
Un artículo de Mayte Vázquez Resino,
Psicóloga Sanitaria
1.- Introducción
La salud mental en la población de mayores ha cobrado una importancia creciente en los últimos años, tanto en el ámbito científico como en el social. A medida que la esperanza de vida aumenta y la población envejece en muchas partes del mundo, comprender y atender las necesidades psicológicas de los mayores se vuelve fundamental para promover su bienestar y calidad de vida. Sin embargo, a pesar de su relevancia, los problemas de salud mental en esta etapa de la vida a menudo permanecen subdiagnosticados y subtratados, en parte debido a estigmas sociales y a la falta de recursos específicos.
El envejecimiento poblacional es un fenómeno en expansión. En España, dicho envejecimiento es resultado de dos factores principales: la reducción de las tasas de mortalidad y la disminución de las tasas de fecundidad. Según datos recientes, la tasa global de fecundidad en 2022 fue de 1,16 hijos por mujer, significativamente por debajo del nivel de reemplazo generacional de 2,1 hijos por mujer. En 2024, aproximadamente 9,9 millones de personas tenían 65 años o más, representando más del 20% de la población total.
Se proyecta que para 2035, la esperanza de vida al nacimiento alcance los 83,2 años en hombres y 87,7 en mujeres, incrementos de 2,8 y 1,8 años respectivamente respecto a los valores actuales. Este estado de salud influye directamente en el grado de participación de los mayores en diversas actividades, ya que una mejor salud facilita una mayor implicación social y laboral (Instituto Nacional de Estadística [INE], 2024).
![Bibliografía: - Viaña, [Daniel], Galarza, [Gabriela]. (2023). La soledad creciente de España: los mayores de 65 años que viven soles se disparan más de un 20% en la última década. El Mundo. https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2023/07/01/649f139de85ece1e678b4594.html - Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). 2021. Soledad y aislamiento social vinculados a afecciones graves. CDC. https://www.cdc.gov/aging/spanish/features/lonely-older-adults.html - National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine. 2020. Social Isolation and Loneliness in Older Adults: Opportunities for the Health Care System. Washington, DC: The National Acemies Press. https://doi.org/10.17226/25663 - Casas, M. [Joan]. (2022). Soledades y conflictos en los hospitales: Una mirada desde el trabajo social, la ética del cuidado y la planificación del alta con personas mayores en situación de dependencia. Ediciones Complutense. https://revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/view/82419/4564456562688 - Uribarri, [Fátima]. (2021). Cajeras del súper, el nuevo antídoto contra la soledad. ABC. https://www.abc.es/xlsemanal/a-fondo/cajas-lentas-supermercado-ancianos-soledad-clientes-holanda.html](https://www.geriatricarea.com/wp-content/uploads/2023/12/Geriatricarea-soledad-no-deseada-salud-mental-1.jpg)
Uno de los procesos afectados por ese envejecimiento social y poblacional es el que surge a través de la soledad no deseada. Combatir la soledad y los problemas que se derivan de ella han sido siempre una de las metas de la actividad gerontológica y social. La vivencia de la soledad, desde sus diferentes interpretaciones, puede ser un factor que empeora la calidad de vida de las personas de edad avanzada. El aislamiento que pueden sufrir estas personas les hace ser más vulnerables, y en ocasiones sentirse más aislados de la sociedad.
El sentimiento de soledad en las personas mayores es una preocupación creciente, ya que puede tener consecuencias negativas para la salud física y mental. Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, se observó un aumento significativo en el malestar psicológico y la sensación de soledad en este grupo. Durante la pandemia de COVID-19, muchas personas con demencia fueron aún más aisladas debido a las restricciones sociales, lo que exacerbó la soledad y el deterioro cognitivo y que ha llegado hasta nuestros días.
2.- Conceptualización de soledad no deseada en personas mayores
Desde una perspectiva psicológica, la soledad se comprende como un sentimiento de desconexión emocional respecto al entorno social. No se trata simplemente de estar solo físicamente, sino de no sentirse vinculado emocionalmente con los demás. Por ello, una persona puede estar rodeada de gente y sentirse sola, o vivir sola y no experimentar ese sentimiento de soledad.
Marina y López Penas (1999) definen la soledad como un sentimiento complejo, duradero y menos intenso que una emoción, pero profundamente arraigado al autoconcepto. La psicología fenomenológica, por su parte, insiste en el carácter intencional de los sentimientos: la soledad es un sentimiento dirigido a una ausencia. Zubiri (1986) añade que quien se ha sentido solo, posee una mayor capacidad de conexión, al haber atravesado los límites de la desconexión.
En este marco conceptual, es importante considerar cómo este sentimiento se ve intensificado en personas mayores que experimentan deterioro cognitivo. Esta experiencia de soledad emocional, sostenida en el tiempo, puede a su vez agravar el deterioro, creando un círculo vicioso entre aislamiento y declive cognitivo.
