinyà

Natàlia Tantinyà es Diplomada en Enfermería y posgraduada en Geriatría y Gerontología (Universitat de Vic), posgraduada en Enfermería del trabajo (Universitat Pompeu Fabra) y en Medicina general y especialidades (Universidad Blanquerna). Actualmente trabaja como responsable higiénico sanitaria en la Unidad de Atención Diurna de Fundación ACE.
Su interés profesional se centra en las enfermedades neurodegenerativas. También es autora y coautora de varios artículos en materia de robótica social.