Un artículo de Mar Rocha,
Tesorera y Portavoz del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (CODEM)

La soledad no deseada se está advirtiendo por parte de los profesionales sanitarios como una nueva pandemia, por el impacto profundo que tiene en la salud mental de las personas mayores. La soledad, a menudo silenciosa y subestimada, se ha convertido en un problema de salud pública cada vez más preocupante en la sociedad actual.

Este fenómeno afecta a millones de personas que carecen no solo de la alegría de la compañía, sino también de un bienestar emocional y físico necesario para una calidad de vida y una salud mental conservadas. La complejidad de la soledad en la población mayor y su conexión con la salud mental es uno de los retos que como sociedad tenemos, y donde Enfermería desempeña un papel esencial en su abordaje.

A medida que avanzamos hacia una sociedad más individualista y tecnológicamente “avanzada”, las relaciones sociales significativas a menudo se erosionan para los mayores. Estas conexiones sociales incluyen la calidad y frecuencia de los contactos personales que un individuo tiene en su vida personal, además de la cohesión y la confianza dentro de la comunidad.

Con su enfoque holístico y compasivo, Enfermería tiene un papel crucial en el abordaje de la soledad en las personas mayores

En toda sociedad, son las redes de relaciones las que facilitan la colaboración y un sentido de pertenencia y apoyo mutuo. La pérdida de amigos y seres queridos o la jubilación y las limitaciones físicas pueden dejar a las personas mayores en un estado de aislamiento.

La soledad, definida como la percepción de estar solo y desear relaciones sociales más cercanas, se ha convertido en una vivencia para muchos de ellos. Este sentimiento de desconexión puede ser demoledor para su salud mental, contribuyendo a problemas como la depresión, la ansiedad y la disminución de la autoestima.

Impacto en la salud mental

La soledad prolongada puede tener efectos devastadores en la salud mental de las personas mayores, habiéndose demostrado que la soledad crónica está asociada con un mayor riesgo de depresión y trastornos de ansiedad. La falta de interacción social puede generar sentimientos de inutilidad y desesperanza, debilitando la resiliencia emocional de las personas a las que les afectan.

Además, la soledad en los mayores se ha relacionado con un aumento en el riesgo de demencia y otras condiciones neurodegenerativas. La falta de estimulación social puede acelerar el deterioro cognitivo y dificultar la capacidad de estas personas para llevar una vida independiente y satisfactoria.

El papel fundamental de Enfermería en la lucha contra la soledad

Enfermería, con su enfoque holístico y compasivo, tiene un papel crucial en el abordaje de la soledad en las personas mayores. A través de la cercanía y confianza continua con los pacientes, somos capaces de identificar las señales de soledad y brindar apoyo emocional.

La empatía y la escucha activa son habilidades fundamentales que nos permiten establecer conexiones significativas con las personas, advirtiendo la vulnerabilidad y proporcionando un espacio seguro para que expresen sus preocupaciones y temores.

Por ello, las enfermeras somos las profesionales posiblemente mejor posicionadas para implementar intervenciones basadas en la evidencia que aborden la soledad en las personas mayores. Los programas de intervención comunitaria, como los grupos de apoyo y las actividades lúdicas o recreativas, han demostrado su eficacia a la hora de reducir la soledad y mejorar el bienestar emocional. Estos programas ofrecen oportunidades para la construcción de redes de apoyo y la participación en actividades que contribuyan a contrarrestar la soledad no deseada.

La educación y la prevención son funciones fundamentales de Enfermería en la lucha contra la soledad en las personas mayores. Educar sobre la importancia de mantener conexiones sociales significativas y proporcionarles recursos para hacerlo puede ser una estrategia preventiva poderosa. Así como trabajar con las familias y las comunidades para crear conciencia sobre los signos de la soledad en las personas mayores puede facilitar la identificación e intervención tempranas.

A las enfermeras les corresponde también desempeñar un papel activo en la promoción de programas comunitarios que fomenten la interacción social y el apoyo emocional. La colaboración con organizaciones y otros profesionales, así como la participación en iniciativas destinadas a combatir la soledad son algunas de las estrategias que urge fomentar para crear entornos más conectados y solidarios para las personas de edad.

No podemos perder de vista que la soledad no deseada en las personas mayores constituye un desafío complejo que afecta profundamente la salud mental y emocional de esta población vulnerable. Enfermería es un aliado clave para atajar esta nueva pandemia de soledad que vive y afecta profundamente a nuestra sociedad y en especial a nuestros mayores, cuestión que debe ser abordada por todos los agentes sociosanitarios, además de una toma de conciencia pública, y donde los enfermeros pueden desempeñar un papel crucial en la creación de comunidades más conectadas y compasivas para todos, pero prioritariamente la población mayor

Así, la soledad no deseada, por los problemas de salud mental que desencadena, es un problema que requiere una respuesta multifacética y colaborativa. Al unir fuerzas como profesionales de la salud, administraciones y sociedad en su conjunto, podemos trabajar juntos para mitigar la soledad, brindar apoyo emocional y ayudar a las personas mayores a vivir vidas más plenas y significativas en su vejez. En esta misión, Enfermería se erige como un pilar esencial, ofreciendo esperanza y humanidad a aquellos que más lo necesitan.