Actualmente se diferencian múltiples formas de soledad: emocional (falta de conexión íntima), social (ausencia de redes de apoyo), existencial (falta de sentido vital), y estructural (aislamiento producto del sistema social). Esta clasificación permite entender la soledad no como una entidad homogénea, sino como un espectro con múltiples causas, manifestaciones y consecuencias.
La soledad no deseada y el sentimiento de vacío existencial es un problema real y alarmante en toda la población, que poco a poco se va convirtiendo en una epidemia y que se trata de disfrazar para convertirlo en un tema “tabú” y ajeno a nosotros, cuando paradójicamente es la concienciación de dichos valores los que enriquecen una sociedad motivada, resiliente y empática.
3.- El impacto de la soledad en la salud mental
Según el Cuarto Congreso Chileno de Antropología (2001), el sentimiento de soledad en este grupo de personas se asocia con problemas de salud mental, entre los que la depresión es uno de los más destacados. La soledad es más intensa en momentos como la noche, cuando las alteraciones del sueño y el insomnio pueden aumentar la percepción de aislamiento (López Doblas, 2001).
El impacto de la soledad en la salud mental de los mayores es grave, ya que puede llevar a un círculo vicioso de autoinculpación y aislamiento, lo que intensifica los síntomas depresivos. Según Gierveld (1987), las personas solitarias a menudo se sienten inadecuadas socialmente y tienen dificultades para formar relaciones, lo que aumenta su riesgo de depresión. Este círculo de soledad y depresión puede ser difícil de romper, y las personas afectadas tienden a evitar el contacto social, lo que agrava su aislamiento.
En la actualidad, los estudios sobre la soledad en los adultos mayores destacan su papel como factor de riesgo para desarrollar depresión. Investigaciones recientes indican que los adultos mayores que experimentan soledad crónica tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos del ánimo, como la depresión, y enfermedades cardiovasculares (Hawkley & Cacioppo, 2010). A pesar de vivir en una sociedad cada vez más conectada, muchos adultos mayores experimentan un aislamiento social significativo debido a la pérdida de familiares y amigos, lo que crea un vacío emocional que se puede transformar en depresión (Hawkley & Cacioppo, 2010).
4.- Psicopatologías asociadas a la soledad no deseada en personas mayores
Las situaciones de aislamiento repercuten no solo en el estilo de vida, sino también y de manera significativa en el bienestar psicológico, desembocando en problemas de hostilidad, resentimiento, depresión, tristeza y ansiedad, que a su vez reactivan mecanismos neurobiológicos que pueden dañar la emoción, cognición y conductas de salud, como riesgo a adicciones y peor calidad del sueño, siendo la ideación suicida y el mayor riesgo de morir prematuramente, en torno a un 14% en algunos estudios (Castilla, 2019), los factores más preocupantes actualmente.
Estudios de la UAM (Universidad Autónoma de Madrid) dirigidos por José Luis Ayuso, sugieren que tanto la soledad transitoria, como la soledad crónica ejercen un efecto negativo en el estado de salud, que exponemos de la siguiente manera esquemática:
• A nivel fisiológico e inmunológico:
- Enfermedades coronarias y vasculares.
- Mayor riesgo de resfriados, catarros, gripes y neumonías.
• A nivel psicológico y emocional:
- Hostilidad, resentimiento y tristeza.
- Ansiedad.
- Mayor riesgo de depresión.
- Déficit en la percepción de autoconcepto y del sentimiento de autoestima.
- Mayor deterioro cognitivo y mental.
• A nivel conductual:
- Mayor riesgo a adicciones (alcohol).
- Trastornos del sueño (insomnio).
- Trastornos alimentarios: incremento de obesidad.
- Mayor riesgo de sufrir accidentes domésticos.
• A nivel social:
- Aislamiento y déficit en las interacciones sociales.
• A nivel de mortandad:
- Aumento de la ideación suicida
- Mayor riesgo de morir prematuramente
De esta manera, investigaciones recientes indican que la soledad no solo provoca aislamiento social, sino que también está fuertemente vinculada con el desarrollo de síntomas depresivos y ansiedad. Un estudio de la American Psychological Association (2020), contempla como los adultos mayores que experimentan soledad tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos como depresión y trastornos de ansiedad, que afectan directamente su bienestar general y su calidad de vida.
Con el tiempo, el miedo al rechazo aumenta y perdemos la confianza en los que nos rodean y en nosotros mismos, así que alzamos un muro protector a nuestro alrededor.
La soledad se ha relacionado con la depresión, siendo ésta también un factor muy vinculado al síndrome de Diógenes. El síndrome de Diógenes se caracteriza por el abandono extremo del autocuidado, acumulación de objetos inservibles, auto negligencia y marcado aislamiento social. Los factores predisponentes incluyen la soledad, ciertos rasgos de personalidad acentuados en las edades avanzadas y circunstancias estresantes como la pérdida de lazos afectivos o el reconocimiento social.
