Un artículo de Marina Sáez,
directora del Instituto de Neurorrehabilitación y Envejecimiento Activo de Málaga – Fundación Juan Cruzado
La salud mental en personas mayores es un aspecto fundamental para su bienestar y calidad de vida. A medida que envejecemos, es importante prestar atención a diversos factores que pueden influir en nuestra salud.
A lo largo de este artículo se van a mencionar consejos sobre cómo cuidar la salud mental y el impacto significativo que esto supone en la calidad de vida y el bienestar general de cualquier persona mayor, contribuyendo a tener una vida más satisfactoria y plena, lo que a su vez puede aumentar la longevidad.
Muchas afecciones médicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y problemas neurológicos, pueden tener un impacto en la salud mental. Es importante gestionar estas condiciones de manera efectiva y mantener un seguimiento médico regular. Asegurarse de que los adultos mayores tengan acceso a servicios de atención médica y salud mental es crucial. Esto puede incluir terapia, asesoramiento y apoyo farmacológico cuando sea necesario.
Acudir a tiempo a los profesionales sanitarios adecuados, como psicólogos y psiquiatras, puede ayudar a la detección temprana y el tratamiento adecuado de trastornos como la depresión o la ansiedad, así como enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
La depresión y la ansiedad son comunes en las personas mayores, pero a menudo son subdiagnosticadas. Los síntomas pueden ser diferentes a los de los adultos más jóvenes y pueden confundirse con problemas de salud física. Es importante estar atento a los cambios en el estado de ánimo y buscar ayuda a través de profesionales cuando sea necesario.
La jubilación, la pérdida de seres queridos y otros cambios en la vida pueden generar estrés emocional. Cuidar la salud mental proporciona un apoyo emocional crucial y estrategias para afrontar estos desafíos. Cuidamos nuestra salud mental cuando vamos al psicólogo/psiquiatra y seguimos sus recomendaciones, pero también lo hacemos cuando tenemos una red de apoyo cerca. Contar con amigos o familiares a los que podemos contarles cómo nos sentimos ante ese estrés emocional es fundamental para el apoyo emocional. Para ello es imprescindible conservar relaciones sociales.
La soledad y el aislamiento social son problemas comunes en la población geriátrica, y pueden tener graves repercusiones en la salud mental. Cuidar la salud mental implica fomentar conexiones sociales, ya sea a través de amigos, familiares o grupos comunitarios, y brindar apoyo para reducir estos sentimientos. Acudir a asociaciones o fundaciones donde poder relacionarse con un grupo de iguales, fomenta la participación activa en actividades sociales y conduce a relaciones interpersonales más satisfactorias y enriquecedoras.
Cuando nos relacionamos con gente o nos apuntamos a una actividad en grupo estamos además manteniendo una rutina y un propósito. Tener una rutina diaria y un sentido de propósito puede ayudar a mantener una mentalidad positiva y prevenir la depresión. También mantener la mente activa, a través de actividades como rompecabezas, lectura, aprendizaje de nuevas habilidades o participación en grupos puede ayudar a mantener la cognición y la salud mental.
Mantener una salud mental sólida puede ayudar a las personas mayores a mantener su independencia y autonomía durante más tiempo. Esto puede incluir la capacidad de vivir de manera independiente, tomar decisiones informadas y cuidar de sí mismos.
Para ir finalizando, no podemos olvidar cuando hablamos de salud mental en geriatría, la importancia de realizar una actividad física regular. El ejercicio promueve la liberación de endorfinas, que pueden ayudar a combatir la depresión. También la gestión del estrés es esencial para prevenir problemas de salud mental y física en personas mayores. Aprender y practicar estrategias como la relajación y la meditación pueden ser muy beneficiosas para ello.
En resumen, cuidar la salud mental en geriatría es crucial para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, prevenir y tratar problemas de salud mental, mantener la autonomía y fomentar relaciones sociales satisfactorias. Un enfoque integral que aborde la salud física y mental en conjunto es esencial para promover el bienestar en la última etapa de la vida.
Sobre la autora
Marina Sáez es directora del Instituto de Neurorrehabilitación y Envejecimiento Activo de Málaga, perteneciente a la Fundación Juan Cruzado. Es Terapeuta Ocupacional de vocación y de profesión, y cuenta con más de 12 años de experiencia en la atención de personas mayores dependientes y sus familias.