Un artículo de Laura Reyes, Psicóloga de la Residencia y Centro de Día Jardins de Corbera

Durante los últimos años, y con mayor acentuación tras la COVID, se ha visto un aumento en la visibilidad de las problemáticas de salud mental en la población, a nivel general.

Nuestros mayores no son una excepción: la OMS pone de manifiesto que, a 20 de octubre de 2023 y según la Global Health Data Exchange (GHDx), aproximadamente un 14% de los adultos, de 60 años o más, viven con un trastorno mental. En las residencias hemos podido observar que la persona usuaria que viene a vivir con nosotros, también se ha visto afectada por diversos factores precursores de problemas de salud mental, como sentimiento de soledad, tristeza, procesos de duelos…

Por lo tanto, es necesario un abordaje interdisciplinario, adaptándonos a las necesidades de la persona mayor. En consecuencia, desde el modelo de atención centrada en la persona, la historia de vida gana un papel fundamental para poder intervenir y favorecer, dentro de nuestras posibilidades, la salud mental de la persona usuaria.

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¿Cuál es nuestro papel, desde las residencias, en todo esto?

Poder conocer cada caso de manera específica, sabiendo el recorrido de su vida, nos aporta información sobre los factores que nos pueden ayudar a favorecer su bienestar.

Con dicha información, podemos elaborar actividades y rutinas que permitan a la persona usuaria seguir sintiéndose realizada, disfrutar de sus aficiones o conocer nuevas y seguir aprendiendo, promoviendo de esta forma el envejecimiento activo. Gracias a ello, contribuimos a que la persona busque nuevas metas que poder cumplir y, por lo tanto, formen parte de su nuevo proyecto de vida.

Las relaciones interpersonales con familiares y amigos, e incluso con las diferentes personas con las que se convive en una residencia, son una de las piezas importantes para el bienestar. Marian Rojas-Estapé, psiquiatra y escritora, recurrentemente hace referencia a la importancia de mantener relaciones sociales sanas y positivas, que nos ayuden a generar oxitocina, conocida también como la hormona de la felicidad (2021).

Y es que, en la tercera edad, también juega un papel fundamental: mayores interacciones sociales positivas, ayudan a mitigar el sentimiento de soledad. Es más, Marian Rojas, hace referencia al neurocientífico Paul Zak (2021), que ha sugerido que abrazar ocho veces al día promueve la generación de dicha hormona con tantos beneficios.

En esta misma línea, no nos podemos olvidar de la gran importancia de realizar ejercicio físico. Está más que demostrado científicamente que la realización diaria de ejercicio físico ayuda a mantener la independencia y funcionalidad de la persona usuaria, directamente relacionado con la autoestima, repercutiendo así en su salud mental. Además, también vuelve a entrar en juego el papel de la oxcitocina. Realizar ejercicio aumenta sus niveles, ayudando así al bienestar.

Con todas estas herramientas y un trabajo en equipo desde todas las áreas, podemos contribuir a mejorar y favorecer el bienestar psicológico de las personas usuarias que deciden venir a vivir a nuestros centros.

Referencias:

Organización Mundial de la Salud. (20 de octubre de 2023). Salud mental de los adultos mayores. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-of-older-adults

Rojas-Estapé, M. (2021). Encuentra a tu persona vitamina. Espasa.