Un artículo del Dr. Diego Travetto, Ballesol El Porvenir

Las caídas, el inmovilismo, la fragilidad, el insomnio, la incontinencia… en el proceso de envejecimiento las enfermedades se cronifican e interaccionan, produciendo una pérdida de la capacidad de autonomía y el poder desarrollar las actividades complejas de la vida diaria.

Al mismo tiempo, aparecen los síndromes geriátricos que son situaciones muy frecuentes en las personas mayores. La aparición de diversos cuadros patológicos provoca que disminuyan notablemente la salud y en consuencia, nuestra calidad de vida. Por ello es fundamental un diagnóstico, valoración y abordaje integral.

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Los síndromes geriátricos son situaciones muy frecuentes en las personas mayores y están provocados por la aparición de diversos cuadros patológicos

Desarrollaremos algunos de los principales Síndromes Geriátricos, explicando brevemente cada uno de ellos:

Sarcopenia

A medida que envejecemos, nos enfrentamos a la pérdida de masa magra, que con el tiempo deriva en el deterioro de la marcha, de la movilidad, de la ingesta energética y nutricional, afectando también al aparato respiratorio y generando una pérdida de la independencia en estos individuos. La sarcopenia se produce cuando esta pérdida es mayor de lo esperado y se acompaña con una pérdida de fuerza.

La sarcopenia puede considerarse “primaria” (relacionada con la edad), cuando no hay otras causas evidentes salvo las del propio envejecimiento, y puede considerarse “secundaria”, cuando existen una o más causas evidentes relacionadas con la actividad, con una enfermedad o con la nutrición del adulto mayor.

Inmovilidad

La inmovilidad, o mejor dicho, el Síndrome de la Inmovilidad es un complejo conjunto de signos y síntomas, que ocurren debido a la pérdida de los movimientos articulares y de la inestabilidad postural, comprometiendo la independencia, generando incapacidad, fragilidad y hasta la muerte del adulto mayor. Este inmovilismo conlleva a la malnutrición, estreñimiento, deterioro cognitivo, aislamiento… lo que llamamos la cascada de problemas.

Deterioro cognitivo

Las habilidades de pensar, de percibir, de recordar, de comunicar, de sentir, de razonar y de responder a los estímulos externos conforman el funcionamiento cognitivo. En la mayoría de las personas mayores, las capacidades cognitivas permanecen preservadas hasta que alguna de ellas empiece a deteriorarse, siendo una manifestación del envejecimiento del adulto mayor. El aislamiento, la soledad, la perdida de audición o de visión pueden ser factores precipitantes que tendremos que valorar para evitar un deterioro agudo.

Deterioro sensorial

La incapacidad de comunicación se caracteriza por la disminución en las habilidades del habla, de la audición, de la motricidad y de la visión. Esas deficiencias afectan diariamente en el intercambio de informaciones con el exterior, llevando a la pérdida o a la restricción de la participación social y de la independencia individual del adulto mayor.

Incontinencia Urinaria (IU) e Incontinencia Fecal (IF)

La Incontinencia Urinaria es cualquier pérdida involuntaria de orina. Mientras tanto, la Incontinencia Fecal es la incapacidad para controlar la salida de heces del cuerpo

Siempre hay que investigar las causas de la IU y de la IF, conocer la historia obstétrica, las enfermedades, las cirugías y el uso de medicamentos, para orientar en la rehabilitación de estas personas, sabiendo que no abordar las mismas (IU e IF) puede implicar la aparición de otras complicaciones como el aislamiento social, la depresión y la autopercepción negativa de su estado de salud, la presencia de infecciones urinarias a repetición y la presencia de lesiones en la piel.

Iatrogenia

La Iatrogenia se refiere a la enfermedad causada por los efectos adversos o por las complicaciones secundarias a la práctica de profesionales o de los medicamentos. Las personas adultas mayores son más susceptibles a la iatrogenia, debido al propio envejecimiento, dejándolas más vulnerables a efectos secundarios, interacciones que se derivan en una alto número de complicaciones e ingresos hospitalarios por esta causa.

Inestabilidad postural y caídas

La inestabilidad postural es la pérdida de los reflejos posturales que alteran directamente las funciones del equilibrio y de la marcha, aumentando las chances de una caída.

La caída es la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al anciano al suelo en contra de su voluntad; o sea es el desplazamiento no intencional del cuerpo para un nivel inferior a la posición inicial, con incapacidad de corrección a tiempo, pudiendo traer consecuencias físicas o no en los adultos mayores.

Las caídas constituyen un fenómeno muy frecuente en personas de edad avanzada y son una de las principales causas de lesiones, de incapacidad e incluso de mortalidad. Las caídas representan en España el 80% de los accidentes domésticos, afectando al 30% de los mayores de 65 y al 40% de los mayores de 75 años. También el 90% de las fracturas de cadera, muñeca o pelvis en personas mayores están relacionadas con caídas.

Malnutrición

Los problemas nutricionales en los mayores son muy frecuentes y conllevan a un mayor deterioro. Los problemas de la boca, la deglución, depresión, polifarmacia pueden ser causas desencadenantes. Una valoración periódica y exhaustiva del estado nutricional valorando todas las situaciones de riesgo son necesarias en edades avanzadas.

Conclusión

En los pacientes mayores tenemos que realizar una valoración integral del residente, por parte del equipo sanitario, determinando las medidas a adoptar en caso de observarse factores de riesgo como la edad, los factores constitucionales de cada individuo, su estilo y condiciones de vida y la presencia de enfermedades crónicas.

A partir de los resultados obtenidos de la valoración integral del adulto mayor, podemos a través de actividades de estimulación cognitiva y ejercicio físico, entre otras acciones, ayudar en la promoción y prevención de la salud de nuestros residentes, enfocándonos en que los mismos tengan un envejecimiento lógico, pero saludable, pudiendo de esta manera amenguar o retrasar la aparición de los síndromes geriátricos en la vida de nuestros adultos mayores.