La Residencia Fontsana Son Armadams ha puesto en marcha sesiones de gimnasia intergeneracional, en las que niños de 3 años se unen a los residentes para disfrutar de ejercicios físicos. Este proyecto innovador busca unir generaciones y brinda beneficios emocionales tanto a los mayores como a los pequeños.

La Residencia Fontsana Son Armadams ha dado la bienvenida a 15 niños de 3 años de la escoleta Petit Angelet, quienes se unieron a un grupo de residentes para disfrutar de una sesión de ejercicios físicos, en un día especialmente significativo para la residencia de personas mayores, ya que marca el comienzo de una actividad que aspira a convertirse en un evento clásico: las sesiones de gimnasia intergeneracional.

Este innovador proyecto tiene como objetivo unir a dos grupos de edad que presentan sinergias y una comprensión única: las personas mayores y los niños. Si bien la residencia ha organizado encuentros previos con jóvenes y adolescentes, donde se han llevado a cabo jornadas de juegos de mesa y lecturas, esta ocasión ha marcado la primera vez que se ha llevado a cabo una clase con niños tan pequeños.

Geriatricarea- sesiones de gimnasia intergeneracional
Esta sesión de gimnasia intergeneracional ha tenido lugar en el gimnasio de la residencia Fontsana Son Armadams

La sesión tuvo lugar en el gimnasio de la Residencia Fontsana Son Armadams y reunió a un grupo de 15 niños de 3 años de la escoleta Petit Angelet de Palma, junto con aproximadamente 20 residentes.

Bajo la guía de la fisioterapeuta del centro, Cristina Pravos, se llevaron a cabo una serie de ejercicios sencillos que fueron explicados a todos los participantes. Progresivamente, se incorporaron tareas que requerían la colaboración de dos personas, y los niños seleccionaron a sus compañeros entre los ancianos.

Las expresiones en los rostros de los participantes reflejaban los extraordinarios beneficios que estas iniciativas intergeneracionales brindan tanto a las personas mayores como a los niños.

Según Cristina Pravos, “en el plano emocional, los ancianos mejoran su autoestima, su vitalidad y sienten que vuelven a ser útiles. Por su parte los niños potencian sus habilidades sociales y la empatía hacia una generación que es símbolo de sabiduría”.

Tras el éxito de esta primera experiencia, la residencia planea repetir estas sesiones de manera periódica, extendiendo la invitación a otras escuelas que deseen participar.