En cuanto a trastornos más específicos, la demencia y las enfermedades neurocognitivas se agravan con la soledad. La falta de interacción social puede empeorar la cognición y acelerar la progresión de enfermedades como el Alzheimer. Un estudio de la National Institute on Aging (2021) reveló que los adultos mayores con aislamiento social tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellos con una red social activa.
5.- Conclusión. Hacia un modelo centrado en la persona y un envejecimiento saludable.
Diversos estudios señalan que el envejecimiento saludable implica no solo la prevención de enfermedades, sino también la promoción de la salud mental, la resiliencia y el afrontamiento a la soledad. La participación en actividades sociales, el ejercicio físico regular y el acceso a recursos de apoyo son fundamentales para mantener un envejecimiento activo y saludable (Patel et al., 2021). La pandemia ha resaltado la importancia de implementar políticas y programas que faciliten estos aspectos, incluso en situaciones de crisis.
El envejecimiento significativo también alude al desarrollo o mantenimiento de la capacidad de otorgar sentido a la vida. Este engloba experiencias, necesidades, motivaciones, cogniciones y emociones, que dan sentido a nuestro día a día, a nuestra vida.
Sin duda, es necesario prevenir la soledad del mayor y su seguridad, debiéndose incrementar proyectos dirigidos a fomentar la capacidad psicológica y funcional de los mayores, adaptándolos a su entorno cultural y personal, principios todos ellos del paradigma del Envejecimiento Activo.
Así mismo, resaltar el modelo de atención a la persona, como modelo integral en atender a las necesidades de la persona de acuerdo con el plano de desarrollo en el que se encuentre y que ayuda a flexibilizar este sentimiento de soledad. Esta visión se caracteriza por el reconocimiento de su valor y singularidad, fijando la mirada en sus capacidades (no en los déficits) y apoyando la autodeterminación de los individuos, recibiendo respuestas a sus necesidades personales, familiares y sociales con las que fomentar el control y la autonomía y en consecuencia sentirse mejor.
Con todo lo expuesto anteriormente, existe una necesidad de intervenciones multidisciplinarias y comunitarias y por ello las instituciones desde sus áreas de bienestar social, deben facilitar apoyo, amparo e intervención en programas adaptados a la promoción de la vida activa y saludable de los grupos, que permitan compartir experiencias, mejorando habilidades de comunicación y facilitando el establecimiento de nuevas relaciones.
Es una realidad que los psicólogos, desde cualquiera de estas áreas, tenemos mucho trabajo que desarrollar y como personas debemos aprender de todos los ejemplos anteriores y ponernos en marcha, porque quien puede presagiar que el día de mañana no seremos nosotros los que deseemos “una fiesta de abrazos”.
Bibliografía
American Psychiatric Association. (2020). DSM-5-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed. revisada).
Castilla, J.G. (2019). Estos son los efectos de la soledad en la salud de los mayores. Recuperado de https://www.infosalus.com/mayores/noticia-depresion-ansiedad-riesgo-muerte-prematura-efectos-soledad-salud-mayores-20190806082537.html
Gierveld, J. D. (1987). Soledad y su relación con la depresión en personas mayores. Psicología.Social, 5(3), 187-195
Hawkley, L. C., & Cacioppo, J. T. (2010). Loneliness and health: Potential mechanisms. Psychosomatic Medicine, 72(3), 207-217. Recuperado de: https://doi.org/10.1097/PSY.0b013e3181d61e4b
Instituto Nacional de Estadística (INE). (2024). Encuesta continua de hogares: Hogares
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López Doblas, J. (2001). El impacto de la soledad en la salud mental de los ancianos. Actas del Cuarto Congreso Chileno de Antropología, 27-30
López Doblas, J. (2005). Personas mayores viviendo solas: La autonomía como valor en alza. Premio IMSERSO “Infanta Cristina”. Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO). Recuperado de: https://www.imserso.es/documents/20123/0/pmviviendosolas.pdf/2525aad8-2265-9fbd-8412-4fb4451a68b2
Marina, J. A., & López Penas, M. (1999). El laberinto sentimental. Anagrama
National Institute on Aging (2021). Impacto del aislamiento social en el desarrollo de demencia en adultos mayores. National Institute on Aging.Vázquez, M.T. (2019). La soledad no deseada en los mayores. Un problema de todos. [Blog Colegio Oficial de la Psicología de Madrid]. Recuperado de: https://blogpsicologia.copmadrid.org/la-soledad-no-deseada-en-los-mayores-un-problema-de-todos/
Sobre la autora
Mayte Vázquez Resino es Psicóloga Sanitaria, miembro activo del grupo de Buen Trato a las personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Voluntaria y miembro en activo del Equipo de Acción Específica de Personas con mayor vulnerabilidad (EAE + Vulnerabilidad) de “Grandes Amigos”.
Docente y experta en intervenciones en desarrollo cognitivo y emocional, Mindfulness, Montessori y Psicología Positiva en personas mayores.
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