Las principales causas de ingresos hospitalarios de pacientes crónicos complejos (PCC) son la insuficiencia cardíaca (46%), la diabetes (35%-40%) y la enfermedad renal crónica (36%), tal y como se expuso en la X Reunión de Paciente Crónico Complejo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

Seis de cada 10 pacientes que ingresan en los Servicios de Medicina Interna de los hospitales españoles se consideran pacientes crónicos complejos (PCC), al presentar patologías crónicas de alta complejidad. El 40% de ellos, además, tienen dos o más enfermedades crónicas de larga evolución.

Además de insuficiencia cardíaca, diabetes y enfermedad renal crónica, otros de los motivos de ingreso frecuentes son las patologías infecciosas, sobre todo infecciones de tipo urinario y  neumonías, que en este perfil de pacientes descompensan sus patologías crónicas, lo que dificulta el manejo terapéutico. Además, con frecuencia, coexisten otras patologías, como la anemia en el 15% o la artrosis severa en el 17% de los casos, que empeoran sus síntomas en muchas ocasiones.

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Las principales causas de ingresos hospitalarios de pacientes crónicos complejos son insuficiencia cardíaca, diabetes y enfermedad renal crónica

Estas son algunas características que definen a los pacientes crónicos complejos (PCC), un perfil de paciente cada vez más habitual en los Servicios de Medicina Interna, por el aumento de la carga de morbilidad y el envejecimiento poblacional.

Se trata de pacientes que plantean importantes retos para una asistencia y atención adecuada, ya que, como expone la Dra. Pilar Cubo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cronicidad y Pluripatología de la SEMI, “es imprescindible hacer una valoración global multidimensional, que atienda no sólo a la enfermedad que padece el paciente, sino a otras esferas que son importantes para su evolución, como puede ser la situación emocional y cognitiva, la funcionalidad, el estado nutricional o el soporte social. Hay que tratar de forma global al paciente y no a cada una de sus enfermedades”.

Esta experta incide también que “debemos conseguir pacientes activos y empoderados, que conozcan sus enfermedades, que puedan identificar los síntomas o signos de alerta en caso de descompensación de sus enfermedades, para que consulten precozmente y evitar así el ingreso hospitalario. Y acordar con el paciente y su familia el mejor plan terapéutico en cada momento, atendiendo a las necesidades que expresen”.

Además, para la coordinadora del Grupo de Trabajo de Cronicidad y Pluripatología de la SEMI se debe “potenciar el manejo de estos pacientes en entornos más amables para ellos, como puede ser el hospital de día, donde pueden recibir atención sin necesidad de que se queden ingresados; o la hospitalización a domicilio, para atenderlos en el propio domicilio del paciente, cuando necesitan un ingreso, ya que esto incorpora a la familia en los cuidados, evita el deterioro funcional que se produce con frecuencia durante los ingresos, mejora el estado de ánimo y, en definitiva, promueve la calidad de vida de los pacientes con patologías crónicas”.

Por ello es urgente “avanzar en experiencias innovadoras y de uso de nuevas tecnologías que favorezcan el cuidado de los pacientes crónicos y pluripatológicos en su domicilio, indica.

La Valoración Integral Multidimensional (VIMA), imprescindible

Para el abordaje de los pacientes crónicos complejos es imprescindible realizar una Valoración Integral Multidimensional (VIMA) que tenga en cuenta todas las esferas que afectan al paciente es fundamental. Para ello, es preciso conocer “las limitaciones funcionales o para realizar las actividades de la vida diaria que tiene el paciente y su situación nutricional, ya que la sarcopenia, la fragilidad, la dependencia, y la desnutrición empeora el pronóstico de estos pacientes”, señala la Dra. Cubo.

También se debe conocer “su situación cognitiva y su estado de ánimo, que va a influir en la adherencia a los tratamientos y por lo tanto en la evolución de su enfermedad crónica; saber si es capaz de realizar todas las recomendaciones del tratamiento, tanto no farmacológicas como farmacológicas, y en caso de que no lo sea, evaluar con el paciente y su familia  los cambios necesarios para que pueda llevar a cabo el tratamiento con seguridad; estimar el pronóstico del paciente, y detectar si tiene necesidades paliativas; y conocer su entorno social, para aconsejarle sobre diferentes ayudas de las que se pueda beneficiar”.

Según destaca la Dra. Cubo, en estos pacientes la toma de decisiones suele ser compleja. “Algunos tratamientos que pueden mejorar una enfermedad, pueden empeorar otra. Algunas medidas para confirmar diagnósticos, pueden poner en riesgo al paciente. Por eso es imprescindible explicar al paciente y su familia el riesgo y el beneficio de cada una de nuestras actuaciones y hacerlos partícipes en la toma de decisiones, respetando su decisión”, advierte la especialista de la SEMI.