La tecnología de BetaScreen, la primera spin-off de la Fundación Pascual Maragall, se aplicará en las resonancias magnéticas realizadas a las personas que participan en ensayos clínicos de Alzheimer, enfermedad que presenta una fase preclínica de hasta 20 años antes de la manifestación de los primeros síntomas.

Betascreen es la culminación del proyecto de investigación de algoritmos de inteligencia artificial desarrollado desde hace cinco años en Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC),. Es una compañía tecnológica especializada en la explotación de algoritmos de aprendizaje automático que predicen la anormalidad de los biomarcadores de Alzheimer a partir de resonancias magnéticas cerebrales. Está impulsada por el BBRC, centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, junto con los Doctores Juan Domingo Gispert y José Luis Molinuevo.

Durante la fase preclínica las personas cognitivamente sanas pueden presentar una acumulación anómala de la proteína beta amiloide en el cerebro, cuya presencia aumenta exponencialmente el riesgo de sufrir Alzheimer. La identificación de esta proteína es compleja, ya que las técnicas que se utilizan -la punción lumbar y la tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés)- son invasivas y costosas.

Con la aplicación de los algoritmos de aprendizaje automático de BetaScreen en las resonancias magnéticas -obligatorias en cualquier cribado inicial de un ensayo clínico- se podrá identificar qué personas necesitan realmente las pruebas estándar y en qué casos se puede evitar por tener menos probabilidades mostrar alteraciones preclínicas. De esta forma, será posible detectar personas que puedan beneficiarse de ensayos clínicos de prevención de forma más coste-efectiva.

Tal y como destaca el Dr. Juan Domingo Gispert, “gracias a la tecnología de BetaScreen se podrán reducir los costes de reclutamiento de los ensayos clínicos de prevención del Alzheimer hasta un 50%”. Además, “es un gran paso en la relación coste-eficiencia de la prevención del Alzheimer, ya que supondrá un ahorro medio de 15 millones de euros por ensayo clínico”. señala este experto.

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