Proteger la salud mental es tan importante como atender al cuerpo, y debe ser una prioridad tanto para los pacientes, especialmente los quienes conviven con enfermedades crónicas como las cardiovasculares, como para los profesionales que les acompañan. Y es que los entornos sanitarios son, por naturaleza, lugares de alta intensidad emocional.

Comprender los riesgos emocionales y prevenirlos de forma eficaz puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de todos los implicados, tal y como indican desde la Asociación AMAC. Las personas que atraviesan un proceso diagnóstico, viven con una patología de base o se enfrentan a tratamientos largos o complejos pueden experimentar altos niveles de ansiedad, estrés o incluso depresión. La incertidumbre, el miedo a recaídas o la sensación de pérdida de control pueden afectar profundamente al estado de ánimo.

geriatricarea salud mental
Prevenir los trastornos de salud mental mejora el bienestar de pacientes y profesionales y favorece una atención más humana y eficaz


Por su parte, largas jornadas laborales, la presión constante, la toma de decisiones difíciles y el contacto diario con el sufrimiento ajeno de los profesionales sanitarios pueden derivar en agotamiento emocional, fatiga por compasión o síndrome de burnout.

Reconocer estos riesgos es el primer paso para poder actuar y poder prevenir los trastornos mentales, lo que no solo mejora el bienestar de pacientes y profesionales, sino que también favorece una atención más humana y eficaz. Desde la Asociación AMAC proponen estas 10 estrategias para proteger la salud mental en sanidad:

  • Fomentar la comunicación abierta
    Es esencial que tanto pacientes como profesionales se sientan escuchados y con libertad para expresar sus emociones, miedos o dudas.
  • Introducir programas de manejo del estrés
    Actividades como meditación, yoga o técnicas de respiración consciente pueden ser muy útiles para reducir la tensión y mejorar el autocuidado.
  • Garantizar descanso y desconexión
    En el caso de los profesionales, establecer turnos razonables y respetar los tiempos de descanso es fundamental para evitar el agotamiento físico y emocional.
  • Ofrecer apoyo psicológico profesional
    Contar con psicólogos accesibles, tanto para pacientes como para personal sanitario, puede prevenir la cronificación del malestar emocional.
  • Cuidar el entorno físico
    Espacios limpios, luminosos, bien ventilados y con zonas de descanso dignas ayudan a generar un ambiente más calmado y positivo.
  • Formar al personal en salud mental
    Dotar a los equipos sanitarios de herramientas para detectar señales de alerta y actuar a tiempo es una inversión en salud para todos.
  • Crear redes de apoyo entre compañeros
    Fomentar el compañerismo y el trabajo en equipo permite que nadie se sienta solo ante los desafíos del día a día.
  • Prevenir el síndrome de burnout
    Es vital detectar a tiempo la sobrecarga emocional y reorganizar tareas o tiempos cuando sea necesario.
  • Fomentar hábitos saludables
    La alimentación equilibrada, el ejercicio regular y una buena hidratación también tienen un impacto directo en el estado anímico.
  • Reconocer el trabajo bien hecho
    Agradecer, motivar y valorar el esfuerzo del personal sanitario no solo mejora su bienestar, sino que fortalece el vínculo con los pacientes y la comunidad.

Y es que cuidar la salud mental no es un lujo, sino una necesidad. «Apostamos por un modelo de atención integral que tenga en cuenta no solo el tratamiento médico, sino también el bienestar emocional de quienes viven con enfermedades cardiovasculares o requieren tratamientos anticoagulantes, así como el de los profesionales que los acompañan cada día», señalan desde la Asociación AMAC.