Un artículo de Eva Ochoa Moratinos, Responsable asistencial de Amavir

La práctica de diferentes actividades artísticas aporta grandes beneficios a las personas mayores. Disciplinas como la arteterapia y la musicoterapia generan una mejora de su salud y de su calidad de vida. Se estimulan tanto su actividad cerebral como su inteligencia emocional aumentando, entre otras, su autoestima, mientras que, a la vez, les ayudan a ser creativos, a expresarse en otro lenguaje, a mejorar su concentración y a relacionarse.

La arteterapia y la musicoterapia son formas de psicoterapia, herramientas que ayudan a tratar enfermedades y trastornos consideradas como terapias no farmacológicas, pudiendo intervenir en un sentido no químico.

Ambos tipos de terapia permiten la expresión de las propias emociones, sentimientos y pensamientos, por lo que actúan como una forma de liberación. Se consideran una manera efectiva para ayudar a aquellas personas que muestran dificultades para expresarse y comunicarse.

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La arteterapia y la musicoterapia permiten la expresión de las emociones, sentimientos y pensamientos de las personas mayores

Arteterapia

La arteterapia es una disciplina que se basa en el uso del arte y de la expresión creativa artística como vía terapéutica para intervenir en trastornos psicológicos, tratar miedos, bloqueos personales y traumas. Así mismo, también se puede emplear en personas sanas, como una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de expresión emocional.

Las residencias de mayores son una de las instituciones más adecuadas para practicar la arteterapia, ya que se puede emplear en el tratamiento de dificultades sensoriales, físicas y motoras, en alteraciones psíquicas y emocionales, en discapacidades, en alteraciones de carácter social y en enfermedades degenerativas prolongadas o terminales.

Esta disciplina ayuda a los mayores a potenciar las capacidades funcionales, emocionales y sociales que aún conservan; a controlar, soportar y reconducir los malestares consecuentes de la edad; y a fomentar el bienestar a nivel físico, psicológico y social.

Los conocimientos artísticos previos no son imprescindibles a la hora de practicar la arteterapia, ya que se utilizan métodos sencillos que permiten expresar cuestiones que generan malestar y que no son fáciles de comunicar verbalmente. Además, como cada uno puede expresar sus sentimientos a través del arte de una manera personal y no tiene que conseguir un objetivo concreto, sino que es libre, el mayor no tiene presión y disfruta con su creación alcanzando al mismo tiempo una autorrealización personal. En este sentido, un aspecto a tener en cuenta es que las personas mayores más felices son menos proclives al deterioro físico y mental.

Además, la arteterapia ayuda a ejercitar las capacidades de concentración, perseverancia, paciencia, disciplina y creatividad. También contribuye a calmar su temperamento nervioso y les ayuda a trabajar la precisión manual. Gracias a todo esto, mejora su nivel emocional y se muestran más alegres.

Por otra parte, este tipo de terapias son importantes, sobre todo, para personas que tienen dificultades de comunicación, que son tímidas o que tienen alguna discapacidad, ya que fomenta la comunicación y facilita la expresión de los sentimientos a través de formas explícitas o abstractas.

En cuanto a motricidad, la arteterapia aporta beneficios en este aspecto gracias a la estimulación que genera la utilización de las propias manos o de elementos externos como pinceles, lápices… sabiendo que, con el arte se desarrolla la parte derecha del cerebro, responsable de la creación y de la imaginación.

Musicoterapia

Otra de las herramientas es la musicoterapia, consistente en el uso de la música y de sus elementos con fines terapéuticos, mientras que a la vez promueve la comunicación, mejora la autoestima y el estado de ánimo e incentiva el movimiento, la expresión o la creatividad. Escuchar música puede aumentar los niveles de serotonina, el neurotransmisor encargado de regular el estado de ánimo y el sueño y que se conoce como la hormona de la felicidad.

La música tiene la capacidad de recuperar recuerdos cuando se escucha; por ello, es uno de los mejores tratamientos no farmacológicos para personas mayores que padecen trastornos, demencias u otro tipo de enfermedades. Asimismo, la musicoterapia aporta una serie de beneficios tanto a nivel cognitivo, como físico y emocional.

A nivel cognitivo, la musicoterapia ayuda a conservar las habilidades de comunicación verbal, debido a que las actividades rítmicas son ventajosas para la inteligibilidad del lenguaje; mejora la concentración, la atención y la orientación en la realidad; estimula la memoria y favorece el continuo aprendizaje, la actividad mental y la creatividad.

A nivel físico, actúa como estímulo sensorial; ayuda a mantener la movilidad y es beneficiosa para músculos y articulaciones; alivia el dolor crónico; contribuye a superar estados de depresión, de ansiedad y de angustia; y fomenta la coordinación de los movimientos y el equilibrio.

A nivel emocional, la musicoterapia permite una mayor interacción y comunicación, disminuyendo el riesgo de aislamiento, la baja autoestima o el auto abandono. Asimismo, favorece la exploración de las propias emociones y las hace salir, lo que sirve de forma de reflexión y expresión de los sentimientos.

En el grupo de residencias y centros de día Amavir somos conscientes de los beneficios que aportan tanto la arteterapia como la musicoterapia. En este sentido, se organizan eventos que contemplan ambas disciplinas, facilitando a nuestros usuarios la oportunidad de participar y beneficiarse de este tipo de terapias que tanto les aporta mientras se preparan, durante su realización y con los resultados posteriores. Talleres de manualidades, clases de pintura, exposiciones con obras creadas por nuestros usuarios, conciertos en nuestros centros, talleres de musicoterapia… Gracias a estas actividades, nuestros mayores desarrollan su imaginación, su capacidad de comunicación y de relacionarse y su psicomotricidad, obteniendo beneficios a nivel físico, psicológico, cognitivo y social.