En el caso de pacientes con demencia es importante no sólo conocer la fisiopatología de la enfermedad y su tratamiento, sino también el impacto que tiene en el entorno familiar y social, ya que en este tipo de pacientes los trastornos de conducta pueden llegar a ser muy disruptivos en el día a día del entorno familiar, y en este aspecto el farmacéuticos de atención primaria puede ser de gran ayuda, tal y como afirma Mireia Massot Mesquida, vicepresidenta de la Sociedad de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).

Esta experta considera que es necesario tener una visión completa del paciente con demencia para poder realizar un abordaje “desde una perspectiva biopsicosocial, ya que la medicación no es el único tratamiento posible para estos pacientes”. En ese sentido, recuerda que el grupo de población afectado por demencias es “especialmente vulnerable” a la medicación, especialmente en la adherencia a la misma. “Es la primera y más importante preocupación: que se tomen correctamente la medicación y no cometan errores u olvidos, porque estos olvidos y errores pueden tener una repercusión en su salud”, indica Mireia Massot.

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Mireia Massot señala que el farmacéutico de atención primaria puede ser “de gran ayuda” en la gestión del uso racional del medicamento

La vicepresidenta de SEFAP también recalca la importancia del uso que se hace de los psicofármacos para el tratamiento de los trastornos de conducta asociados a la demencia, advirtiendo que “cuando se da más de un trastorno hay una tendencia a la utilización de más de un psicofármaco, lo que al final es un riesgo por todos los efectos adversos que pueden generar, como pueden ser las caídas, o una mayor desorientación y somnolencia.

Los trastornos de la conducta, precisamente, acostumbran a ser los motivos principales de consulta en atención primaria, por lo que el conocimiento del farmacéutico de atención primaria puede ser “de gran ayuda” en la gestión del uso racional del medicamento, afirma la vicepresidenta de SEFAP.

“Desde la perspectiva del paciente, por un lado, podemos ayudar en la mejora de la adherencia a los tratamientos. Por otro, desde la perspectiva del profesional sanitario, los farmacéuticos de atención primaria podemos colaborar en la gestión del conocimiento, en el manejo de estos medicamentos y en una revisión de la medicación centrada en la persona, con el fin de adecuar la intensidad del tratamiento al estado actual del paciente, evitando de esta forma los fármacos que no aportan valor con el fin de simplificar la farmacoterapia a aquellos fármacos esenciales para cada paciente concreto”, indica.

Mireia Massot destaca que en la actualidad ya están en funcionamiento diferentes iniciativas que avalan el rol clínico del farmacéutico de atención primaria integrado en el equipo multidisciplinar de salud con el médico y la enfermera, especialmente en el ámbito residencial, donde la prevalencia de demencias puede rondar en algunos casos el 40% del total de la población institucionalizada.

“En todas estas iniciativas queda clara la importancia de nuestro trabajo para realizar revisiones de la medicación centradas en la persona, también porque existe una tendencia a cronificar estos tratamientos cuando, en algunos casos, deberían quedar limitados a un periodo de tiempo”, concluye la vicepresidenta de SEFAP.