En el momento en el que se produce un ictus es necesario actuar con la mayor rapidez posible para minimizar el riesgo de secuelas. Y es que por cada hora que un paciente con ictus pasa sin recibir un tratamiento efectivo pierde tantas neuronas como cuando pasan tres años y medio de vida, advierte el Dr. Pedro Navia, responsable de Neuro Intervencionismo del Hospital Universitario La Paz de Madrid.

Por ello, el Dr. Navia indica que, en el caso de que se sospeche que una persona está teniendo un ictus, hay que pedirle

  • que levante los brazos para detectar si tiene pérdida de fuerza; que sonría para ver si tiene parálisis de un lado de la cara
  • que responda a una pregunta sencilla para comprobar si le está afectando al habla
  • no dar de comer, beber o administrar ningún medicamento en ese momento
  • y, lo más importante, llamar a emergencias, aunque haya dudas, para que lo valoren cuanto antes

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En el caso de sospecha de ictus es necesario actuar con la mayor rapidez posible para minimizar el riesgo de secuelas

«Cuando una persona llama a los servicios de emergencia por una sospecha de ictus y se activa el Código Ictus, se pone en marcha un complejo engranaje sanitario preparado para optimizar el tiempo, diagnosticar y tratar al paciente lo antes posible: servicios de emergencias extrahospitalarias, de Urgencias, neurólogos, radiólogos, neurorradiólogos intervencionistas, enfermería y técnicos especializados. Esto ocurre en el episodio agudo, ya que después viene la atención hospitalaria especializada, la rehabilitación y posterior atención en Primaria, los cuales son esenciales para la mejor recuperación del paciente«, explica el doctor.

En este sentido, el Dr. Navia recalca la importancia de que se actualicen constantemente los protocolos debido al rápido avance de las tecnologías sanitarias, que están permitiendo tratamientos cada vez más seguros y eficaces.

Ahora bien, algunos coágulos que se producen en las arterias del cerebro tras un ictus no se pueden extraer porque son «muy duros» o llevan demasiado tiempo adheridos a la arteria, por lo que es necesario seguir investigando en nuevos materiales que permitan extraerlo, advierte el responsable de Neuro Intervencionismo del Hospital Universitario La Paz de Madrid. «No obstante, lo más importante es detectar rápido los síntomas del ictus para que el paciente llegue al hospital en el menor tiempo posible y podamos tratarle cuanto antes. Esa es la mejor manera de reducir las secuelas», afirma el especialista.

El Dr. Pedro Navia recalca que aproximadamente un 90% de los ictus serían evitables siguiendo un estilo de vida sano

Una cuarta parte de los casos de ictus se produce en personas menores de 65 años

El ictus es una enfermedad neurológica en la que, solamente en España, se diagnostican cada año más de 120.000 casos y que está ya considerada como la segunda causa de muerte, recuerdan desde la compañía Johnson & Johnson MedTech. Además, el problema se agranda si se tiene en cuenta que su incidencia está aumentando en la población y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que en el año 2050 el 46% de la población será mayor de 65 años.

Aunque la mayoría de los ictus se producen en personas mayores de 65 años, cabe destacar que una cuarta parte de los casos de esta patología ya se está produciendo en personas menores de dicha edad y hasta un 15% en menores de 45 años.

«Es cierto que la incidencia del ictus, tanto por la oclusión por un coágulo de una arteria (ictus isquémico) como por la rotura arterial que provoca un derrame (ictus hemorrágico) está aumentado, debido principalmente a que cada vez vivimos más años y la incidencia de esta enfermedad aumenta con la edad. Pero el ictus no es una enfermedad solo de mayores. No hacer ejercicio, una alimentación inadecuada, con exceso de grasas, la hipertensión arterial y el consumo de tabaco y otras drogas aumentan la posibilidad de tener un ictus», advierte el doctor.

Por ello, el Dr. Navia incide en la importancia de concienciar a la población de que el ictus es una enfermedad altamente prevenible si se lleva a cabo un estilo de vida sano, realizando ejercicio físico de manera regular, evitando fumar y consumir drogas, así como controlando la tensión arterial, la diabetes y los niveles de colesterol. «Aproximadamente un 90% de los ictus serían evitables siguiendo estas pautas», asevera.