UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, y el Grupo Social Lares han elaborado el ‘Libro Blanco de las adicciones en personas mayores’, una exhaustiva investigación que aborda los consumos problemáticos en personas de edad avanzada, destacando las diferencias de género. Propone soluciones integrales para mejorar la atención, con énfasis en la formación de profesionales y la adaptación de recursos desde una perspectiva centrada en las mujeres.

UNAD, la Red de Atención a las Adicciones, y el Grupo Social Lares han elaborado el ‘Libro Blanco de las adicciones en personas mayores’, un trabajo destinado a ampliar el conocimiento y la visibilidad de las drogodependencias en edades avanzadas, con especial atención a la perspectiva de género.

Este manual busca convertirse en una referencia esencial para profesionales, responsables de políticas públicas y otras personas interesadas, proporcionando herramientas efectivas para abordar estas realidades de manera integral.

Libro Blanco de las adicciones en personas mayores: Abordaje integral
Las mujeres experimentan una mayor penalización social por ser mujeres y consumir

El resultado de dos años de investigación por parte de UNAD y Lares, que además de presentar datos cuantitativos, también muestra relatos de vida que ilustran los factores de riesgo y las consecuencias físicas, emocionales y sociales que enfrentan las personas mayores, con un enfoque particular en las mujeres, que a menudo están más invisibilizadas.

Durante la presentación de este documento, la vicepresidenta de UNAD, Felisa Pérez Antón, destacó que el envejecimiento de la población en España, junto con el aumento de la esperanza de vida, ha elevado el número de personas mayores con adicciones. Se subraya la necesidad de normalizar esta realidad, reconociendo que los consumos pueden persistir o iniciarse independientemente de la edad.

Por su parte, Fernando Mosteiro Alonso, secretario general del Grupo Social Lares, señaló que el propósito de esta guía es comprender el cómo y el porqué de esta problemática mediante diez entrevistas en profundidad con personas que han tenido algún tipo de consumo relacionado con la adicción. El objetivo es dar voz a las personas protagonistas, explorando sus diferentes etapas vitales y los desafíos que han enfrentado.

Tasas de consumo menores que la población general

El análisis cuantitativo revela que, en términos generales, las personas mayores en España muestran tasas de consumo menores en comparación con la población general, excepto en el ámbito farmacológico. Entre las personas encuestadas, el 55,1% tomó ansiolíticos y/o antidepresivos en el último año, el 52% declaró haber consumido alcohol, el 45% participó en juegos de azar con dinero y el 9,9% había consumido sustancias ilegales en el último año. Solo en las sustancias farmacológicas se observa un mayor consumo en las mujeres.

En el análisis cualitativo, realizado a través de entrevistas a personas mayores de entre 55 y 90 años con consumos problemáticos vinculados al juego, el alcohol y otras sustancias ilegales, se revelan diferencias significativas entre hombres y mujeres en la manera de actuar, pensar y sentir.

Por ejemplo, las mujeres declaran haber tenido una infancia difícil en comparación con los hombres, quienes describen una infancia feliz. Las mujeres legitiman su consumo a través de problemas previos, mientras que los hombres lo vinculan más a motivaciones sociales, e incluso relacionadas con el éxito.

En cuanto a los estigmas, las mujeres experimentan una mayor penalización social por ser mujeres y consumir. Se observa que la relación con los hijos es, en general, más negativa para las mujeres debido a sus experiencias con la adicción, lo cual introduce un estigma relacionado con la adicción y la maternidad, inexistente en los hombres.

Ante estos datos, el ‘Libro Blanco de las adicciones en personas mayores’ propone mejoras en la atención a estas personas como:

  • formación de profesionales en envejecimiento y adicciones
  • creación de recursos específicos
  • adaptación de los existentes desde una perspectiva integral
  • terapias de apoyo psicológico más prolongadas y frecuentes
  • creación de protocolos para la atención de las entidades
  • impulso de estudios e investigaciones, con un enfoque especial en las mujeres