Existe todavía un gran desconocimiento sobre la incontinencia y la rehabilitación, pero es fundamental trabajar el suelo pélvico desde edades muy tempranas para evitar pérdidas. La incapacidad de controlar los escapes puede provocar ansiedad y depresión, por lo que es imprescindible atender al plano psicológico del paciente.

Profesionales sanitarios, pacientes y sociedades científicas se reunieron en las jornadas de debate organizadas por la Asociación por la incontinencia (ASIA), para hablar sobre los diferentes tipos de incontinencia. ASIA es una agrupación sin ánimo de lucro que trabaja para que las personas con incontinencias mejoren su calidad de vida.

En España, cerca de 4 millones de personas padecen incontinencia fecal, y unos 6 millones, urinaria. A pesar de estas cifras, todavía no está afianzada la cultura de la prevención y rehabilitación de la incontinencia. El suelo pélvico juega un papel fundamental en estos casos. Con una fisioterapia especializada en este conjunto de músculos, se mejora en un 70% los casos de incontinencia.

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La fisioterapia especializada en suelo pélvico mejora en un 70% los casos de incontinencia

La importancia de la prevención y el ejercicio

Francisco Cegri, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Enfermería FAECAP, destaca que «son necesarias al menos 6-8 semanas de ejercicios antes de notar mejorías, siendo el máximo beneficio a los 3-6 meses. Llegada la curación, los ejercicios deben continuarse a diario, porque los avances desaparecen en el momento de dejar la rehabilitación«.

La presidenta de ASIA, Ángels Roca, insiste en que «los ejercicios de suelo pélvico evitan las intervenciones quirúrgicos por incontinencia urinaria y fecal, tanto en hombres como en mujeres». Añade que «es muy importante trabajar desde jóvenes con un buen médico rehabilitador o fisioterapeuta especializado«.

Carlos Lorenzo, enfermero de Essity, recalca que «es imprescindible tomar conciencia del suelo pélvico e identificar la musculatura que lo compone, para ejercitar estos músculos de una forma educativa«.

El tabú de la incontinencia en la sociedad

Casi un 40% de las mujeres adultas sufren incontinencia urinaria. Es la tercera enfermedad cronológica diagnosticada que mayor impacto produce en la calidad de vida del paciente. A pesar de ésto, sólo un tercio de los afectados busca atención especializada.

Las incontinencias siguen siendo un tema tabú, con grandes consecuencias sociales entre quienes las sufren. “Tienes escapes, hueles mal, te da mucha vergüenza y eso condiciona todas las esferas de tu vida: la laboral, la social, la familiar e incluso la sexual”, afirma Ángels Roca.

La incontinencia afecta a la calidad de vida del paciente y a sus relaciones sociales

Carlos Lorenzo, por su parte, señala que “según los datos recogidos por la Asociación Española de Urología (AEU), sólo el 7% de las personas con incontinencia acuden a un especialista para tratar su problema”.

La importancia del cuidado psicológico especializado

Existe un gran desconocimiento en la Atención Primaria sobre cómo trata a los pacientes con incontinencias. Sin embargo, por cercanía, es al primer especialista al que acude el paciente. La presidenta de ASIA indica que «el papel de Atención Primaria es fundamental, pero, sobre todo, el de Enfermería porque da más confianza y menos vergüenza”.

Por su parte, Francisco Cegri destaca que «los profesionales de la salud tenemos un importante papel en la identificación de la incontinencia introduciendo en la entrevista de los pacientes la pregunta ¿tiene escapes?, refiriéndonos tanto a la incontinencia urinaria como a la fecal”.

Ansiedad, tristeza y depresión son aspectos comunes en los pacientes con incontinencias, según coinciden los expertos. “Hay mucha gente que tiene depresión a raíz de una incontinencia. Cuando padeces incontinencia, de un plumazo se rompen todos los proyectos que tenías. Tu mundo se vuelve gris y tu vida pasa a depender de un lavabo y unos pañales”, subraya Roca.

Diferentes organizaciones público privadas, como Essity, trabajan en este campo, para informar y sensibilizar sobre el impacto de la incontinencia, especialmente entre los profesional de la Atención Primaria.